AGMER evalúa más Paros… NO es la solución
|El próximo jueves 29 de octubre se llevará adelante en Paraná un nuevo congreso de la Asociación Gremial de Magisterio de Entre Ríos (AGMER), con el análisis de las negociaciones salariales con el Gobierno de la provincia como eje. Además, comenzarán las discusiones sobre el posible no inicio del ciclo lectivo 2010. ¿Hasta cuándo se continuará con ésta metodología nociva?.
La disconformidad, la insatisfacción de los gremios docentes son un triste y ya añejo clásico. El fantasma de cada reclamo sobrevuela cada año surgiendo la poco creativa medida de los paros y/o movilizaciones estériles, infructuosas, que solo perjudican a los educandos, sea la edad que fuere.
Los discursos de cada parte comprometida, son los predecibles: que los docentes ganan poco y sus emolumentos no se blanquean…, que el paro no es la medida adecuada…, que no existen suficientes recursos como para dar un vuelco decisivo y terminante…, que la educación es una prioridad para la sociedad sin embargo la inversión en ella no resulta tal…, que nuestros chicos no pueden ser rehenes del sistema…
Nada nuevo bajo el sol. Un debate antiguo, plagado de frases rimbombantes, actitudes intolerantes y una solución que no llega nunca.
Los docentes desde hace décadas vienen luchando por un salario digno. El Estado responde a sus reclamos diciendo que ya ganan un salario justo, ellos replican airados que no es ‘justo’ sino ‘ajustado’.
Como consecuencia llevan una vida austera y de magras ambiciones que suelen compensar vendiendo de todo y hasta convirtiendo las Escuelas en una feria de ocasión o hasta se dan casos angustiosos de maestras-empleadas domésticas o maestras-niñeras y aquí en Paraná sabemos de profesoras cajeras de supermercado quienes no pueden -sea por puntaje o cualidades intrínsecas- acceder a otro cargo, a doble turno, o hasta a ser preceptores.
Y hay docentes que terminan siendo excelentes deportistas, ya que el correr de una escuela a otra los mantiene en perfecto estado atlético o tomar el colectivo (en el que ingresan 60 personas pero hay lugar sólo para 35), repleto en las horas pico, les ha implicado conocer al máximo las dotes de sus cuerpos y/o la resistencia mental, eso sí… dejando que sus propios hijos crezcan sin conocer lo hermoso que es tener al menos un rato a la mamá o al papá compartiendo como mínimo el almuerzo de lunes a viernes, llegando al fin de semana destrozado y con todas las actividades del hogar postergadas, por ende, sábado y domingo lo menos que hacen es estar con sus pequeños.
Se caracterizan también por ser valientes ya que esperan en lugares o barrios peligrosísimos el micro a la madrugada o a la siesta (ni hablemos de los de la nocturna…).
Demuestran su valor o bravura o intrepidez saliendo a conocer sitios o monumentos de la ciudad con más de 30 chicos pese al inmenso riesgo.
Viven perseguidos por la maldición de los famosos ‘tres meses de vacaciones’, repetido hasta el cansancio por personas inescrupulosas que ignoran la realidad docente.
El docente, es uno de los muy pocos, escasos, profesionales que se lleva trabajo a su casa, los sábados y los domingos.
Cumplimenta con planificaciones, anuales, trimestrales, proyectos, carpetas, determina las expectativas de logros, toma evaluaciones, diagnósticas, de nivelación, trimestrales, realiza el abordaje del área en forma globalizada, que permita el acceso a la significación de los contextos, teniendo en cuenta la bipolaridad de la transmisión, busca estrategias conducentes al rescate de los saberes previos que respondan a los intereses y necesidades del grupo para asegurar la significatividad del proceso de enseñanza y aprendizaje, genera espacios de encuentro para coordinar acciones transversales y longitudinales que fomenten los vínculos operativos y cooperativos de las áreas respectivas, selecciona los contenidos conceptuales, procedimentales
y actitudinales, resuelve problemas diversos, hace de abogado, mediador, juez, psicólogo, enfermera, payaso, malabarista y muchas otras profesiones mas…¡¡¡y después dicen que es una profesión como cualquier otra!!!…
En los feriados y durante sus vacaciones, realiza cursos de perfeccionamiento, para aumentar su puntaje y así lograr tener más trabajo. O hasta en el caso de los “Profes” de Educación Física organizan o intervienen en Colonias de Vacaciones, o los de Música terminan en realities, o en concursos para ver si se “salvan” pasando a la faz artística.
