Con la celebración del Miércoles de Ceniza, comienza la Cuaresma
|Este miércoles 26 de febrero es el Miércoles de Ceniza, día en que comienza la Cuaresma, período en el que los cristianos se dedican a la oración, los actos de caridad y misericordia, las privaciones voluntarias, el ayuno y la limosna, como preparación para celebrar el Triduo Pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
En este día, en el que se practica el ayuno y la abstinencia, se efectúa el rito de la imposición de la ceniza en la cabeza de los fieles. Se trata de las cenizas de los ramos de olivo del año anterior.
El signo es penitencial, por eso el sacerdote, al imponer estas cenizas, dice: “Recuerda que eres polvo y al polvo volverás”. Una frase que proviene del libro del Génesis y que recuerda a todo hombre y mujer su condición limitada y mortal y que debe poner su confianza en el Señor, único Dios. Otra expresión que sugiere la liturgia para la imposición de las cenizas es un llamado a la conversión y al mensaje de Jesucristo: “Conviértete y cree en el Evangelio”.
Durante estos días la liturgia adopta para las celebraciones el color morado, símbolo de la austeridad cuaresmal.
La Cuaresma
Este tiempo litúrgico llama a la conversión para preparar la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirse de los pecados y cambiar para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
La Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo por la tarde, antes de la Misa de la Cena del Señor. El color litúrgico es el morado, que significa penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al Misterio Pascual.
En la Cuaresma Cristo invita a cambiar de vida. La Iglesia invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. También para vivir una serie de actitudes cristianas que ayudan a parecerse más a Jesucristo.
Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, se busca desterrar del corazón el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen al amor a Dios y a los hermanos. También se aprende a conocer y apreciar la Cruz de Jesús.
La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los años que duró la estadía de los israelitas en Egipto.
La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de Oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en Occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.
Como todos los años, el Santo Padre hizo público un mensaje para este tiempo litúrgico. El lema elegido para este año por Francisco es “En nombre de Cristo les pedimos que se reconcilien con Dios”.
Fuente: Prensa AICA.-