Los productores exhibieron el lado oscuro de una comprensible inquietud
|ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Productores rurales entrerrianos hicieron oír, sentir sus reclamos frente a la puerta del Banco Nación. La demanda, en cierta forma entendible, comprensible, teniendo en cuenta la inquietud de la gente del campo al requerir un plan de salvataje imprescindible enmarcado en la apertura de líneas de crédito a tasa baja, sobrepasó el límite del derecho inalienable que les correspondía en ejercer su demanda. Galería de fotos exclusivas.
La quema de gomas y el estacionamiento de un tractor en la puerta del Banco Nación fueron el prólogo de una impetración desmedida.
“No estamos pidiendo que nos regalen nada, estamos pidiendo un crédito, con una tasa accesible, con un año de gracia para poder volver otra vez a producir que es lo que queremos hacer”, aseguró Elvio Guía, máximo referente de la Federación Agraria.
“Todo el que tenga algo que ver con la soja, directamente los excluyen. El gobernador no nos ha dado ninguna respuesta al plan de salvataje que pedimos el 8 de junio, esto ha hecho que el malestar sea cada vez más grande. Desarticulamos la carpa en la casa de gobierno para venir a protestar acá y pedir a quienes son lo que tienen que dar la solución y ver si hay posibilidades de conseguir este crédito”, señaló el representante de la FFAA.
Ricardo Garzia, también representante de la misma entidad agropecuaria, dijo que la protesta “no es simbólica”, sino que es “directa”, porque “el que hizo el compromiso para negociar con el Banco Nación, la firma del convenio fue el gobernador de la provincia, por eso nos parece que venir al Banco Nación de Paraná era lo más representativo, nosotros no queríamos estar, pero nos están empujando a las medidas”.
Miembros del Comité de Crisis del Campo, la Sociedad Rural y la Bolsa de Cereales, entre otras entidades, armaron una caravana que cruzó por la sede local de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y concluyeron en el Banco Nación, donde repartieron volantes, leyeron y entregaron un petitorio a las autoridades de organismo financiero.
“El campo no da más”, dictaminó Alfredo Bel, dirigente de la Federación Agraria Argentina (FAA) Entre Ríos. A su vez, Juan Echeverría cuestionó: “El Banco Nación financia el Rally Dakar pero no tiene para prestarle a los productores”, en medio de un fuerte operativo policial que procuró desmadrar cualquier intención violenta de cerca de 100 personas que hicieron ruido y mostraron por momentos una actitud desafiante extrema.
El coto a esa conducta fue cuando se agregó a la quema de gomas, la ignición de un cartel de campaña del Frente para la Victoria, ante el repudio del responsable de dicha promoción que increpó también duramente a los productores.
Neumáticos y cartel incendiados ocasionaron una densa humareda que afectó a todo aquel paseante y hasta a personal y clientes que se encontraban en el Banco, en una acción reprobable por el efecto que pudo ocasionar.
Otro de los procederes condenables fue que el conductor del tractor amenazó una y otra vez cargar sobre la puerta del banco y generó perturbación entre los policías apostados que solo exhibían una postura de contención.
Mientras que miembros de la protesta vivaban, vitoreaban, aplaudían y lanzaban sapucay a esa innecesaria bravuconada, el ciudadano común recriminaba con gestos y hasta con insultos el tenor de la queja rural.
La beligerancia creció cuando unos agentes advirtieron que usarían gases lacrimógenos y hasta se dio un hecho confuso cuando, aparentemente, un policía directamente habría sugerido que la primera granada de gas se insertaría en el tractor.
Ello produjo un reclamo más airado.
El dirigente Alfredo Bel, de Federación Agraria, fue el que condujo los movimientos desde un megáfono, pero también el que en todo momento buscó poner paño frío a cualquier movimiento fuera de lugar de los productores.
Arroceros y sojeros lanzaron sus productos, como productores quizás vinculados a la avicultura, lanzaron huevazos al frente de la entidad bancaria en otra conducta detestable, pues lo único que se lograba era deteriorar un frente y no conseguir lo que se pretendía.
O sea… La conducta agresiva se transformaba en un comportamiento extorsivo infecundo, improductivo y vale la pena preguntar ¿con qué cara concurrirán el día de mañana estos productores a DIALOGAR con las autoridades de dicha entidad financiera luego de tanta bravata estéril???
La crisis del sector es indudable. El campo NECESITA AYUDA imperiosamente. Los productores, que trabajan encomiablemente nuestra bendita tierra, merecen la atención de Estado y bancos.
El ciudadano común vive de su esfuerzo. Pero ¿qué derecho les cabe a evidenciar semejante virulencia en pleno centro paranaense?
Hay productores que ya no dan más. Y sus hijos ven que el legado de sus antecesores solo puede acarrearles ingratitud, sinsabor, amargura y hasta perder lo que se les ha dejado, entonces, meditan profundamente en dejar esta dignísima, loable labor. Por consecuencia… ¿qué se espera? ¿Un cisma categórico y que la gente del campo abandone todo dedicándose a profesiones más rentables?
¿O será que los productores deberán preparar a sus hijos para que sean futuros políticos y cimienten un Partido Rural dándole la chance a la ciudadanía a propender a una transformación?
Lo cierto, lo rotundo, es que la gente del campo ayer quedó mal parada.
Si el campo no da más, no es SANO dejar al desnudo una queja desmedida, perjudicial para todo aquel que surcaba el centro capitalino.
Gobierno e instituciones financieras deben instrumentar un programa de asistencia financiera conveniente para el sector productivo entrerriano con plazos y tasas de interés razonable y con garantías coherentes, como repensando el punto de las retenciones. Adherimos a ello.
Admitimos que reviste la coyuntura una inmediatez desesperante, pero la hostilidad fue recargada de manera yerma, árida, inservible.
Todo terminó SIN SOLUCIÓN, y con personal del Banco limpiando el daño ocasionado como Bomberos apagando el fogo ígneo inducido por los productores.