No solo trabajan cuatro horas diarias!!!. Esas son las horas que dedican a dar clases y cuidar los recreos. ¿Y las horas que dedican a corregir, recabar material, sacar fotocopias, o hasta recaudar productos para hacer una Canasta y sortearla, el organizar Torneos de Penales, Peñas o ventas de pollo o empanadas, las Comuniones, los Viajes de Estudio, las visitas a dispensarios???…
No olvidar además el tiempo dedicado a combatir piojos, pulgas, arañas, cucarachas, ratas, alacranes, mugre… sí, mugre, suciedad de pieles y suciedad moral en un montón de ejemplos, en especial de las escuelas de áreas carenciadas donde llegan alumnos sin haber dormido por frío, calor, lluvia, hambre o hasta por haber sido vejados y/o golpeados.
Sí, sí… Hasta el buen docente sabe de ir a golpear la puerta de un rancho o como se quiera llamar para indagar por cuál razón hace tantos días no va un niñito o niñita a la Escuela, sabiendo que ese alumno o alumna es ocupado para distintos “trabajos”.
Hasta el buen docente sabe de convocar a padres, familiares o tutores para inquirir el por qué tal o cual alumno o alumna llega con moretones o hasta heridas, producidas en innumerables y lamentables anecdotarios causados por esos “responsables” del pequeño o pequeña.
Hasta el buen docente sabe de consolar a niñas convertidas en prostitutas por sus padres, hermanos o tíos.
Hasta el buen docente sabe de contener a esas niñas que terminan siendo embarazadas antes de su adolescencia.
Hasta el buen docente sabe de proteger a sus niños de balaceras en el barrio donde está enclavada la Escuela.
Hasta el buen docente pone en riesgo su vida cuando repele la presencia de vendedores de droga en el patio o zona lindante a la Escuela.
Hasta el buen docente arriesga su vida intercediendo entre patotas de adentro o de afuera de la Escuela cuando atacan a un niño o niña desvalidos.
Hasta el buen docente termina atendiendo su teléfono o el timbre de su casa ante la presencia de una coyuntura “x” terrible para algunos de sus alumnos.
Hasta el buen docente termina dejando su casa para ir a la Escuela donde hubo un robo o roturas.
Hasta el buen docente agarra escobillones o estropajos y baldes para higienizar sus aulas porque los ordenanzas se ausentan o hasta porque no ha llegado personal a causa de trámites burocráticos.
O no obviemos las enfermedades que muchas veces traslada a su casa, con riesgo potencial de contagio para sus seres más queridos (somos testigos y fuimos parte de tener en nuestras aulas a niñitos con Sida, tuberculosis, graves trastornos de piel, etc, etc…).
Recordemos asimismo que en muchísimas Escuelas los docentes deben rotar Comedor, o sea, controlar que los niños se alimenten decentemente, siendo testigos y hasta por ahí probando -sea por hambre o por hacer ver a los pequeños que ellos también comen lo mismo- y controlando la calidad y cantidad de la ración otorgada.
No olvidemos las culpas injustas y aberrantes que en ellos suelen recaer, siendo ensuciados en lo ético, sea por padres o hasta por los mismos educandos infieles e inmorales que detestan su presencia quijotesca en tal o cual establecimiento.
O hasta no debemos dejar pasar por alto ciertas experiencias de directivos con peso político que han sabido (y/o saben…) presionar hasta el hartazgo a “sus” maestros, o hasta supieron despedazarlos enlodándoles la reputación vaya uno a saber con qué fines y de dónde surgieron las “ordenes” para cristalizar ello.
Es real, que los únicos benditos son los cuales de alguna manera logran una afectación de cargo, y reconocemos que ello es una verdadera bendición pues en la mayoría de los casos terminan trabajando en lo que realmente sirven pues lo hacen en condiciones acordes a su capacidad psicofísica, dejando atrás frustraciones, impotencias, y hasta riesgos emocionales de distinta índole sea por presiones de diferente envergadura o procedencia.
Pero también es cierto que la gran debilidad de éste gremio es ir a la huelga sabiendo de antemano que la tienen perdida, porque mientras exista gente que crea que por reclamar sus derechos son irrespetuosos, que deben permitir que les tomen el pelo dando un aumento de migajas cuando la canasta familiar y los servicios subieron un 200 %, cuando el sueldo que ganan en un año es el mismo que gana un empleado de la legislatura en tres o cuatro meses, o ni hablemos de lo que percibe un legislador (en blanco…), o en si no hablemos de lo que recaudan los políticos en sus carreras de sucesivas mutaciones (conociendo todos los cargos eleccionables, y hasta suelen ser distinguidos con cancillerías en el exterior, o asesorías).
Ningún político puede negar que cuando pierden elecciones, la gran mayoría de los “popes” de éste quehacer siempre cuentan “con un palenque donde rascarse”. Vale decir, como anécdota, que no me olvido de esta última frase expresada por un reconocido legislador cuando no se inmutó al quedarse uno de sus colaboradores sin trabajo y sufrió innumerables padeceres.
