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El Cardenal Re destacó el legado del papa Francisco durante la misa exequial: “Construir puentes y no muros” fue su lema permanente

Durante la emotiva misa exequial, el Cardenal Re repasó algunos de los principios fundamentales que marcaron el pontificado de Francisco. Entre ellos, recordó que: “La guerra no es más que muerte de personas, destrucción de casas, hospitales y escuelas. La guerra siempre deja al mundo peor de como era en precedencia: es para todos una derrota dolorosa y trágica”, expresó.

Además, subrayó el impacto de la encíclica Laudato Si’, en la que el papa apeló al cuidado de la “casa común” y reafirmó que “nadie se salva solo”. En relación con las constantes crisis bélicas, Francisco fue incansable en su llamado a la paz y en su mensaje de unidad, representado en la frase que, según Re, fue un lema permanente de su pontificado: “Construir puentes y no muros”.

Casi al finalizar, el Cardenal citó una de las expresiones más características del papa: “No se olviden de rezar por mí”. Con voz emocionada, añadió: “Querido papa Francisco, ahora te pedimos a ti que reces por nosotros y que desde el cielo bendigas a la Iglesia, bendigas a Roma, bendigas al mundo entero”.

Una vida de entrega y esperanza

En la plaza de San Pedro, donde el papa Francisco celebró tantas veces la Eucaristía y presidió grandes encuentros, los fieles se congregaron para rezar ante sus restos mortales. Aunque embargados por la tristeza, los reunidos fueron reconfortados por la certeza de la fe, que proclama que la existencia humana no termina en la tumba, sino en la casa del Padre, en una vida plena y eterna.

En nombre del Colegio de Cardenales, el Cardenal Re agradeció la presencia de autoridades de numerosos países, destacando cómo el papa Francisco tocó mentes y corazones a lo largo de su intenso pontificado.

Con profunda devoción, los asistentes encomendaron su alma a Dios, iluminados por el Evangelio que recuerda el diálogo entre Cristo y Pedro: “Pedro, ¿me amas más que estos?”, a lo que Pedro respondió: “Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero”. Esta misión de apacentar las ovejas fue una constante que el papa Francisco asumió con amor y entrega.

A pesar de la fragilidad de sus últimos años, el Pontífice siguió el camino de servicio hasta el final de su vida terrenal, como el buen Pastor que ama a sus ovejas más allá de todo sacrificio.

De Buenos Aires al mundo

El 13 de marzo de 2013, el Cónclave eligió como sucesor de Benedicto XVI al Cardenal Bergoglio, quien trajo consigo la experiencia de su vida en la Compañía de Jesús y más de dos décadas de ministerio pastoral en Buenos Aires. Su decisión de tomar el nombre de Francisco marcó desde el inicio su intención de seguir el espíritu de san Francisco de Asís.

Fiel a su temperamento cercano y pastoral, estableció un contacto directo con las personas, dedicándose especialmente a los más necesitados y marginados. Siempre atento a los cambios sociales, buscó iluminar los problemas contemporáneos a la luz del Evangelio, mostrando una gran espontaneidad y calidez humana.

Evangelización y solidaridad

El primado de la evangelización guió su pontificado, impulsando la difusión de la alegría del Evangelio, tema central de su primera Exhortación Apostólica Evangelii gaudium. Francisco soñaba con una Iglesia de puertas abiertas, un hospital de campaña para sanar las heridas del mundo.

Sus gestos a favor de refugiados, desplazados y pobres fueron innumerables. Su primer viaje a Lampedusa, su visita a Lesbos y su misa en la frontera entre México y Estados Unidos reflejan su compromiso con los más vulnerables.

El histórico viaje a Irak en 2021 y su visita a Asia-Oceanía en 2024 llevaron su mensaje a las periferias del mundo.

Misericordia, fraternidad y paz

Francisco puso en el centro de su mensaje el Evangelio de la misericordia, promoviendo el Jubileo Extraordinario de la Misericordia y recordando que “Dios no se cansa de perdonarnos”.

Frente a la cultura del descarte, defendió la cultura del encuentro y la solidaridad. En su encíclica Fratelli tutti, abogó por una fraternidad universal, recordando que todos somos hijos del mismo Padre.

En 2019, durante su viaje a los Emiratos Árabes Unidos, firmó un importante documento sobre la Fraternidad Humana, reafirmando la necesidad de unidad y convivencia.

La encíclica Laudato Si’ marcó su llamado urgente al cuidado del medio ambiente, recordando que “nadie se salva solo”.

Un llamado incansable a la paz

Durante su pontificado, frente a los horrores de las guerras, elevó su voz implorando la paz, llamando a la sensatez y a la negociación, advirtiendo que “la guerra siempre deja el mundo peor de como era antes”.

Su invitación a “construir puentes y no muros” fue constante, reflejando un pontificado donde el servicio a la fe fue inseparable del servicio al hombre.

Un último pedido

Hoy, en unión espiritual con toda la cristiandad, rezamos para que Dios acoja al papa Francisco en su amor infinito. Como él solía pedir: “No se olviden de rezar por mí”.

Querido papa Francisco, ahora te pedimos a ti que reces por nosotros y que bendigas a la Iglesia, a Roma y al mundo entero, como hiciste en tu último saludo desde el balcón de San Pedro, abrazando con tu mirada a toda la humanidad.

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