Oficial APB: lo mejor estuvo en la Costanera
|Creíamos que Estudiantes y Ciclista podían ofrecer otro espectáculo y protagonizar en el gimnasio del Parque Urquiza el juego más vibrante de los dos programados para éste sábado por la 3ª fecha del Oficial Superior APB. Nos equivocamos. Ganó el “Verde” con un tablero de Mini. Lo mejor estuvo en el estadio de la Costanera donde Rowing se impuso -no sin sufrir- ante Patronato.
En el escenario cubierto “Albinegro” ganaron realmente las defensas, las imprecisiones y la ineficacia ofensiva de uno y otro. El marcador nos exime de profundo análisis: 43-57 para el team de Mariano Passadore que ya en el primer tiempo había marcado la tendencia, y en el segundo aguantó las embestidas a puro ímpetu de los dueños de casa.
Ciclista exhibió en el primer chico porqué es el actual campeón del básquet paranaense. Aún sin su máximo anotador, Juan Pablo Vazzoler, ausente por un viaje particular ineludible, sin Nicolás Almeida, aún afectado de unos molestos espolones en sus talones, con Juan Sordi sin haber entrenado en la semana normalmente y sin el debut de Carlitos Petrilli, los de Mariano Passadore tuvieron a Luciano Armando, Aitor Padilla y Juan Pablo Gracia para reconducir los destinos ofensivos.
A ellos se sumó Hernán Lizarraga y aportaron a la causa F. Bogado y A. Martínez.
El 9-21 con el que concluyeron los 10 iniciales selló cómo sería la historia a partir de allí. Ramiro Bordenave y Federico Schuab no bastaron para impedir la paliza propinada por los de calle Santiago del Estero.
En el segundo, la arenga de Ale Dosebe surtió efecto y táctica como actitudinalmente varió la postura defensiva de los dueños de casa restando comodidad a “Nito” Armando, a Padilla, y ensució el traslado del “Colo” Lizarraga.
El juego decayó notablemente en las libertades de ataque y así el desarrolló mutó para hacerse muy físico, pleno de vigor, con defensas obligándose mutuamente al error recíproco. Por eso es que el pase al recreo largo fue con el CCP ganando por 7-11 con el “Papo” Gracia solucionando las dificultades frente al aro rival.
Leonardo Degrucci, y chispazos de Schuab o de Bruno Valentinuz evitaron que la visita siga estirando la brecha. 16-32 decía el tablero en el cierre de la primera etapa. Ganaba Ciclista sin discusiones.
La emoción creció en el tercer chico. El CAE salió dispuesto a vender muy cara la derrota y apostó a soltarse más en ataque, defendiendo con mayor rigor el rebote defensivo y buscando hacer lo que mejor le sale: correr.
De la mano de Emilio Jeandet y Lucio Martínez le hallaron debilidades al equilibrio defensivo del oponente y plasmaron la mejor producción de la noche.
Claro que Ciclista no se quedaría cruzado de brazos y fue preponderante el crecimiento de Marcelo Gracia, contagiando de eso que debe ponerse cuando la técnica no está tan pulida, y logró domar los ánimos anfitriones junto a Juan Pablo como a cuotas valiosas de Félix Madikian, Padilla y “Nito” Armando.
El 14-15 habla a las claras que del mediocre segundo cuarto se progresó notoriamente faltando aún 10 minutos en los que Estudiantes intentaría la hazaña de dar vuelta el 30-47 adverso.
Y en parte, la misión “Blanca y Negra” fue exitosa. El 13-10 avala que así fue. Pero ya a ésta altura Mariano Passadore había puesto en funcionamiento el laboratorio para ir probando variables con miras a las próximas fechas.
Oscar Armando fue lo mejor en éstos 10 por el vencedor y de poco sirvieron los esfuerzos de Jeandet, Bordenave y Facundo Alarcón.
Ganó bien Ciclista. Con total legitimidad y se mantiene en la punta, invicto.
Junto al río fue más emotivo
Rowing y Patronato concretaron un choque donde sobró la emotividad y si bien por momentos se jugó muy lejos de lo que uno pretende o espera, los dos planteles metieron muchísima garra y nunca perdieron la actitud combativa.
La visita no logró ganar ningún chico, pero -salvo en el último- siempre estuvo en condiciones de dar el zarpazo. El 71-58 solo desnuda la acumulación de mínimas diferencias cuarto a cuarto, pero hubo instancias en las que el “Santo” complicó notoriamente a un “Celeste” que con mucha juventud busca precisamente ir transitando a pie firme la búsqueda de una transición generacional no tan traumática.
