Maran Suites & Towers

Expropiación de YPF: primera impresión optimista

La sanción de la ley de soberanía hidrocarburífera es un paso histórico para la política energética del país al generar una herramienta insoslayable en la planificación necesaria. La expropiación de YPF permitirá recuperar parte de la renta y aumentar la producción para garantizar el autoabastecimiento.

 

A nuestro entender, la energía debe considerarse desde una multiplicidad de aristas convergentes. Desde este enfoque, no sólo varía el diagnóstico, sino también los potenciales caminos a seguir. En Argentina decir energía es decir hidrocarburos, ya que representan casi el 90 por ciento de las fuentes primarias. En el debate actual se ha priorizado un abordaje económico, ya que la discusión se centró principalmente en la renta petrolera.

 

En este punto, la recuperación de YPF es un paso central para subsanar la situación. Asimismo, sería importante ahondar en otras medidas que permitan transferir mayor renta a las arcas públicas, en una tendencia que estatice el sector: aumento de retenciones, regalías y quita de subsidios.

 

Esto último va de la mano del carácter que se asigne a los hidrocarburos, es decir, desde un prisma político.

 

Argentina no solamente es un país con petróleo, sino que además sus cuencas ricas y de fácil extracción están llegando a su fin. Ante ello, la solución desplegada es el avance sobre yacimientos no convencionales y aguas profundas. Esto permite adentrarnos en dos aristas que no han sido abordadas en profundidad y constituyen, a nuestro entender, elementos extremadamente importantes: la energía desde lo ambiental y social.

 

Al extender el análisis de la energía, la formulación de políticas públicas no sólo deben aunar por la recuperación de la renta petrolera, sino también por cómo iniciar el arduo camino de transición. Los hidrocarburos no sólo son recursos no renovables, sino que su abuso está poniendo en jaque la estabilidad ambiental a nivel local y global, como evidencia el cambio climático. Esta auspiciosa medida debe ser tomada como puntapié inicial para abandonar la matriz hidrocarburífera, no profundizarla.

 

Este paso dado por la presidenta Cristina Kirchner significa un proceso de restitución histórica en varios sentidos. En primer lugar, por que vuelve al control del Estado un recurso estratégico como el petróleo; y en segundo, sitúa a la Argentina en sintonía con un contexto Latinoamericano en el que todos los países productores de petróleo tienen su empresa estatal.

 

Ahora bien, se debe seguir en este camino de restitución histórica, devolviendo a los trabajadores de YPF los derechos perdidos y recuperando el rol social que históricamente tuvo la empresa.

 

Con la recuperación de YPF, ahora se recupera también la soberanía energética, pues convertirá al Estado argentino en el principal agente económico formador de los precios de los combustibles líquidos y en garante del suministro de los mismos, lo cual impactará con el tiempo favorablemente sobre la estructura de costos operativos del aparato productivo nacional, así como también en el pleno abastecimiento del mismo. El objetivo de la nueva YPF necesariamente deberá ser la rentabilidad social, nunca más la maximización de ganancias.