Los indecisos, las mujeres y los jóvenes serán claves en el balotaje del domingo
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Por Francisco Pancho Calderón
A menos de 48 horas que la Argentina defina la Presidencia por segunda vez en su historia a través de una segunda vuelta, Sergio Massa (Unión por la Patria) y Javier Milei (La Libertad Avanza), arriban a este domingo histórico en un virtual empate técnico y elucubrando que en la voluntad de un notable promedio de electores “indecisos” se esconde la llave para consagrarse como flamante mandatario de un país fracturado socialmente, dividido y con perspectivas inquietantes.
En líneas generales, los diversos analistas y encuestadores que monitorearon toda la pelea electoral en 2023 coinciden en que el nivel de incertidumbre es tan alto que se podría afrontar uno de los duelos más cerrados en la política internacional de América. No obstante, esa indefinición se reparte entre el voto pendular, apartidario, que se resuelve en las últimas horas y el “voto pudor” que esconde su preferencia ideológica por razones (particulares/laborales) vedadas a lo público.
Estímulos como el debate, los cierres de campaña, las redes sociales, las conversaciones con la gente y los spots gravitan hasta llegar a ese momento final de entrar al “Cuarto Oscuro”.
Hoy, la intención de voto rumbo al balotaje exhibe niveles de incertidumbre mayores a los registrados durante los últimos 20 años, pese a que el único reflejo de un duelo de a dos es la elección de 2015. Así se denota un alto porcentual de irresolutos que tienen explicación en gran parte por las dudas respecto a los dos candidatos y también porque se fue perdiendo el sentimiento de pertenencia partidaria que, antiguamente, hacía que la ideología traccione votos.
El promedio de las y los reales aún sin definirse expresa poco interés por la política -son apolíticos o apartidarios-, que van a votar mayoritariamente por intereses subjetivos y no pensando en los destinos de la Patria. Allí se vislumbran sentimientos como bronca, miedo, deseos de cambio pero dudas en lo inherente al rumbo que se toma y esencialmente cuánto puede afectar el proceso de transformaciones por venir.
Están también quienes aseguran que votarían en blanco o que no irían a votar… Nada es descabellado dadas las características de este balotaje, con dos aspirantes que generan más rechazo que adhesiones en un contexto económico adverso y con un descrédito mayúsculo hacia una manera de hacer política ya vetusta, que requiere un acérrimo sinceramiento de parte de quienes nos lideran.
La coincidencia de la segunda vuelta esta vez con el fin de semana largo y la mayor apatía siembra mayor incógnita respecto a qué cantidad de personas finalmente irán a votar.
Al estudiar a los indecisos en términos sociodemográficos, diferentes análisis de expertos reafirman la teoría que son más mujeres que hombres, comparativamente un poco más jóvenes, especialmente en el segmento de 16 a 25 años, y mayormente pertenecientes a niveles socioeconómicos bajos.
Y hablando del voto femenino, distintos sondeos han remarcado una tendencia entre las mujeres mayores de 40 años en creerle más a Massa que a Milei, o tan solo evaluar lo actitudinal, lo gestual y la oratoria de uno y otro. En verdad se da en este segmento una especie de rechazo diferencial a la conducta y a los anuncios del libertario, sobre todo por el modo en que los ha presentado antes de las Generales y cómo ha procurado evidenciar un revulsivo en su tono y en sus convicciones, lo que en vez de acercar a sus adeptos los alejaría al verse tan elocuente contradicción discursiva circulante en decenas y decenas de archivos.
La mayoría de los electores para los que impera la incertidumbre, no esgrime cuestiones ideológicas y sí admiten inclinarse a repensar las circunstancias a corto plazo; ese es otro punto flaco de Milei quien luego de vociferar medidas de fondo drásticas a aplicar desde el mismo 10 de diciembre, mutó su discurso y reconoció que varios puntos de su Plan pueden llevar de uno a no menos de tres años para concretarse, y que en ese lapso, la crisis socio-económica puede agudizarse para la clase media-baja o en especial perjudicando notoriamente a los sectores más vulnerables.
Precisamente, la cada vez más deteriorada clase media responde ante distintos encuestadores que se necesita un cambio inmediato pero reconoce el temor a dar el salto al vacío. Y el mismo segmento reafirma que no está cómodo, que no se siente representado por ninguno de los candidatos.
Eso lo convierte a este sector en un lote de votantes totalmente independiente e impredecible, razón por la cual es muy difícil de visualizarlos y llegarles con un mensaje creíble.