Lo peor del cotejo fueron la cantidad de perdidas, los lanzamientos marrados, alguno de ellos increíblemente bajo las canastas, y las quejas constantes por los fallos de los jueces (debutó en Primera M. Perotti) que en realidad, pudieron cometer errores pero no daba para tantos reclamos ampulosos, digamos…tribuneros…
En el primer chico los dueños de casa se apoyaron en Roberto Mazzola, Francisco Rodríguez, y Mariano Silvestroni.
Los forasteros opusieron tenaz resistencia con el talento de Julián Jarupkin, el inteligente traslado de Gerardo Mizawak y el fervor habitual de Matías Cittadino.
El 13-11 distingue la paridad de fuerzas pero lo mejor estaba por venir.
Un segundo período apasionante nos regalaron. Silvestroni (10 puntos en ésta etapa) hizo estragos, no solo anotando sino que haciendo anotar, en especial a Rodrigo Morales, y mucha incidencia tuvieron además Juan Campos y Agustín Cacik.
Jarupkin siguió influyendo en positivo pese a sufrir la defensa de Morales, y halló un buen socio: Fabricio Lenardón, como además se fueron soltando Nicolás Caminos, Julián Vidoz y Pablo Welschen.
El pase al recreo largo fue con un 24-20 en 10 minutos de alto voltaje y con una brecha de 6 (37-31) apta para esperar una rebelión “Rojinegra” luego del descanso.
El tercero fue un concierto de errores. Los dos dejaron todo, es verdad, y desde los bancos hubo Time Out’s como modificaciones tendientes a erradicar la vorágine como a descomprimir el rubro faltas personales con varios jugadores comprometidos, pero no… La garra, el temperamento prevalecieron por sobre la aptitud y de ésta manera las fricciones abundaron como aumentaron las críticas hacia dos árbitros que en realidad, como pasó días atrás en el CAE, si cobraban todo terminaban jugando Solanas vs. Álvarez.
Para colmo, los jugadores con sus recriminaciones contagiaron al público que se dio cita en buen número y así obviamente que los jueces también perdían equilibrio.
Morales fue el más claro definiendo junto a la canasta, en tanto que Augusto Armándola creció en su rendimiento colaborando con la causa “Remera” que había perdido la contundencia y poder de liderazgo de su principal baluarte: Mariano Silvestroni.
Por los de Villa Sarmiento y el ex Tiro, Caminos, J. Vidoz, F. Lenardón eran lo más destacable dentro de un quinteto que fue mutando con Matías Lenardón y Maxi Valdez, no logrando desenredar de la trama defensiva a su hombre más virtuoso: Juli Jarupkin.
Todo concluyó 17-16 pese a que Rowing en un pasaje se fue 10 arriba y parecía tener todo controlado. El 54-47 alimentaba la fe de los visitantes.
Ya en el último capítulo, los ribereños redescubrieron la trascendencia de Silvestroni (totalizó 22 puntos con 9 en éste cuarto), bien secundado por Campos y Armándola, en tanto que Morales no tuvo tanta comodidad bajo el cesto.
Por Patronato perdieron gol Caminos, Mizawak, Valdez, los dos Lenardón y solo se evitó un castigo fuerte a través de Jarupkin, J. Vidoz y Alejandro Heredia; mientras que, Matías Cittadino se quedó durante casi todo el segundo tiempo en el banco, elocuentemente disconforme con su entrenador.
Quedó la sensación que ambos se dejaron devorar por la ansiedad, por los nervios y el más perjudicado por esa falta de autocontrol resultó Patronato, elenco al que vemos mejor que la temporada anterior, sin embargo no le sobra nada y por ende es imprescindible que, si le cuesta bastante crear, gestar, al menos debería procurar no perder tan fácil la compostura, el balance, el equilibrio.
Párrafo aparte para los jueces: no los vimos tan mal como público y equipistas. En realidad, no los vimos mal. Se equivocaron, sí. Pero mucho menos que los verdaderos actores y si a cada falla de los jugadores o cambios o estrategias erróneas de los entrenadores sobrevendría una queja de la gente indudablemente que se debería llevar algodones a la cancha pues el sonido sería ensordecedor.
No defendemos a los árbitros. Solo creemos que no se les puede endilgar todo y que estaría muy bueno ver a equipos y cuerpos técnicos menos demandantes, menos artistas en eso de “fabricar” grandilocuentemente faltas del oponente, y más dedicados a trabajar en la semana por jugar mejor básquet y así agradar más al aficionado para que siga yendo en buen número a las canchas.