El Peronismo conmemora el Día de la Lealtad, fragmentado, pero de pie y siempre proponiendo como dando respuestas al Pueblo argentino
|ESPECIAL, por Francisco Pancho Calderón (*).- Este 17 de octubre, como todos los 17 de octubre desde 1945, se celebra en nuestro país el Día de la Lealtad Peronista, en homenaje al día que marcó un hito en la historia del movimiento obrero y político de nuestro país.
La fecha se debe a la impresionante movilización que llevaron a cabo trabajadores de todo el país para lograr la liberación de Juan Domingo Perón, que había sido removido de sus cargos y estaba detenido en la Isla Martín García –en realidad en ese momento estaba en el Hospital Militar para hacerse chequeos médicos-.
Al tiempo que la CGT llevaba a cabo un paro general , obreros que llegaban desde la Boca, Parque Patricios, Barracas y otros barrios populares, comenzaron a concentrarse en Plaza de Mayo. A ellos, se les sumaba trabajadores provenientes, sobre todo, del sur del Gran Buenos Aires. Incluso, cruzando el riachuelo a nado en balsas improvisadas luego de que la policía levantará los puentes para impedir su paso.
Ante la multitud que se había concentrado enfrente a la Casa de Gobierno y que crecía a cada hora exigiendo la libertad de Perón, los mandos militares que lo habían detenido tuvieorn que ceder y permitieron al General salir al balcón y hablarle a la multitud.
“Como secretario de Trabajo y Previsión”, comenzó su discurso Perón y siguió: “El Poder Ejecutivo ha firmado mi solicitud de retiro del servicio activo del Ejército. Con ello, he renunciado voluntariamente al más insigne honor al que puede aspirar un soldado: llevar las palmas y laureles de general de la Nación. Ello lo he hecho porque quiero seguir siendo el coronel Perón, y ponerme con este nombre al servicio integral del auténtico pueblo argentino. Dejo el sagrado y honroso uniforme que me entregó la Patria para vestir la casaca de civil y mezclarme en esa masa sufriente y sudorosa que elabora el trabajo y la grandeza de la Patria”.
Ese mismo día, Perón se postulaba como candidato a presidente en las elecciones de 1946 y nacía el Partido Justicialista que finalmente llegaría al poder.
Debido al apoyo de los trabajadores que se acercaron a la Plaza de Mayo y que se mostraban dispuestos a permanecer allí hasta que liberen a Perón, esa jornada se recuerda como el Día de la Lealtad Peronista.
Extrañamos a Perón y a Evita
Hoy, muchos argentinos extrañan a ese Perón que hacia el final de su vida, logró dejar de lado todas las humillaciones, proscripciones y persecuciones sufridas, para venir a la Argentina a buscar la reconciliación de todos los argentinos. A ese hombre que aprendió, luego de años de reflexión en el exilio, y retornó para advertirnos del abismo que se abriría bajo nuestros pies si no aprendíamos a dialogar, a convivir, a ser pluralistas y amantes de la libertad.
Recordamos en este Día de la Lealtad al Perón que escribiera el “Modelo Argentino para el Proyecto Nacional”, el verdadero modelo, el único que existe para los peronistas. Emprender esa tarea, en este día, debería ser una obligación moral, más aún en estos momentos, cuando han vuelto a circular entre nosotros, personajes que invocan un Perón falsificado, a una caricatura de Perón cuya insignia no es la de la paz, sino la de la lucha de clases y del resentimiento.
No podemos permitir que se confunda de esa manera a la ciudadanía, especialmente a los jóvenes; no podemos permitir que se adultere así el testamento que el presidente Perón nos legara.
El Perón que aprendió, que evolucionó, que se autocriticó, fue un visionario, de hecho, un visionario aún incomprendido por muchos que se dicen peronistas. Tal vez porque se quedaron en el pasado, no aprendieron y su bandera es la venganza.
No podemos olvidar su consejo “el bienestar de los Pueblos se halla por encima de las concepciones políticas dogmáticas”. Y sostenía que la Argentina debía apartarse del “juego pendular entre el liberalismo y el estatismo”.
