Asume en Aerolíneas Isela Costantini
|Será una mañana distinta en las oficinas de Aerolíneas Argentinas, en Aeroparque, ya que Isela Costantini tomará desde hoy las riendas de la compañía aérea. Se hará cargo de lo que fue el laboratorio de gestión de La Cámpora, y una empresa acusada de ser la más codiciada agencia de colocación de personal de la Argentina kirchnerista. Desde que Mariano Recalde se convirtió en 2009 en su presidente, el personal creció en un 28%, de 9000 a 11.584 empleados.
Los desafíos de la ex ejecutiva de General Motors no son menores. Por eso, según explican en la empresa, empezará por el proceso de inducción, como lo llaman en Recursos Humanos. Para las primeras horas de hoy está agendada una reunión con los gerentes; mañana hará un tour por Ezeiza que le organizó Christian Landriscina, un camporista que llegó de la mano de Recalde y que mantuvo la gerencia de Producción y Compras. Al menos, por ahora.
La metáfora ilustra una de las primeras tareas que tendrá Costantini: saber quién es quién. Se encontrará con una estructura dividida entre “los de la línea” y “los de La Cámpora”. Los primeros dicen que la flamante gestión, que encabeza como presidente Manuel Álvarez Trongé -un hombre de Gillermo Dietrich- se quedó a mitad de camino.
“Movió a algunos ejecutivos, pero hay gran parte de la línea gerencial que trabajará para La Cámpora, no para la empresa”, dicen entre los funcionarios de carrera. Los gerentes militantes esperan volar por debajo el radar, una suerte de operación letargo hasta que las aguas se calmen. “Los de la línea” se quieren vengar. Al fin y al cabo, sus méritos o compromisos con la compañía quedaron muy por debajo de las virtudes y compatibilidades ideológicas que marcaron las últimas contrataciones de la empresa. Todos conviven por ahora bajo la conducción de no más de seis ejecutivos que llegaron de la mano del ministro Guillermo Dietrich. Creen que, de mantenerse el esquema actual, la convivencia será complicada.
La empresa arrastra una pesada herencia: sobrevive gracias que recibe un subsidio equivalente a un millón de dólares por día.
Costantini se preservó durante este tiempo y designó una consultora para que busque en el mercado los perfiles de ejecutivos que quiere. Marcelo Grimoldi, representante de EgonZehnder -un head hunter internacional-, es el encargado de recibir currículum para algunos cargos. Allí está, por ejemplo, la búsqueda del director de Asuntos Corporativos, que según cuentan, la nueva mandamás prefiere que sea una mujer.
En la empresa dicen que de EgonZender surgió la postulación de uno de los ahora altos ejecutivos de Aerolíneas. Grimoldi tenía a su cargo en paralelo una búsqueda para el rectorado de una universidad privada. Entre una y otra cosa, aquel candidato terminó como ejecutivo de la línea aérea de bandera. Poco de aviones hasta ahora en ese nuevo management.
Habrá tiempo para acomodarse, pero al menos Costantini no tendrá problemas generados por los gremios. Eso sí, deberá tener la billetera mullida para lubricar esas sonrisas. Entre septiembre y octubre pasados, los siete sindicatos que conforman el personal de la empresa firmaron su acuerdo salarial anual. Para las letras de molde, como siempre le gustó decir a la ex presidenta Cristina Kirchner en referencia a lo que se publica en los medios, el convenio se cerró con un aumento promedio de 27,9% anual. Pero Recalde hizo sus maniobras para comprar paz en plena campaña electoral.
Todos los gremios se llevaron un premio de fin de año gracias a la gestión camporista. Este mes, los 11.584 empleados que la empresa informó como plantilla a la alianza Sky Team cobrarán un plus salarial del 56% del sueldo bruto. Recalde tuvo su paz gremial y le salió gratis: la pagará otro, Costantini en este caso.
Por mes, la compañía utiliza para pagar sueldos alrededor de 50 millones de dólares, lo que da un total de alrededor de 650 millones por año. Este mes, entre aguinaldo y el plus salarial, el total llegará a 120 millones de dólares. El costo salarial por empleado, en promedio, es de alrededor de 56.111 dólares por año, sin contar beneficios como los pasajes de cortesía que se entregan al personal. Quizás estas cifras expliquen por qué se trataba de la agencia de colocación preferida de La Cámpora.