Sensible mejoría en el cine local, pero…
|Paraná cuenta con dos mini-complejos de cine. Uno el Rex y el otro el Cinema ubicado en el híper mercado de Pirán e Ituzaingó. Vale la pena elogiar en ésta temporada veraniega que se ha propendido a exhibir en forma casi simultánea con Capital Federal y Santa Fe los estrenos de películas taquilleras, tanto para chicos como para grandes. Pero es imprescindible corregir algunos detalles.
No se discute el esfuerzo supremo de los empresarios que han invertido por otorgarle a la ciudad salas de cine y así no tener que cruzar el charco obligatoriamente para ver buenos filmes.
Más bien todo lo contrario… Sin embargo, por un lado deberían mejorar las instalaciones. En Cinema es imposible que vaya gente con incapacidades o discapacidades físicas o gente mayor que no tenga buen estado físico pues el único acceso es vía escalera, sin rampa de ninguna índole a simple vista (si está oculta o hay otro ingreso que no se vea claramente lo desconocemos…).
Una de las salas tiene pantalla reducida y las butacas, sin ser vetustas, son poco confortables. En tanto que los lentes de 3D son muy incómodos y hemos recogido críticas en cuanto al dolor de cabeza o ardor de ojos que generan, algo que hemos compartido.
En el caso del Rex, en la sala inferior, las butacas, en su mayoría (o totalidad) con muchos años de uso, están cada vez más deterioradas y uno se hunde al sentarse, saliendo con fuerte dolor en la cintura.
El sonido mejoró, es real, pero sigue siendo ostensiblemente inferior al de la competencia santafesina, y ello se denota claramente en películas dobladas al Latino o en filmes con espectaculares efectos sonoros.
Idem con la imagen… No sabemos (sinceramente…) si el material fílmico que se expone es de segunda categoría, si la pantalla posee algún defecto, o se engaña a los encargados de las salas paranaenses con algunas películas que tuvimos la chance de verla en Santa Fe y luego acá y hallar profundas diferencias de nitidez.
A su vez, hemos constatado un error garrafal: anunciar un horario de proyección y empezar la película media hora después pues en el bar/kiosco solo atiende una joven, mientras otra corta tickets, una señora vende localidades y el administrador está sentado frente a la computadora, por lo cual se arman colas larguísimas y no se inicia el film precisamente porque hay gente aún no ubicada en sus asientos.
Ello es contraproducente en diferentes sentidos ya que no se respeta al espectador y/o tampoco se respeta tiempos de padres que van a buscar a sus niños a la salida y tienen que esperar un tiempo no programado.
Pero asimismo, se estira el tiempo para el arranque de la siguiente película, y, hablando de filmes casi pegados, debería instrumentarse una salida menos engorrosa pues concluís de ver una “peli” y al salir de la sala te encontrás a veces con un mundo de gente pugnando por acceder.
Finalmente, se deberá tener cuidado con lo que se irradia a través de los parlantes en la previa a las películas pues suele suceder que se está controlando otra película o se está escuchando por vía interna otro material y no es acorde a la edad de quienes están en la sala aguardando el comienzo del film que fueron a ver. ¿Resultado?… Chicos ruborizados por lo que escuchan y padres que no saben qué explicación pueden dar…
Reiteramos… Saludamos con beneplácito algunas mejoras, inclusive el precio está algo más accesible que las salas de Cinemark, pero hoy por hoy, es INCOMPARABLE la calidad de imagen, sonido y comodidad entre cada Complejo. Y a veces, cuando hay un morlaco extra en el bolsillo, conviene pagar un poco más cara la entrada pero recibir un servicio de mayor jerarquía.
No olvidar que para éste año además se anuncian la inauguración de un complejo en el ex Hipódromo, acompañando la inauguración de un mall más grande que el Shopping La Paz. Por ende, vale la pena preguntarse… Si tanto el Rex como el Cinema no reconvierten sus estructuras y utilidades para los clientes. ¿qué será de ellos ante el lujo que promete el nuevo emprendimiento en Avenida Almafuerte?
Queremos lo NUESTRO… pero en ese sentido de PERTENENCIA, también está el que nos gusta sentirnos bien atendidos y más allá de la cordialidad de la gente que atiende la boletería o corta los tickets, es imperioso replantearse con humildad éstos defectos o carencias para otorgar una prestación adecuada.