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Ni una Menos… Vivas las queremos

En vísperas del 25 de noviembre, a minutos de conmemorar sensiblemente el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, deseamos expresar un sentido recuerdo para todas y cada una de las mujeres que han perdido la vida a mano de sus parejas, así como para sus hijos que han quedado huérfanos. Compartimos el dolor y la indignación ante esta inaceptable violación de los derechos humanos de mujeres, adolescentes y niñas, manifestando nuestro más firme rechazo a la más dura y cruel expresión de desigualdad.

 

Nadie comprometido con los valores de la igualdad y la dignidad de las mujeres puede asistir impasible a la expresión de violencia machista. Y, en verdad, no hay mejor medida del pulso de una sociedad que su capacidad para comprometerse con las causas que merecen más la pena.

Por eso, mientras exista una sola mujer que sufre en silencio a manos de su pareja o ex-pareja, la prioridad ha de ser mejorar la protección y la respuesta que se le ofrece a estas personas y a sus familias.

 

En un día tan señalado como el de hoy, el mensaje que anhelamos enviarles es el de que no están solas. Que hay salida, y que quien ahora esté sufriendo puede recuperar su proyecto de vida, así como la felicidad que se merece en compañía de los suyos.

En este propósito, nos gustaría subrayarlo, debemos estar todos juntos. Porque la lucha contra la violencia de género es y ha de seguir siendo una política de TODOS, TODAS, TODES, que nos convoca en torno a un objetivo superior y que va más allá de ideologías.

 

Un objetivo común en el que debemos seguir trabajando, uniendo fuerzas con la participación de todos, de las asociaciones de mujeres, de los profesionales, de los que tenemos responsabilidades públicas como en nuestro caso la difusión, la comunicación y, por supuesto, también de la sociedad civil en su conjunto.

Es verdad que queda mucho por hacer, pero si echamos la vista atrás es mucho también lo que se ha avanzado en los últimos años. En derechos, en recursos de apoyo a las víctimas, en formación de los agentes implicados y en concienciación contra estas situaciones intolerables.

 

El éxito colectivo de la sociedad argentina para acabar con la violencia de género ha de venir de la mano de una actuación coordinada y eficaz de todos en torno a diversos objetivos. En primer lugar, prevención, en las aulas y en los establecimientos sanitarios; en segundo lugar, concientización, a través de campañas dirigidas a la comunidad, y también a las víctimas, para que conozcan con qué alternativas cuentan y cuál es la puerta de salida de la violencia de género.

Asimismo, es clave propiciar la ruptura del silencio, facilitando que las mujeres denuncien, que reciban todo el asesoramiento legal que precisen y que no encuentren barreras para defender sus derechos ante la Justicia.

Pero no debemos parar aquí. Estamos ética, moral y sentimentalmente comprometidos a allanar los caminos para consolidar avances tan importantes como una asistencia integral, mejor y más coordinada, la conexión de los sistemas policiales de valoración de riesgo y los sistemas asistenciales de coordinación de órdenes de protección y los planes personalizados.

 

Por otra parte, debemos seguir impulsando la promoción del empleo, un elemento esencial para la autonomía de las mujeres, con medidas excepcionales como la bonificación de sus contratos.

En cuanto a la protección de la seguridad de las mujeres, debemos seguir reforzando un sistema de valoración que identifique todos los riesgos y su derecho efectivo a estar informadas acerca de la situación penitenciaria de los agresores o su puesta en libertad.

 

En una línea similar, el control de los maltratadores debe ser una prioridad a partir de profundizar el análisis de continuar incorporando adecuadas tipificaciones de los delitos en el Código Penal. Cada mujer que muere a manos de su compañero y cada nuevo caso de violencia de género nos produce consternación. Pero también debe servirnos de acicate para seguir dando una batalla por la igualdad y la libertad.

 

La única estrategia, la que nos hace más fuertes y eficaces frente a la violencia de género y frente a los cobardes que la practican, es el compromiso de todos en torno a los valores de la unidad, el consenso y la solidaridad, valores que constituyen la columna vertebral de nuestro compromiso colectivo y que deben seguir presidiendo nuestra actuación en el futuro. Así nos lo reclaman las víctimas, y se lo debemos a ellas y al colectivo integral social argentino.