Si hay algo que está predeterminado es el desencanto de los argentinos por la política. Sin ir más lejos, aquí en Paraná, son muchas las voces que se escuchan con el mismo tono de decepción: tras las Generales, los teléfonos de la clase política dejaron de atender llamados o responder mensajes… Y podemos dar fe de ello…
Antes del domingo 22 de octubre, ganadores y perdedores caminaban las calles, escuchaban a la gente, les respondían. Al día siguiente, ese vínculo se interrumpió. Y no está bueno sentirse utilizado. Esa es la política que ya no soportamos más. Y reafirmo… Se trata de una actitud de vencedores y vencidos. Con una clarificación: los ganadores gobernarán, y los perdedores, en la mayoría de los casos, seguirán transitando su carrera ya en otras funciones, mientras el Pueblo es el que sufre distintos embates y hasta se enferma, o muere no hallando respuestas ni soluciones.
Por consiguiente, esa desilusión afecta sensiblemente el discernimiento en lo inherente a quien votar ya que por un lado puede estar la lealtad, la predilección, el sentimiento doctrinario “de cuna”, pero por el otro surge de modo inequívoco el espíritu de dignidad. Y esto también incide en la oferta electoral.
Ahora bien, un factor incuestionable que influye nocivamente contra Massa es la coyuntura general del país, siendo él hoy ministro de Economía, como en no lograr dejar de ser rotulado como “Kirchnerista” pese a no serlo; sin embargo no todos se ven seducidos por el cambio disruptivo que propone Milei, por lo cual muy posiblemente una parte se definirá sobre el filo de la elección por el mal menor mientras que otro porcentaje irá al voto en blanco, que será significativamente más alto que en las elecciones anteriores.
Además, merece detenerse en qué sienten hoy los ciudadanos que votaron a Bullrich luego de su fusión a las huestes libertarias y que quede marginada a un plano considerablemente inferior tras la imagen de “El León”, su vice, y el mismísimo Mauricio Macri, enorme responsable de lo que hoy sufre la Argentina y tan cuestionado o más de lo que se le objeta a Alberto Fernández quien debió luchar contra la pandemia, la guerra de Rusia y Ucrania y la sequía más agresiva de todos los tiempos en este bendito país.
Juntos por el Cambio quedó fracturado y aún se escuchan los ecos de declaraciones que calificaron a la ex candidata a presidente y al ex mandatario como “traidores”. En sí, hasta el PRO sufrió una fuerte convulsión. Ni hablar de cuán dañada quedó la imagen de Horacio Rodríguez Larreta. Y hete aquí otra duda del destino de esos sufragios de las Primarias y luego las Generales.
Otra incógnita es a dónde irán a parar los votos de los que eligieron a Juan Schiaretti o a Myriam Bregman. El gobernador arengó a sus fieles a evitar votar al “Peronismo Cristinista”, y fue muy tenue su inclinación por Milei. Aunque varios dirigentes remarcaron que confían mucho más en la sensatez de Massa proponiendo un nuevo Pacto de Unión Nacional, que en el discurso beligerante de Milei, registrándose en el seno interno del Justicialismo cordobés una elocuente escisión.
¿Y los de la Izquierda? Hubo pronunciamientos, pero no globales. Otra fragmentación de criterios ideológicos y/o posturas, entre el voto en blanco y el respaldar a Massa con condiciones.
No podemos obviar a la falange pura “K”, o por ejemplo a La Cámpora… ¿Será leal al Peronismo? En serio… ¿Qué mensaje bajó Cristina internamente? Es irreversible que Massa ya fue contundente: “a mi nadie me manda…”. ¿Cómo está visto esto por el propio Máximo Kirchner? ¿Lo apoyarán en serio?
De hecho, ¿qué ocurrirá aquí en nuestra provincia? Imposible obviar que Adán Bahl sufrió un revés porque bastiones inexpugnables como Concordia y Gualeguaychú cayeron en manos de Juntos y hasta hoy se habla del cómo se perdieron estas elecciones teniendo por candidato al intendente de la ciudad que más creció de la Región en los últimos cuatro años.
Un hombre que a la vez conocía a Entre Ríos por su gestión en el Ministerio de Gobierno y haber sido nada más y nada menos que vicegobernador. Cuestionarle a Bahl que “no había caminado” nuestro maravilloso suelo fue una absurda justificación ya que POR ALGO se perdió en plazas precitadas donde el Justicialismo siempre fue MAYORÍA. Hete aquí un ejemplo del enigma que se develará en menos de 72 horas.
Un cálculo de expertos habla que de 27 millones de personas que votaron el 22 de octubre en la primera vuelta, existe un total de 8,7 millones de votos libres que se quedaron ahora sin opción electoral tras la salida del juego de Patricia Bullrich, Juan Schiaretti y Myriam Bregman.