Felizmente, alguien se acordó de ese pobre tipo desempleado que no hallaba “el palenque apropiado”, devolviéndole el Estado -en parte- lo que se le había injustamente quitado.
Para probar como actúa una amplia proporción de la clase política, OLVIDANDOSE DE LA GENTE, en especial de quienes los apoyaron, merece rescatarse éstos renglones: resulta que ese ex funcionario provincial de alto rango, con la habitual desmemoria por las bases, no lo había insertado -previo a diciembre de 2007- en su lista de “privilegiados” o “intocables”, y tras el voto positivo de la gente, voló de éstos lares con un cargo de mayor jerarquía a nivel nacional, evidenciando una indiferencia tan asombrosa como execrable, más allá de todo lo que habían hecho por candidatearlo sus “huérfanos de palenque”.
Un docente, amigos… no tiene las prerrogativas ni atribuciones de los políticos, está claro…
Pero a su vez, un docente no puede acceder a créditos para vivienda o autos, y si lo hace es un desquiciado porque no le dan los números, salvo los casos de un matrimonio donde uno de los dos tiene una muy buena remuneración o si ese docente es joven y aún vive con sus padres quienes perciben una jubilación placentera.
Y hoy…. Uno se sienta frente a la computadora y ve que desde el Gremio se planea un nuevo Paro y hasta no comenzar las clases en el ciclo lectivo 2010, entonces es inevitable apelar a la subjetividad.
La vieja discusión… el viejo problema… ¿Quién tiene razón: los angustiados padres o los pobres maestros???…
Creo que cada parte tiene su razón, pero la huelga no es el método, ese continuo amenazar al gobierno con huelgas no es muy razonable ni revela mucho criterio, el gobierno termina descontando los días de ausencia (¿esa plata “ahorrada, adónde va?…), los niños salen peor que al principio, los gremios se fragmentan, los maestros se enemistan entre ellos… la situación se desgasta y cuando se consigue algo ya se lo tragó la inflación.
Hay algo que nadie me puede rebatir… Los alumnos de la actualidad, en un ya preocupante porcentual, son un desastre, insolentes, maleducados, indisciplinados, agresivos, sin ganas de aprender algo que no les interesa.
Pasan de grado, nivel o como quiera llamarlo, sin saber lo básico del anterior y van trepando cada vez más perdidos, no saben leer de corrido y así mal pueden estudiar, no saben operar mentalmente con los números ni hasta veinte, no saben dónde están parados, (geográficamente hablando), ignoran las normas de higiene, buscan límites que los padres no les ponen.
Los padres ignoran los llamados de los maestros en las situaciones conflictivas y cuando las papas queman van a la escuela a gritar a las directoras tratando de tener razón a toda costa y amenazando con quejarse al ministerio por agravios inexistentes; los docentes hartos de estas situaciones, tapados por papelerías, planificaciones (que al cabo terminan copiando), clases que no pueden dar normalmente por todas las coyunturas descriptas, o porque dos o tres inadaptados se la pasan agraviando, injuriando, molestando, generando disturbios, y no se los puede retar porque “hay que tratar de integrarlos a la sociedad”; los directivos que no saben bien que hacer porque si reclaman son tomados como autoridades “opositoras” y así la institución ve peligrar ayudas de distinta índole del Estado, o si actúan con profundidad para sancionar a un alumno revoltoso vienen los padres y llaman a los medios que hacen un escándalo.
Por eso, estimados amigos, mientras la lucha no sea acompañada por los PADRES, que somos todos, (porque los docentes en una amplia mayoría tienen hijos), todo se enmarcará en un reclamo pueril, absurdo, pernicioso.
Está bien reclamar por un Derecho, pero en tanto que TODOS sigan teniendo los ojos tapados y no se den cuenta que el futuro de un país esta en la Educación, se continuará repitiendo tal cual matineé la misma película todos los años.
Vendría a ser como un hermoso cuento chino, narrado por un japonés, a un público coreano.
Todos se parecen, pero no se entienden entre sí, ya que son distintos y hablan lenguas muy diferentes.
La Educación es una cuestión del Estado y en todo Estado SENSATO, ella debería ser prioridad. Eso implica invertir en Educación como lo hacen la mayoría de los países del mundo.
Pero acá le tiramos toda la responsabilidad a los maestros, que seguro la tendrán en algunos aspectos, pero lo central es primero dignificar la tarea docente y eso se logra dándole el lugar que le corresponde, garantizándole autoridad y respeto y no por el contrario pretender que el docente haga en la escuela lo que no hacen los padres en el hogar.
