La innovación como componente clave del desarrollo sostenible
|El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación organizó una conferencia a nivel latinoamericano junto a la iniciativa Smart IP del Instituto Max Planck para la Innovación y la Competencia, de Alemania.
En el marco del acuerdo de colaboración firmado en octubre pasado entre la Secretaría de Planeamiento y Políticas del MINCyT y el Instituto Max Planck, se llevó a cabo la III Conferencia Anual de la iniciativa Smart IP for Latin America denominada “La innovación como componente clave del desarrollo sostenible”. El encuentro, realizado en el auditorio del Centro Cultural de la Ciencia (C3), contó con casi mil personas inscriptas del país y de la región, y se transmitió en vivo por Internet.
Durante la conferencia, diferentes empresas de base tecnológica de América Latina compartieron los recorridos transitados y expusieron cómo lograron transformar el conocimiento en innovación. Además, mediante dos paneles conformados por juristas y economistas de la innovación se buscó identificar aprendizajes y desafíos comunes que permitan trabajar sobre marcos regulatorios e incentivos económicos que mejoren los procesos de desarrollo tecnológico en Latinoamérica, y que sirvan como insumo para reflexionar y profundizar en la materia a nivel local.
En la apertura, el Secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación, Diego Hurtado expresó: “Hoy tenemos la oportunidad de analizar la innovación desde la perspectiva latinoamericana, con sus características y desafíos, para construir criterios comunes, marcos regulatorios e incentivos que nos permitan converger y generar complementariedades en la región”. En este sentido, aseguró que el principal desafío del MINCyT “es incluir, promover y acompañar una diversidad tan amplia de actores y realidades territoriales” desde una política pública, y que este aspecto está incluido en el Plan Nacional de CTI 2030, que se encuentra en el tramo final del proceso de elaboración.
Por su parte, el Director del Instituto Max Planck para la Innovación y la Competencia, Reto Hilty, destacó el valor del encuentro para analizar qué se requiere en América Latina “para establecer incentivos adecuados que generen las innovaciones que necesitamos con urgencia para afrontar los retos de la humanidad” y, por otro lado, “para saber si los marcos normativos estimulan el aprovechamiento de dichos incentivos o, por el contrario, los obstaculizan”.
En la primera parte del encuentro, siete empresas de base tecnológica -Bioceres y B.I.F.E., de Argentina; Biotecnología y Bioingeniería CORE, de Colombia; Eco Panplas, de Brasil; Pellet Bioenergía, de México; AES Andes, de Chile; y SpaceAG, de Perú- presentaron sus experiencias en cuanto a desafíos afrontados e incentivos recibidos para alcanzar la innovación. El segmento estuvo moderado por la Directora Nacional de Estudios, Vanesa Lowenstein, quien resaltó varios puntos en común que surgieron a lo largo de las presentaciones como, por ejemplo, “el rol relevante del Estado para la conformación o el escalado de este tipo de empresas”.
En el mismo sentido, Lowenstein recordó, en vinculación con varios de los temas que surgieron en las exposiciones, la creación del “Grupo de Trabajo Interinstitucional conformado por la Agencia I+D+i, el CONICET y el MINCyT, a través del Programa Nacional de Activos Intangibles, Propiedad Intelectual y Transferencia Tecnológica, buscando articular y consensuar criterios, y construir buenas prácticas para mejorar los procesos de transferencia de tecnología y gestión de derechos de propiedad intelectual”.
En el segundo bloque, economistas de la innovación opinaron sobre qué deben hacer los países latinoamericanos para incentivar la innovación en tecnologías sostenibles y estimular el desarrollo de modelos de negocios sustentables e inclusivos. Participaron del panel: Darío Milesi, de la Universidad Nacional de General Sarmiento (Argentina); Mohamed Amal, de la Universidad Regional de Blumenau (Brasil); Tatiana Samay Andia Rey, de la Universidad de los Andes (Colombia); Gabriela Dutrénit Bielous, de la Universidad Autónoma Metropolitana (México); Santiago Roca Tavella, de la Universidad ESAN (Perú), y Clemente Forero Pineda, de la Universidad de los Andes (Colombia), en el rol de moderador.
El tercer bloque, por su parte, estuvo dedicado a debatir sobre los marcos regulatorios para la innovación en América Latina y a analizar cuál es la función del derecho para promover la innovación, en un contexto en el cual más del 70% de la inversión en I+D en la región la realiza el sector público. El panel estuvo conformado por Luis Mariano Genovesi, de la Universidad de Buenos Aires (Argentina); Juliana Krueger Pela, de la Universidad de San Pablo (Brasil); Carolina Veas, de la Pontificia Universidad Católica de Chile (Chile); Jorge Cabrera Medaglia, de la Universidad Nacional de Costa Rica (Costa Rica); Tania Zúñiga Fernández, de la Pontificia Universidad Católica del Perú (Perú), y Valentina Delich, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Argentina) que coordinó el panel.
Las conclusiones del encuentro estuvieron a cargo de Carlos Correa, Director Ejecutivo del South Centre, una organización intergubernamental de investigación y análisis de políticas públicas de países en desarrollo. Correa remarcó que las políticas de ciencia y tecnología no son suficientes por sí mismas para impulsar la innovación por lo cual es esencial integrarlas con las políticas de desarrollo productivo. También rescató la importancia de crear ecosistemas de innovación y recordó que “la innovación no es un fin en sí mismo sino una herramienta para producir mayor valor agregado, generar empleo, solucionar problemas y mejorar la calidad de vida”.
En el cierre, el Subsecretario de Estudios y Prospectiva del MINCyT, Eduardo Mallo, destacó la presencia en toda la región de un Estado promotor “sin el cual, la existencia de todo esto que hoy estamos debatiendo no sería posible” y la importancia de empezar a pensar a la innovación en términos institucionales. “Deberíamos estudiar cuáles son las dinámicas institucionales que nos permitirían avanzar hacia mejores mecanismos de innovación, a mejores desarrollos tecnológicos y, en última instancia, a pensar mejores países para cada uno de nosotros”, concluyó.