Un país que pide a gritos “Justicia”: el 2 de enero comienza el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa
|La madrugada del 18 de enero de 2020, Fernando Báez Sosa salió a bailar con sus amigos y su novia al boliche Le Brique, en Villa Gesell. Allí todo transcurría con normalidad, hasta que tuvo un encontronazo con un grupo de rugbiers que lo asesinó a golpes. Este 2 de enero comenzará el debate oral. Se prevé que termine el 31 del mismo mes, aunque hay muchas posibilidades de que se extienda, debido a que hay un gran número de testigos citados para prestar declaración.
En un principio, los rugbiers estuvieron alojados en el penal de Dolores. Finalmente, en marzo de 2020 fueron trasladados a La Plata, donde esperan el inicio del juicio.
Desde el día del ataque hasta ahora, ninguno de los ocho habló públicamente para no romper el pacto de silencio y durante el debate será la primera vez que lo harán. Seguramente allí contarán cómo ocurrió la golpiza e intentarán defenderse, cada uno desde su rol y con su debida participación en el crimen.
El chico de 18 años había llegado a la ciudad balnearia el jueves 16 de enero. El plan era permanecer unos días con sus compañeros de la escuela secundaria y con su pareja, Julieta Rossi. Tanto él como sus amigos se alojaron en el hostel “Hola Ola”, donde iban a quedarse hasta el 23 de ese mes.
Al día siguiente de haber llegado, Fernando y sus amigos decidieron que iban a ir a bailar esa noche. Hicieron una previa y después fueron a la clásica disco de Gesell, que explotaba de jóvenes.
En un momento de la noche, los patovicas sacaron a Fernando después de que intentara defender a su amigo Julián García, que tuvo un altercado un grupo de jóvenes. La situación comenzó cuando uno de los amigos del joven rozó a uno de los rugbiers sin querer. Sin vueltas, la seguridad del local bailable echó a los dos bandos.
Luego de ser expulsado de Le Brique, Báez Sosa se quedó enfrente del boliche junto a otros compañeros, a la espera de que saliera el resto del grupo. Pocos minutos después, dos rugbiers (Enzo Comelli y Ciro Pertossi) vieron a Fernando. Ambos les avisaron al resto de la banda y todos fueron directo para atacarlo por la espalda. Eran diez, pero, según la fiscalía que investiga el hecho, solo ocho participaron del homicidio.
“A los cinco minutos de estar ahí, charlando con los chicos sobre el motivo por el cual los habían sacado y sobre lo que había pasado adentro, es cuando aparece un grupo de jóvenes. Nos empezaron a golpear a todos. Recibí un golpe en la boca, pero no fue nada, otros recibieron más que yo”, declaró Julián en la instrucción de la causa.
A Fernando lo golpearon tanto hasta el punto que lo dejaron inconsciente. Poco conformes con eso, le dieron patadas en la cabeza cuando estaba tendido en la vereda. Para evitar que los amigos pudieran defenderlo, algunos de los rugbiers les pegaron a ellos también.
El ataque a Báez Sosa duró menos de dos minutos, pero fue suficiente para acabar con su vida. De acuerdo a la hipótesis que se manejó desde el comienzo de la investigación, hubo una división de tareas para cometer el homicidio: algunos golpearon a Fernando y otros evitaron cualquier tipo de socorro.
Lucas Pertossi, otro de los imputados, filmó el comienzo de la golpiza, pero cortó la grabación para sumarse a la misma. Cuando el joven ya estaba en el piso totalmente desvanecido, Thomsen arremetió: “¡Dale cagón! ¡Levantate y peleá!”. Otra frase que se escuchó en un video fue una de Matias Benicelli. “¡A ver si ahora volvés a pegar de atrás, negro de mierda!”, le dijo al joven estudiante de Derecho.
Después del asesinato, los rugbiers volvieron al lugar donde estaban alojados. En el trayecto, relataron en voz alta todo lo que había pasado y fueron escuchados por una empleada de un hotel cercano. El testimonio de esta mujer sirvió para la detención de los jóvenes horas más tarde.
