Mons. Carrara: “La grieta con los pobres es más profunda que la política o ideológica”
|“En el país resulta imprescindible para la amistad social, superar la distancia con los últimos, con los más pobres”, afirmó Mons. Gustavo Carrara en un seminario sobre Argentina y desarrollo humano.
El obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario episcopal para las Villas de Emergencia, monseñor Gustavo Carrara, disertó sobre “El diálogo como camino de construcción de la fraternidad y la amistad social”, en el marco del seminario “Hacia una Argentina al servicio del desarrollo humano”, organizado por Cáritas Argentina, la Comisión Nacional de Justicia y Paz y la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA).
El prelado comenzó hablando del número de la pobreza actual, un dato “incontrastable” de la realidad, al asegurar que en el país “resulta imprescindible para la amistad social, superar la distancia con los últimos, con los más pobres”, y opinó que “esta grieta es más profunda que las políticas o ideológicas”, porque estas últimas pueden cambiar.
Monseñor Carrara citó varias veces a Francisco en su reciente encíclica Fratelli tutti. “Es decisivo advertir lo que dice el Papa: la procura de la amistad social no implica solamente el acercamiento de grupos sociales distanciados a partir de un período distanciado de la historia”, planteó, y agregó: “La paz no solo es ausencia de guerra, sino el compromiso incansable de reconocer, garantizar y reconstruir concretamente la dignidad tantas veces olvidada y vulnerada”.
El vicario episcopal para las Villas de Emergencia indicó que el primer paso de este camino es: “Sostener la escucha atenta de los más pequeños y pobres, de los más rotos, de los últimos. Sus preguntas, sus angustias, sus peleas, sus sueños, sus luchas, sus preocupaciones, poseen valor hermenéutico de la realidad”.
Si uno tiene una “escucha atenta y sostenida”, dijo, “el anhelo del pueblo pobre tal vez se resume en dos palabras: vivir bien”. En este sentido mencionó al Papa que traduce esto en un “programa de acción: tierra, techo y trabajo. Una tierra para trabajar, para construir un techo, para cuidar la familia”. “Ese vivir bien tiene como fruto la paz social y esto tiene sabor a Evangelio”, añadió.
Haciendo referencia a las tres mesas de diálogo del seminario, rescató la importancia del diálogo y recordó las palabras de Francisco en este sentido: “Dialogar no es negociar. Sino que es buscar el bien común para todos, discutir y buscar soluciones. En el diálogo tiene lugar el conflicto y no debemos tenerle miedo, sino aceptarlo y poder transformarlo en eslabón de un nuevo proceso. El mejor modo es construir juntos y hacer proyectos, no solo entre los católicos sino en todos los que tienen buena voluntad. Sin diálogo no es posible comprender las posiciones del otro”.
“El diálogo trasciende el mundo de los socios. Es la capacidad cotidiana de ampliar el círculo y llegar a aquellos que no forman parte de mi cultura. Diálogo es encuentro”, sostuvo.
Más adelante, el obispo mencionó la mesa que habla acerca de la tierra: “La tierra es nuestra casa común, por eso toda familia tiene derecho a un pedazo de tierra. Dios quiere la felicidad de sus hijos, también en esta tierra”. Sobre el techo, indicó, que “familia y vivienda van de la mano. Pero, además, un techo para que sea hogar tiene una dimensión comunitaria, y es el barrio. En los barrios populares se viven los valores comunitarios de gratuidad y reciprocidad a partir del sentido de un nosotros barrial. La integración urbana busca promover la cultura del encuentro”.