Pentecostés: El papa Francisco animó a la Iglesia y a los fieles “a seguir hablando de paz a quien quiere la guerra”
|El papa Francisco celebró con una misa en la Basílica de San Pedro la fiesta de Pentecostés, en la mañana de este domingo, y animó a la Iglesia y a sus fieles a “seguir hablando de paz a quien quiere la guerra”. También pidió dar “acogida a quienes cierran las puertas de la sociedad”.
En su homilía dijo que la revelación del Espíritu Santo “se celebra en Pentecostés en el quincuagésimo día tras la Pascua”.
“Gracias a ese poder la evangelización puede y debe hacerse con la misma fuerza y la misma gentileza. No con prepotencia ni imposiciones. El cristiano no es prepotente sino que su fuerza es otra, es la verdad del espíritu. Y tampoco con cálculos, astucia, sino con la energía que llega de la fidelidad a la verdad”, agregó el pontífice argentino.
El papa llamó a “no rendirse”, a “seguir hablando de paz a quien quiere la guerra, de perdón a quien siembra venganza, de acogida y solidaridad a quien cierra las puertas y erige barreras, de vida a quien elige la muerte, de respeto a quien ama humillar, insultar y descartar”.
Francisco pidió también al cristiano hablar de “fidelidad a quien rechaza todo vínculo, confundiendo la libertad con un individualismo superficial, opaco y vacío”.
El pontífice animó a los fieles a “no dejarse intimidad por las dificultades, las humillaciones, la reticencias , que tanto hoy como ayer no faltan en la vida apostólica”.
Como insiste siempre, Francisco también pidió a los fieles “no excluir o rechazar a nadie por sus elecciones o formas de vida”.
“Nuestro anuncio debe ser gentil para acoger a todos. No olvidemos esto: a todos, todos, todos. No olvidemos aquella parábola de lo invitados que no quisieron ir a a fiesta: Id a las calles y traed a todos, buenos y malos”, concluyó el papa.
Poco después, Francisco recitó el “Regina Coeli” (regina de los cielos) del domingo de Pentecostés a la multitud reunida bajo un mar de paraguas en la plaza de San Pedro, para protegerse de una lluvia ligera pero constante.
Al concluir el rito festejado por la multitud desde la plaza, el pontífice animó a los gobernantes del mundo a “abrir las puerta e la paz y a tener la valentía de cumplir gestos de diálogo” ante las tanta guerras que padece el mundo.
El papa centró su mensaje dominical en el Espíritu Santo, cuya revelación se conmemora en Pentecostés. Auguró que ello pueda “crear armonía en lo oraciones, en la familia, en la sociedad y en el mundo entero”.
Jorge Bergoglio lamentó que la guerras sean “muchas” actualmente y aludió a Ucrania, sobre todo a la ciudad de Jarkov, segunda metrópoli del país, que está sufriendo un intenso ataque por parte de Rusia.
En ese contexto, el pontífice no dejó de recordar también los sufrimientos en Tierra Santa, Palestina e Israel.
“Pensemos en tantos lugares donde hay guerras. Que el Espíritu lleve a los responsables de las naciones y a todos nosotros a abrir las puertas de la paz”, proclamó el pontífice y la multitud le respondió con un gran aplauso y ovaciones de adhesión.