La Pedagogía de la Caricia (Parte II): una forma efectiva de comunicarse
|ESPECIAL (*).- Comenzamos nuestro primer artículo denominado la Pedagogía de la Caricia afirmando que “La pedagogía en el entrenamiento y en la enseñanza del deporte con niños es una temática pocas veces abordada en las clínicas y capacitaciones, privilegiando el mostrar muchos ejercicios y sistemas, pero sin detenerse en cómo corregir los errores de movimiento ni en el por qué surgen”.
Es necesario recordar que este trabajo está orientado a las edades formativas del jugador de baloncesto por lo tanto hay tres piedras basales de nuestro programa que sirven de base a los preceptos de la Pedagogía de la Caricia:
1) primero, están los niños, y después, hay que pensar en victorias;
2) el deporte debe ser divertido; y
3) tanto en esfuerzo como el buen resultado deben ser recompensados.
Esta segunda entrega de la Pedagogía de la Caricia apunta a algunos aspectos fundamentales a tener en cuenta en todo el proceso de enseñanza y de aprendizaje de los niños cuando se acercan al baloncesto, así como distintas consideraciones de orden que sirven a los efectos de mejorar nuestros entrenamientos. Mejora que puede ser planteada no sólo desde el punto de vista de la técnica de ejercitación propuesta, sino a través del mejoramiento de las relaciones humanas y la organización de las prácticas. Son principios simples y sencillos que le ayudarán a mejorar su actividad diaria.
Una de las primeras cosas que hace un entrenador novel al tratar de explicar un ejercicio a un niño es dar demasiados detalles que están fuera de la órbita comprensiva del pequeño, es por ellos que nuestras recomendaciones al momento de presentarle una tare a un niño son las siguientes:
• Comunique con entusiasmo (el entrenador debe ser el primer motivado a la hora de estar en clase)
• Hable con claridad.
• Trate de ser breve.
Al momento de presentar la tarea le recomiendo que:
• Logre la atención del grupo; desarrollar algunos automatismos frente al grupo; mantenga un contacto visual con los deportistas.
• Organice el grupo de modo que todos los deportistas puedan ver lo que se va a presentar.
• De un nombre al elemento técnico que se presentará, y de también una razón para que se lo aprenda.
Con relación a la demostración del ejercicio, dril o técnica, puede hacerla el entrenador o uno de los deportistas, pero lo importante es velar para que sea eficaz, esto implica que si es el entrenador quien va a realizarla sepa hacerla con corrección tanto de zurda como de derecha ya que será la primera imagen motora para el niño.
Algunos puntos clave para la demostración efectiva son:
• Preparar al grupo para la demostración: lugar, atención hacia dónde se mira.
• Demostrar y explicar el elemento técnico en cuestión: explicación simple y breve; dirigir la atención del grupo hacia las principales secuencias de la acción.
• Verificar la comprensión de los deportistas y formular preguntas directamente vinculadas con la actividad. NUNCA DAR POR ENTENDIDO Y PASAR DIRECTAMENTE AL EJERCICIO.
Con relación al tipo de información a brindar nos referimos al importante papel que corresponde a las indicaciones proporcionadas a los deportistas sobre la concreción de las tareas que están por realizar. Los objetivos de esta información son, prioritariamente, los de corregir los errores cometidos.
Para ello, tomando base en los preceptos de nuestra Pedagogía de la Caricia que afirma que nadie reacciona mejor que cuando se le señalan primero las virtudes y luego los errores, proponemos a los entrenadores de categorías de formación, realizar la comunicación de la corrección en este orden:
• Estimular al niño a seguir entrenando sobre el ejercicio que no le sale, señalándole que es muy importante la voluntad que demuestra en poder resolver la situación.
• Observar e identificar el error de concreción, determinando su causa. Tratar de corregir el error luego de que éste surja, corrigiendo primero aquel cuya eliminación conduzca a un mayor progreso.
• Dar informaciones eficaces y frecuentes.
• Proporcionar informaciones de aprobación siempre que esto se justifique.
• Ser sincero y honrado al dar este tipo de información al niño.
• Utilizar indicaciones simples y precisas. No sobrecargar a los niños con información.
• Procurar asegurarse de que los deportistas comprendieron sus indicaciones.
• Proporcionar sus indicaciones inmediatamente si es posible, luego de la realización de la tarea.
No toda la comunicación utiliza sólo la palabra. En realidad, se sabe que más del 75 % de toda la información que recibimos, nos llega por una vía que no es verbal. Por tanto, desde ya puede concluirse que la información que no es verbal representa un papel vital en el proceso de comunicación.
Así, es importante para que el entrenador obtenga resultados positivos, que controle los mensajes no verbales que envía a sus niños y que reconozca los que éstos le envían a él. Cuanto más sensible sea el entrenador a la comunicación no verbal, tendrá más posibilidades de evaluar correctamente los sentimientos y las actitudes de los jugadores con los que trabaje diariamente.
Los gestos y los movimientos pueden hacer realzar la estructura de su discurso, con las manos que muestran el modo como se agrupan sus ideas, o apuntando objetos o a alguien, cuando reprenden, o ayudando a poner en evidencia algunos aspectos, frecuentemente en combinación con el tono de la voz.
Otros movimientos o gestos tienen su propio mensaje. Por ejemplo, el movimiento del árbitro en el baloncesto, indicando la expulsión de un jugador. Con el sólo gesto técnico, las palabras ya no son necesarias.
Aplaudir, apretar la mano, cruzar los dedos, mover la cabeza , cerrar los puños… figuran entre los centenares de gestos llenos de dignificado preciso.