Para garantizar que el sistema educativo funcione como corresponde se debe dotar a las escuelas de buena infraestructura, un lugar de trabajo digno, con los elementos mínimos necesarios para que los docentes cumplan acabadamente con su cometido, pero para ello, además, ese docente debe tener la tranquilidad de saber que a fin de mes le pagarán un salario honorable, adecuado al rol trascendental que cumple en la sociedad.
Entonces, los que tienen que seguir dando el ejemplo son los docentes, yendo a clase, cumpliendo, elaborando estrategias distintas de difusión de su hondo, sensible y justísimo desvelo. El Pueblo tiene que saber de qué se trata.
Hay que aceitar los mecanismos de divulgación. Si es necesario reinvertir desde los sindicatos, desde los gremios para terminar con esas movilizaciones donde se encolumnan cien o doscientos maestros de los miles y miles que hay en la Provincia, cantando, sonriendo, tirando pirotecnia y agraviando a los funcionarios de turno.
Cortemos con esa metodología. Hagamos de la comunicación con los padres algo constante, permanente.
Resembremos.
Más que nunca, el buen ejemplo se lo tiene que dar la docencia al Estado quien a la corta o a la larga debe dar muestra que la Educación realmente le importa porque los docentes también votan.
Cuidado señores políticos… No vaya a ser que, de pasar un par de dirigentes gremiales a ser diputados o a la esfera del Consejo (como han llegado por sus luchas o por sus aptitudes incuestionables), un día se arme una lista fuerte, con docentes carismáticos, que sepan llegarle a la gente, que convenzan, que tengan buenas ideas y produzcan una verdadera revolución educativa.
Ojo que un día el Pueblo se canse de ver tanta perpetuidad en cargos y demande a la clase política un cambio sustancial, de fondo.
Hay mucha perplejidad en la Argentina por la decidida franja, ya abismal entre pobres y ricos.
La violencia crece hora tras hora. En algunos casos es violencia inherente a irracionalidad, criminalidad, delincuencia pura; en otros porque la droga gana terreno y nadie la frena; en otros porque el alcohol mal utilizado es otro flagelo que sacude terriblemente, conmociona, ciega; y ni que hablar de la desesperación por no poder darle a tu Familia una vida decente, lleva a cometer actos increíbles que uno nunca deseó ser el protagonista.
La tolerancia, la paciencia decrece a cada segundo, en especial, entre la clase pensante, la que no se conforma con dádivas, la que ya no aguanta más como se ha abusado del asistencialismo y del clientelismo.
Esta clase argentina aguza los sentidos para interpretar el cómo se asiste a los indigentes tras cada fenómeno meteorológico, cada desastre producido por la ya muy rebelde naturaleza, y luego los damnificados vuelven a esos lugares para -a la postre- sufrir de nuevo y ser ayudado por el Estado.
Echa un vistazo, aturdida, a cómo se sigue permitiendo segundo a segundo el ingreso de más inmigrantes ilegales, cuando en los países del Primer Mundo, en las potencias, ello se controla a rajatabla pues primero debe haber trabajo para sus propios habitantes y quienes tienen la suerte de poder acceder a una nacionalización o a una labor honorable son inspeccionados (y hasta acosados) en una vigilia hasta insoportable.
Y lo peor es que muchos, sí, muchos de esos nuevos pobladores de éste bendito suelo terminan delinquiendo, habiendo (claro está…) excepciones de neta honestidad aunque cada vez sean menos.
Este sector -nacido y criado- culto, educado, noble pero cada vez más urgido hasta por no cubrir las necesidades básicas, ve cuán mal se distribuye la riqueza propia del Estado.
Observa estupefacta los negociados, ya directamente a la vista, de quienes nos representan y que en diferentes ordenes del quehacer cotidiano, nacional, provincial y comunal, despliegan sus ardides alevosamente. Total, eso de “Dios y la Patria me lo reclamen…” queda en la nada.
Esta sociedad, poseedora del básico grado de discernimiento, mira atónita como se resuelven inequitativamente votos en el Congreso o en las legislaciones provinciales o comunales.
No puede disimular, boquiabierta, cuán inseguros estamos, con un Código Penal obsoleto que debería modificarse urgente para propender a un hondo cambio en lo concomitante a lo punitivo.
Sí; hay una clase inteligente que jornada a jornada incrementa su desazón, su inquietud, su intranquilidad y en ella, imbuido, el sector docente que sigue equivocándose en su derrotero pero que con un poco más de conciencia transmitida a los padres e irradiada por canales apropiados, puede volver a dar un buen ejemplo.
Solo debe deponer prácticas gremiales inconducentes, y reclamar por vías edificantes, constructivas.
Ellos, quienes más que ellos, pueden transformar la manera de pensar de todos los argentinos que nos oponemos a éste presente y estamos muy afligidos, desesperados, por el futuro.
Francisco Calderón
Director Periodístico