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Si no hay un brusco viraje político de Macri, el barco se hunde

“Desconfianza total”. De esta forma define la situación actual uno de los principales analistas del mercado financiero, en momentos en que el riesgo país alcanzó los 1.000 puntos básicos y el dólar retoma vuelo. Y explica: “El problema ha dejado de ser económico, es político, y el gobierno tiene que dar una respuesta en ese sentido”.

 

Entre los operadores más informados del mercado circuló la versión que grupos de poder locales, con capacidad de difusión, no están de acuerdo con la continuidad de Mauricio Macri en un segundo mandato. “Ahora el problema no es sólo Cristina (Fernández de Kirchner), también es Macri que ya no garantiza que pueda evitar la vuelta del populismo y que ha desencantado al empresariado”, según trascendió.

 

En la misma línea de rumores, la expectativa de estos grupos, según se señala, sería que la candidatura presidencial recaiga en la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, como quedó claramente demostrado en el apoyo de los principales hombres de negocios del país en el almuerzo que le ofreció a la mandataria el CICYP.

 

“No me extrañaría que los principales grupos de negocios de la Argentina también empiecen a mirar alguna figura del peronismo que asegure un tránsito ordenado de la economía, como el gobernador Juan Schiaretti”, se escuchó también comentar en las mesas, analizan los colegas de Ámbito.com.

 

Otros, menos extremistas, creen que el gobierno podría tranquilizar los ánimos dando una muestra de mayor apertura política, con gestos como el desplazamiento del Jefe de Gabinete, Marcos Peña, uno de los hombres que más defendió el encapsulamiento de la administración nacional.

 

Desde el punto de vista técnico, por otra parte, no es mucho lo que el gobierno puede llegar a hacer. El Palacio de Hacienda podría solicitar al Fondo Monetario Internacional la posibilidad de intervenir masivamente en el mercado (no con el límite de 150 millones de dólares que rige en la actualidad) si la paridad supera los 51 pesos y en todo caso tratar de defender esa frontera.

 

Si bien es una alternativa que no estaba dentro de lo acordado con el organismo multilateral, informaciones provenientes de Washington arrojan que en un caso de gran stress cambiario, el Fondo podría aceptar darle mayor libertad de intervención al Banco Central. Después de todo, y habiendo dado 57.000 millones de dólares de asistencia, el FMI está tan interesado como el gobierno en que el programa no descarrile.

 

“Esto se frena dejando que el dólar suba y que luego el Banco Central salga a poner sobre la mesa miles de millones de dólares para que pierdan plata los que compraron a pecios altos y restablecer así la autoridad”, explican en el mercado de cambios.

 

El problema es que el tiempo juega en contra del gobierno. Con el dólar en alza, la esperada desaceleración de precios se diluye y lo más probable es que la inflación suba en mayo, si la divisa sigue escalando. Índices de precios más altos implican más caída del salario y consiguientemente la perspectiva de una derrota electoral para el gobierno que realimentaría la compra de dólares y así se realimenta elcírculo vicioso.

 

Los operadores más experimentados del mercado sostienen que el gobierno debe dar una respuesta política rápida, pero dudan en cuanto a que tengan suficientes reflejos. Y los antecedentes –un año de crisis – arrojan que la administración viene fallando en el timing.