Coronavirus en la Argentina: la Iglesia rezó por la patria en Luján y pidió por la unidad y la esperanza
|En la imponente basílica a puertas cerradas, en una misa por la patria y con la imagen original de la Virgen de Luján en un lugar visible del altar, la Iglesia rezó por las víctimas y las familias afectadas por la pandemia del coronavirus y pidió por la unidad y la esperanza en la Argentina. “Sabemos que lo que viene es muy serio y duro”, pronosticó el arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Eduardo Scheinig, quien pidió renovar los signos de esperanza.
“Podemos estar crucificados, pero no vencidos” , dijo Scheinig, al pedir en medio de la emergencia que la Virgen de Luján “nos enseñe a transitar este momento tan importante y delicado de la historia de la humanidad”.
Scheinig encabezó la celebración en el histórico santuario, con los asientos vacíos y seguida por unas 30.000 personas en las redes sociales, según estimaron fuentes eclesiásticas. Lo acompañaron el obispo de San Isidro y presidente del Episcopado, Oscar Ojea, y sacerdotes de la diócesis.
Sobre el final de la ceremonia, Ojea rezó una oración por la patria y pidió a la Virgen “que cuide a nuestra patria de todo mal, nos libre de toda enfermedad y proteja a todas las familias”.
“El futuro se nos presenta incierto. Algunos de tus hijos están enfermos, otros se han quedado sin trabajo, otros tienen hambre, otros están cansados y agobiados. Madre, nos sentimos muy pobres y necesitados. Que nos preserves de enfrentamientos, peleas y odios que nos separan y quitan fuerza para las verdaderas batallas”, imploró el titular del Episcopado.
En una homilía que tuvo sintonía con el pronunciamiento de otros obispos en sus diócesis -por la mañana, el cardenal Mario Poli dijo en la Catedral porteña que “la Virgen de Luján siempre estará a nuestro lado”-, Scheinig puso “la vida de nuestra patria” en manos de la Virgen y pidió su protección en “este tiempo de prueba difícil, que nos llena de angustia y miedo”.
“El problema -afirmó el arzobispo Scheinig- no son las diferencias, las discusiones, las ideas y los proyectos distintos. El problema más hondo que tenemos y ojalá no se nos convierta en pandemia, es no poder asumirnos como una gran familia, como una misma comunidad de origen y de destino”.
Y agregó: “Es notable cómo una y otra vez boicoteamos nuestra unidad, nuestro sentido de Nación. Es una mala costumbre”.
El arzobispo coincidió con la reciente declaración de curas villeros, que al recordar el aniversario de la muerte del padre Carlos Mugica expresaron que “los pobres nos enseñan que los tiempos difíciles son para unir y no para que nos sigamos dividiendo”.
En un momento emotivo, el arzobispo Scheinig encabezó el rito del cambio del manto de la Virgen de Luján, que habitualmente se realiza el fin de semana anterior a la fiesta religiosa del 8 de mayo y hoy se hizo en el propio altar. El manto que se quitó luego se divide en 70.000 pedazos, que se distribuyen a los fieles que visitan la basílica durante el año.
Durante toda la jornada se recibieron donaciones en la página web del santuario de Luján, que serán destinadas a Cáritas para ayudar a los damnificados por la pandemia.