Las actitudes psicológicas son expresadas, frecuentemente, con un determinada posición del cuerpo. Estar de pie, bien erguido, el pecho hacia fuera, puede querer significar fuerza, afirmación y respeto. Sentarse distendidamente en una silla puede significar desinterés, o bien, distensión. El modo de caminar puede servir de vehículo a diferentes mensajes: desde el entusiasmo desbordante hasta un aburrimiento profundo.
Ya en el primer artículo llamábamos la atención sobre que el clima emocional de la clase debería ser favorecedor de los aprendizajes infantiles. Ahora les daremos una serie de sugerencias para ayudar a crear un buen ambiente psicológico en el entrenamiento:
• El entrenador debe recibir personalmente a todos los jugadores cuando éstos llegan al entrenamiento. Es necesario valorizar a todos los deportistas por igual.
• Mantener un clima amigable. A los deportistas en general les gusta esta actitud y la retribuyen de manera positiva.
• Siempre que exista razón para ello, el entrenador no debe vacilar en sonreír: esto ayuda a que las personas se sientan más distendidas.
• Inducir a los deportistas a que expresen su opinión personal sobre las actividades y respetarla. Las personas responden mejor cuando se valoriza lo que ellas opinan.
• El entrenador debe evitar ser autoritario, no limitándose sólo a dar órdenes e instrucciones. No confundir Poder con Autoridad, son cosas diferentes.
• Es preciso incentivar a los deportistas para que asuman responsabilidades en su propio aprendizaje, no dejándolos caer en la trampa de ser solamente ejecutores que respondan a las órdenes del entrenador.
• Por sobre todo, el entrenador debe confiar en sus deportistas, pues de esa manera ellos también irán confiando en él.
• Cumpla siempre sus promesas: una falta en este aspecto provoca efectos desastrosos.
• No hable mucho tiempo en la sesión de entrenamiento (10’ serán siempre lo máximo). Los deportistas aprenden más haciendo que escuchando.
La Pedagogía de la Caricia propone una clase de mando compartido, como una sartén de doble mango, donde el docente propone la actividad (tiene el mango de su lado), el niño propone variantes al trabajo propuesto manteniendo el objetivo motor del mismo (la sartén ahora la sostiene el niño), para finalizar la secuencia en el intercambio de acciones y opiniones entre docente y niño (la sartén la sostienen entre ambos), ya que para que haya aprendizaje, además de necesitarse un maestro y un enseñante, se necesita una pedagogía que los relacione, donde ambos crezcan en la dinámica del intercambio educativo y, como pasa muchas veces, no se transforme en un “adiestramiento de gestos y fundamentos técnicos” de un niño replicando la campana de Pavlov.
Muchos me preguntaron de dónde saqué el término PEDAGOGIA DE LA CARICIA, ya que lo buscaron en la web, o lo googlearon como se dice ahora, y no encontraron antecedentes. Y mi explicación, que hoy la hago pública, es que estas palabras no me las enseñó ningún docente en la escuela o la universidad, ningún entrenador en los diferentes clubes que pasé, sino que un día hablando con mi padre (que había sido basquetbolista) sobre las dificultades que encontraba con un joven para enseñarle un fundamento técnico (la bandeja de un solo paso) le contaba que muchas veces me daba ganas de pegar un grito y me mordía el labio para no hacerlo. Ese día, mi viejo, que no tenía títulos pedagógicos, siquiera había terminado la primaria me dijo con la sabiduría de los años: “Cuando un jinete va a montar un potro bravío por primera vez, no le pega con las espuelas en la primera subida. Fijate que abajo del caballo lo acaricia, le habla, se gana su confianza, recién después, le ajusta las espuelas”.
Esa enseñanza que me dio mi padre, mi viejo como decimos muchos en Argentina, hoy mirándome desde el cielo, pero seguro de estar feliz por hacer mías sus palabras, basaron siempre mi método de enseñanza. Por eso signifique en el primer artículo con la PEDAGOGIA DEL PUERCOESPIN al entrenador que solo grita y predispone mal al niño (levanta sus púas para ponerse a la defensiva) ya que nadie responde bien al grito, ya que no se aprende maltratando al otro, porque el docente no está para enseñar un deporte, sino PARA AYUDAR AL NIÑO A APRENDERLO Y DISFRUTARLO.
Todos estos aconsejes metodológicos, basados en un pedagogía constructivista de tomar el error como parte del proceso de enseñanza y de aprendizaje (son dos cosas diferentes), que son base de nuestra propuesta pedagógica, los entrenador de niños deportistas en edad de formación debe tenerlos presente, ya que no alcanza con saber muchos ejercicios, driles, tácticas, si nuestra forma de comunicarnos no es la correcta.
Siempre ten presente que nuestra Pedagogía de la Caricia propone hacer sentir al niño cómodo en el entrenamiento, con un clima emocional de la clase acorde a un proceso educativo y que, y en definitiva es para mí lo más importante, NINGUNA MEDALLA VALE LA SALUD DE UN NIÑO.
(*) Autor: Prof. Dr. Sc. Pablo Esper Di Cesare – Doctor en Ciencias del Deporte – Magíster en Diseño de Programas de Actividad Física y Salud – Docente titular de Teoría y Método del Alto Rendimiento Deportivo de la Licenciatura en Alto Rendimiento, de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora – Docente titular de Deportes Colectivos, de la Maestría en Entrenamiento de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora – Director del Diplomado de Baloncesto en etapas formativas, de la Facultad de Cultura Física de la BUAP, Puebla, México – Entrenador ENEBA Nivel 3. Licencia FIBA INTERNACIONAL – E-mail: pabloesper@speedy.com.ar