Una y otra vez, Perón enfatizó que el justicialismo no puede sino proponerse realizar una revolución en beneficio de los más humildes, pero una revolución en paz, aclarándonos que “Todo debe hacerse dentro de la ley y que nada debe realizarse fuera de su alcance”.
Su principio fundamental era lograr que los argentinos pudiéramos vivir en una “democracia social” poniendo iguales acentos en la palabra “social” -es decir, equitativa- como en la palabra “democracia”.
El General vislumbró que el mundo actual ingresaría en un período de creciente preocupación por el agotamiento de los recursos naturales, esenciales para la subsistencia de la humanidad. Como si hoy conviviera con nosotros, nos dijo: “la definición de una política estable para el agro, constituye una responsabilidad ineludible de las generaciones de hoy para con las del futuro”
Otra de las grandes visiones de este inolvidable líder fue su preocupación por que los argentinos cuidáramos nuestro medio ambiente y elaboráramos una política de cooperación internacional destinada a evitar los usos ecológicamente indebidos de los avances tecnológicos.
Asimismo, abordó como tema prioritario un tema de estricta actualidad en estos días: la necesidad de establecer controles en todos los niveles de la administración. Dicho en otras palabras: para Perón no podía existir un buen gobierno, honesto y eficiente, sin la transparencia absoluta de los actos de sus funcionarios en todos los niveles.
El pensamiento del Perón que supe escuchar ya de niño, se ubicaba en las antípodas de cualquier forma de autoritarismo. Afirmó su rechazo a los sistemas de partido único, y sostuvo que su ideal era el pluralismo.
Otro aspecto del pensamiento Perón, que hoy adquiere relevancia, es su recomendación de respetar a rajatabla la pluralidad informativa. “La opinión pública está lo suficientemente preparada para criticar la información que recibe”. Y agregó, “No es posible ‘venderle’ ideas al Pueblo”, expresaba con tono mordaz y cara pícara aunque con gesto firme.
En esos años Perón manifestó también una profunda preocupación por la organización interna del movimiento y del Partido Justicialista. “El hombre no vence al tiempo; lo único que puede vencer al tiempo es la organización”, decía reiteradamente.
Sin duda el mayor consejo paternal que el General supo dejarnos es que, ante todo, el Justicialismo seguiría existiendo como una gran fuerza política sólo en la medida que supiéramos defender a los más humildes y a la democracia que tanto nos costara recuperar después de años de luchas y sacrificios.
La irrupción de Evita en la vida pública argentina fue un sismo que hizo tambalear las estructuras de la República tanto por sus acciones a cargo de la Fundación Eva Perón como su pluralismo dentro de los estratos políticos y sociales.
Como esposa del presidente de la Nación hizo valer y aplicar sus fuertes convicciones y promulgarlas a pesar de las miradas asombradas y torvas de sus incipientes y poderosos enemigos.
Desplegó dentro de la geografía argentina y fuera de ella profundas redes solidarias que alcanzaron más allá de las zonas no urbanizadas, con jornadas diarias que se prolongaban hasta la madrugada del día siguiente. Fue un ser incansable. Su enérgica elocuencia y movimientos despedían una fuerza de difícil medición. Su despacho era un ir y venir de gente humildemente vestida. Todo quien quiso ser escuchado fue oído.
Vivió con plenitud y heroísmo sus múltiples actividades desterrando la parsimonia y la mesura sin claudicaciones hasta su colapso final.
Su autenticidad como persona la acompañó hasta el último acto de su vida.
Evita fue, es y será la representación cabal de lo que el ser humano en aras de sus ideales quiere y puede lograr. Esto es el bienestar general de la Patria prescindiendo del suyo propio, tal como ella lo hizo.
Seguramente, si hoy vivieran Perón y Evita, nos dirían que no es peronista quien intenta dividir al Pueblo, quien trata como enemigo al adversario, quien ignora los verdaderos problemas del país o intenta acallar a sus críticos bien intencionados.
