Le tiró la chapa
|Talleres le tributó tenaz resistencia a Olimpia en el “Humberto C. Pietranera”. Así el primer chico concluyó 20-20 y hasta se dio el lujo de ganar el segundo por 12 a 9. Ya en el tercero el “Azulgrana” insinuó su categoría y en el último le tiró todo el oficio de sus principales figuras más condimentos juveniles que sazonaron el banquete a la perfección.
Fue victoria del CAO por 74 a 53. Honroso revés del CAT en la apertura de los Cuartos de final del Oficial Superior APB.
Los Bahler (Salvador y Alejandro) gravitaron en exclusiva, junto a destellos de Oscar Heis y Nicolás Agasse para que Olimpia imponga su jerarquía.
Maxi Monjes, Alejandro Petenatti y algunos aportes de M. Follonier y L. García, le dieron equilibrio al primer chico.
En el segundo cuarto se incrementaron las defensas, en especial se robusteció la actitud “Roja”, restando espacios y ángulos a los Bahler, aunque se soltó algo más Heis y apareció José Lenardón influyendo abajo.
Talleres, por su parte, corrigió ritmos y puntería en ataque, eligiendo resolver con mayor inteligencia, alternando contragolpes, con cortes o penetraciones hacia la canastas y así el goleo fue más repartido aunque con Monjes siguiendo de líder e incorporándose Pablo Lamagni al protagonismo externo.
Ya en el tercero declinó el fervor e intensidad defensiva visitante, como en realidad se fueron llenando los casilleros de faltas y eso produjo una merma en la oposición.
Ale Bahler volvió a influir y no falló toda vez que fue a la línea, sumándose en la trascendencia su hermano Salvador que anotó desde donde se lo propuso, bien acompañados (o guiados) por Nico Agasse en la base.
El “Rojo” se cayó notoriamente y dependió de los misiles de Monjes y Petenatti o L. Schmoll.
Olimpia en los 10 finales mantuvo, o aumentó el vigor defensivo, y tuvo el oficio de Heis a pleno, como consolidó la importancia de Agasse y los Bahler quienes completaron una tarea brillante.
El perdedor terminó discutiendo algunos fallos de los jueces, más por impotencia y bronca como cansancio. Ni Rodríguez, ni Botazzi incurrieron en errores que variaran el rumbo a favor de los dirigidos por Salamone.
Ganó el dueño de casa de manera inobjetable. Perdió la visita con honores. Dejó todo por inquietar a éste, sin dudas, favorito a la final y en cierta forma logró inquietarlo.