A las 5:30 de la madrugada, luego de sacarse los restos de sangre, algunos integrantes del grupo fueron a desayunar a Mc Donald’s, como si nada hubiera pasado. Esta secuencia también fue captada por las cámaras de seguridad del local de comida. Horas más tarde, pasadas las 10, finalmente fueron detenidos por la Policía Bonaerense.
Uno por uno, el rol que habrían tenido los rugbiers en el crimen
Máximo Thomsen (23 años): es quien está acusado de darle a Fernando golpes de puño y por lo menos dos patadas en la cabeza, cuando la víctima ya estaba tirada en el suelo. Lo filmaron atacando y escapando de la escena del crimen. Un informe reveló que una zapatilla de él, la cual tenía sangre, impactó en la cara de Báez Sosa.
Ciro Pertossi (22 años): los investigadores creen que empujó a Fernando. En una filmación tomada por Lucas Pertossi, se lo ve atacando a la víctima por la espalda y dándole golpes de puño.
Enzo Comelli (22 años): es otro de los que apareció en el video de Pertossi. Para la Justicia, es uno de los primeros atacantes, junto a Ciro. De acuerdo a las imágenes, golpeó a los amigos de Fernando para evitar que pudieran defenderlo.
Blas Cinalli (21 años): también está presente en las grabaciones, en las cuales se lo ve golpeando a Tomás, otro amigo de Báez Sosa, con piñas y patadas. Las autoridades creen que tuvo un rol secundario en el crimen. Encontraron material genético de él en las uñas de Fernando.
Matías Benicelli (23 años): la Justicia lo ubica como “el arengador” en medio de la golpiza a Fernando y Tomás. Un peritaje de ADN lo complica en la causa, ya que se encontró sangre de la víctima en su camisa.
Luciano Pertossi (21 años): está acusado de participar en la pelea adentro del boliche y su ropa se encontraba dañada. Tanto él como Alejo fueron expulsados por una puerta distinta al resto de los imputados. Fue uno de los últimos en llegar al ataque y se lo puede observar en grabaciones dándole golpes a un amigo de Fernando. Todavía no se sabe si atacó o no a Fernando. La fiscal lo ubica golpeando a los amigos.
Lucas Pertossi (23 años): el camarógrafo del grupo. Era quien filmaba los ataques de la patota y la Justicia lo señala por grabar el comienzo de la golpiza, para luego sumarse a la misma. Lo colocan como agresor de Tomás.
Ayrton Viollaz (23 años): es el único que al momento de la detención no tenía celular, ya que lo vendió para poder viajar con sus amigos. Al igual que el caso de Matías Benicelli, está acusado de tener el rol de “arengador”. No se lo ve golpeando a Fernando ni tampoco a sus amigos. Pese a esto, estaba muy cerca de Thomsen al momento del ataque mortal.
Juan Pedro Guarino (22 años): estaba con el grupo en el boliche y en el momento que son expulsados. En la agresión se lo ve cruzado de brazos a metros del hecho. Espera a sus amigos y se va con ellos del boliche hasta la casa que alquilaban. Poco después, le mandó un mensaje a su novia, diciéndole que volvía para Zárate. La Justicia lo liberó por falta de mérito en el ataque.
Alejo Milanessi (21 años): es el único rugbier que no fue registrado en la rueda de reconocimiento y tampoco es ubicado en la escena del crimen. Debido a que él y Luciano fueron expulsados por otra de las salidas de la discoteca, los investigadores creen que nunca llegó a la pelea. Se lo observa esperando al resto y yendo con Ayrton para la casa. Está en libertad por falta de mérito, al igual que Guarino.
Además, hubo otro amigo de los rugbiers que fue identificado en aquel momento, Tomás Colazzo. Estaba con sus papás en Villa Gesell y esa noche fue al boliche con el grupo. En las imágenes se lo ve caminando con los imputados hasta el chalet que ellos estaban alquilando y hasta hay una foto de él con los agresores.
Se lo observa muy cerca de la zona del ataque, pero sin tomar algún rol activo. Lo único que hizo fue agarrar a Thomsen de un hombro para que dejara de golpear a Fernando y no está imputado.