Precisamente, hoy los argentinos, además de los muchos problemas que quedan por resolver en materia de inflación, inseguridad, empleo, corrupción; vivimos en un clima de sensible tensión.
Parece que lejos de estar unidos, estamos dominados por un estado de crispación que nos divide. Dominados por una trampa absurda que enfrenta a argentinos contra argentinos.
El peronismo está muy lejos de la sociedad bipolar que nos quieren imponer. Es un gran movimiento popular cuyos pilares son la unión nacional, la justicia social y la independencia económica. Y no debería haber un solo compañero o compañera del LEAL, VERDADERO peronismo, capaz de bajar la cabeza y resignarse a este presente lleno de conflictos innecesarios.
Para los verdaderos peronistas, el maldito enemigo es la miseria, la desigualdad, la injusticia social, la pobreza. Y el amor que tenemos los AUTÉNTICOS PERONISTAS por la Patria, debe el motor de los cambios que algún día resurgirán.
El futuro está adelante. Y el progreso para todos, también. Si dejamos de pelear por cosas que no tienen sentido. Si decidimos aprovechar la enorme oportunidad de crecimiento que tenemos al alcance de nuestras manos. Si respetamos al otro, más allá de si piensa igual o distinto que uno. Si somos valientes para reconocer que muchas cosas podrían hacerse mejor y que no importa tanto quién las haga, sino resolver los problemas con los que la gente se despierta todos los días.
Hoy, en nuestro país parecieran sobrar peronistas y faltar peronismo. Esto que hoy pasa, no tiene nada que ver con lo que aprendimos de Perón y Evita. Hay amigos que ya no se encuentran a tomar un café, porque parecería que las diferencias de opinión son cosas de vida o muerte.
Por culpa de la mala política, hay familias que dejaron de compartir la mesa los domingos. Por culpa de la mala política muchos compañeros y compañeras se quedaron sin laburo o si lo conservan están DEGRADADOS, SEGREGADOS, CASTIGADOS. Inertes. Inactivos.
Y los VERDADEROS, los LEALES PERONISTAS sentimos que el país, así, no es normal. Por eso, el AUTENTICO COMPAÑERO PERONISTA, ESE QUE ENORGULLECE CON LA PALABRA LEALTAD, debe ponerse de pie e imponer su bandera con EJEMPLO PATRIOTA.
Esa es la nueva misión histórica. Que nadie se confunda. Que se escuche en todos los rincones del país. Que sepan del primero al último de nuestros compatriotas. Que aquí hay peronistas dispuestos a RESURGIR pensando en el porvenir del Pueblo, sin egoísmos, sin intereses mezquinos.
Hay PERONISTAS LEALES que rechazan el maltrato, la soberbia y el aislamiento como forma de gobernar.
Que rechazan el autoritarismo unitario, que discrimina y posterga a las provincias. Y que le dice BASTA a la división entre los argentinos.
Este peronismo incansable, que mira el futuro lleno de esperanzas, esgrime un grito de unión nacional en una convocatoria a todos los argentinos para la defensa de la libertad, el federalismo y la democracia social.
Decimos Sí a la defensa permanente de los derechos humanos sobre la base de la verdad, la justicia y la reconciliación.
Sí al acuerdo entre el capital y el trabajo para el crecimiento sostenido de nuestra economía y una justa y simultánea distribución de las riquezas.
Sí al diálogo, la convivencia y el respeto de todos los sectores sin exclusiones.
Sí a la defensa irrestricta de las libertades públicas, y sí a la más plena libertad de expresión.
Sí a la democracia y al federalismo como único sistema de gobierno.
Sí a la construcción de una sociedad plural y solidaria.
Sí a las políticas sociales universales y no clientelistas para ayudar a nuestras familias más humildes.
Sí a la justicia social, la independencia económica y la unión nacional.
Eso es peronismo amigos. Eso es lealtad. A la Patria, al Pueblo Argentino, al inolvidable, siempre eterno en nuestros corazones, Compañero General Perón como el perenne agradecimiento y valoración a la inmortal Compañera Evita.
(*) Director periodístico de Cuestión Entrerriana.-