Messi, poder de resiliencia y personalidad: el toque de distinción que no fue Lewandowski para Polonia
|No pudo convertir goles y le atajaron un penal. Si hubiese sucedido en PSG o en sus viejos tiempos con la selección argentina, Lionel Messi no hubiese podido ocultar su cara de fastidio. Sin embargo, terminó el partido contra Polonia con una sonrisa de oreja a oreja, por el triunfo 2-0 y la clasificación a Octavos. Su duelo con Lewandowski.
Bajo el aliento de más de 40 mil hinchas en las tribunas del Estadio 974 de Doha y la atenta mirada de su esposa Antonela y sus hijos, Leo saltó al campo de juego con el brillo de la ilusión en los ojos. Sabía que era un partido clave para el futuro de la Albiceleste en esta Copa del Mundo y no podía escaparse.
Se lo vio metido desde el primer segundo en el que hundió sus botines dorados en el verde césped. Previo al silbatazo del neerlandés Danny Makkelie se ganó la ovación del público con su habitual show de tiros libres en el calentamiento y, ya abrazado junto a sus compañeros, se gastó la garganta con las estrofas del himno nacional.
Antes de los diez minutos de comenzado el partido tuvo dos chances claras para sacudir las redes: a los seis, se hamacó a orillas del área grande y sacó un derechazo débil a las manos de Wojciech Szczęsny y, una aproximación más tarde, se escabulló entre los defensores albirrojos e intentó castigar con un remate cruzado que se estrelló en el buzo amarillo del arquero polaco.
Su tercera gran oportunidad la tuvo desde los doce pasos, luego de que Szczęsny lo derribara con un puñetazo en el rostro y le cometiera penal. No suele perdonar Messi de penal. Pero esta vez ganó Wojciech Szczęsny. El guardián de Juventus voló hacia su poste izquierdo y le tapó un potente disparo a media altura.
Los dientes apretados y la cabeza gacha del capitán argentino por la ocasión desaprovechada perduró hasta que se cerró la puerta del vestuario. A partir de ahí, se encargó de dejar atrás el frustrado momento y recargar energías para la segunda mitad.
Y así fue: arrancó el complemento enchufado y, además de festejar las conquistas de Alexis Mac Allister y Julián Álvarez, filtró varias pelotas para las escaladas de los delanteros y laterales. Pudo haber cerrado la noche en Qatar con un grito de gol, pero el duelo individual se lo terminó llevando el N°1 de Polonia.
Sobre el ocaso del partido se sacó chispas en la mitad de la cancha con Robert Lewandowski y le negó el pedido de disculpas, aunque minutos más tarde ambos artilleros aclararon los tantos y la situación bajó la temperatura. Se estrecharon las manos y Messi, con el puño apretado y la espalda cada vez más grande, se fue directo a un costado a festejar la clasificación con los hinchas argentinos a la tribuna.
Números al margen entre Lio y Lewi
Al término del primer tiempo, Messi se fue con un sabor agridulce. Fue de lo mejor de Argentina, con más de un 80% de pases precisos, y provocó un penal. Lamentablemente, falló la ejecución desde los doce pasos y el marcador quedó igualado.
Por su parte, Lewandowski fue de lo más flojo de Polonia: tuvo solo 23 toques en los primeros 45 minutos y perdió casi todos los duelos con los centrales argentinos.
Ya en la segunda etapa, la Albiceleste se puso en ventaja rápidamente con los goles de Alexis Mac Allister y Julián Álvarez y pasó a manejar los hilos del partido. En este contexto, Messi se afianzó como uno de los futbolistas más participativos de la selección, mientras que el polaco estuvo aún más inconexo que en la primera etapa.
En resumen, el duelo fue todo para el argentino. La Pulga acertó casi el 85% de sus pases, ganó la mitad de las pelotas en disputa y generó un penal. Lewandowski, por su parte, tuvo solo 36 toques a lo largo del encuentro, falló el 40% de los pases y perdió el 80% de los duelos contra la defensa Albiceleste.