Lo más llamativo es que el 72% de ese conjunto de votos a repartir entre las dos alternativas para este inolvidable domingo 19, se concentra en cinco distritos: Buenos Aires (3 millones), Córdoba (1,2 millones), CABA (891 mil), Santa Fe (766 mil) y Mendoza (373 mil). Si se toman por porcentajes acorde al padrón, el 53% de las y los votantes en Córdoba se quedaron sin su primera elección disponible mientras que al 47% de las y los electores de CABA les pasa lo mismo. El porcentaje baja -aunque no tanto- al 33% promedio en los otros tres lugares.
Duela o no lo que aquí suscribimos, estas provincias decidirán -en amplia proporción- la suerte de la República.
Argentinas y argentinos tienen en sus manos la inmensa responsabilidad de ser artífices de su propio destino. El voto en blanco parece ser la solución a tanto fastidio, a tanta angustia diaria, a las injusticias sociales que se verifican desde hace demasiados años. Podría ser el voto reflejo de un estado anímico generalizado. Pero… la realidad es que votar en blanco no resuelve nada.
Por ende, el dogma es creer o no en la oratoria mesurada, prudente, equilibrada de un Sergio Massa, el cual echa a volar sensibles ilusiones que de su mano llegará el tan anhelado cambio renovador de la política cerrando una grieta dañina, o ser persuadidos por la personalidad carismática de un Javier Milei -blindado por su hermana Karina a quien él RECONOCE como “LA JEFA”-, arengando el devorar a “La Casta” pero se asocia a reconocidos miembros de ese “Clan” al que tanto él fustiga (Macri & Bullrich); o se fusiona a una vice ultra polémica que desdeña los Derechos Humanos y se suma a la lamentable teoría negacionista, e integra su Equipo con legisladores electos que ya dan que hablar y no bien por cierto.
“El León” pinta un panorama extraordinario si lo eligen y la liquidación “definitiva” de los políticos que prometieron y no cumplieron, más allá que -pese a sus dichos- el Congreso, las Legislaturas y demás edificios de esta democracia continuarán conteniéndolos a los que él denosta pues ellos mismos serán quienes prosigan regulando las leyes argentinas con distintas nominaciones.
A priori, las conclusiones estadísticas en lo inherente a trabajos de campo o muestreos de especialistas, inclinarían la balanza a favor de la “Revolución” propuesta por Milei. Pero la prudente campaña -mucho más criteriosa y/o congruente que la de su adversario-, el perfil esgrimido en el debate y los spots esclarecedores de quién es uno y quién es otro, parecieran favorecer a Massa.
El tigrense desde antes de las PASO brindó datos incontrastables y cerró ante jóvenes porteños esgrimiendo el mismo compromiso, respetando una plataforma de firmes postulados.
El final está abierto… En las últimas horas del domingo, o en la madrugada del lunes comenzaremos a vislumbrar lo que nos espera. Ojalá que prime la cordura, la coherencia, la inteligencia del electorado. Y para los jóvenes dedico este último mensaje: no se equivoquen porque nosotros nos hayamos equivocado. No nos imiten… Demuestren ser ingeniosos… Instruyánse. Lean algo más de historia, y ya que aman las Redes Sociales, recorran y comprueben que no todo lo que reluce, es oro…
Que los prejuicios no los sometan. Depositen su voto convencidos en que quienes les habló les llegó al corazón y al intelecto, y no solo a la postura de rebeldía propia de una edad en la que es más seductor el desafío que la armonía, que la moderación.
Voten a quien les brinda mayor certezas y no solo promesas vacías o imposibles de cristalizar. Argentina tiene que cambiar el rumbo. No lo duden… Es inapelable. Pero en 4 décadas de democracia sobraron los juramentos, los adoctrinamientos, las campañas coloridas, altisonantes, plenas de euforia, alegría, bailes y cánticos futboleros, y lo irrefutable es que el Pueblo solo se benefició a cuentagotas, viendo como quienes se comprometieron fueron perpetuándose en cargos luego de trazar ambiciosos objetivos.
No se dejen encandilar… Miren los rostros de sus padres, de sus abuelos, vean lo que ellos pasaron con la Dictadura y en la Década del ’90 (ejecutándose devastadoras ideas que hasta nos complicaron con el mundo…) y apuesten también por el futuro de quienes les han dado lo mejor de sí desde que nacieron. Demasiado ya nos han mentido esos que vociferan tener la vara mágica para cambiar nuestros padecimientos, invocando preceptos revolucionarios. Por favor, se los ruego, no se dejen engañar. Dios los bendiga.
Por Francisco Pancho Calderón