Quema de basura: municipio cruzado de brazos
|Rondeau y Uranga, predio lindante con la Escuela de Oficiales de la Policía. Hace dos días que el fuego invade la ruta, producto de otro basural con el que la Municipalidad presuntamente pretende rellenar el zanjón en el cual desembocan aguas pluviales y efluentes cloacales, sin plasmarse los estudios pertinentes para adoptar las metodologías consecuentes, garantizando salubridad mediante el tratamiento respectivo de los líquidos y deshechos.
Vecinos de la zona, paseantes, conductores, choferes de distintos medios de transporte, coinciden a través de las Redes Sociales que el peligro, el riesgo de choques, amén del caos ambiental imperante en la zona, aumenta a diario no solo específicamente por la indiscriminada quema, sino de modo primordial por el aumento del volumen de volcado de deshechos lo que convierte a dicho sector en un nuevo basural.
La nota gráfica, captada por Delma Liliana Abt y reproducida por los colegas amigos de Paraná hacia el mundo, revela con elocuencia la indiferencia de un Estado municipal ineficiente que supo esgrimir innumerables promesas en lo inherente a plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos, sin conocerse aún el grado de éxito o fracaso de gestiones ante el Banco Interamericano de Desarrollo y el Ministerio de Medio Ambiente de la Nación.
Lo ÚNICO que crece en forma irrefrenable la irrupción de montículos de desperdicios. Hace rato que los paranaenses precisamos sustanciar un cambio de actitudes y conductas a nivel individual, social y gubernamental, lo cual se logrará partiendo de reconocer un problema, al parecer, “naturalizado” en tanto que frente al deplorable estado de una ciudad invadida por la basura no existe una masiva reacción acorde.
Es imperioso que el Municipio adopte y ejecute, con carácter de política de Estado, y a partir de parámetros ambientales y sociales acertados, resoluciones drásticas en cuanto a la gestión integral de los residuos que los ciudadanos generamos.
La intendenta de la capital provincial debería ordenar inmediatamente la erradicación de los distintos basurales existentes en la ciudad de Paraná, en tanto y en cuanto los mismos son generadores de focos ígneos -incendios espontáneos y provocados- cuyo humo es altamente contaminante del medio ambiente y nocivo de la integridad física de los habitantes de la ciudad.
Para ello es insoslayable que Blanca Osuna ponga acento en ordenar a las Unidades Municipales proceder a ejecutar las imprescindibles medidas de limpieza y de prevención que sean necesarias para evitar la formación de minibasurales.
Quemar basura de ningún modo es un método adecuado para solucionar la problemática de los residuos: por un lado, y principalmente, porque el humo de la basura daña nuestra salud. Al respecto, baste señalar el caso de los plásticos (sean botellas, bolsas, etc.), los cuales al quemarse liberan dioxinas, que son sustancias altamente tóxicas.
Y por otro, porque la quema implica desperdiciar o no aprovechar residuos que, adecuadamente tratados, podrían ser re-usados o reciclados, lo que serviría para disminuir la extracción, hoy a ritmo vertiginoso, de los limitados recursos vírgenes que la naturaleza ofrece.
Siendo obvio que no toda la población paranaense se comporta abandonando o quemando basura, y a su vez, fundado que estos malos hábitos están presentes en todos los sectores sociales, debe aceptarse que se impone al respecto un cambio de actitudes y conductas a nivel singular-social.
Instamos a reflexionar críticamente sobre el mundo en que vivimos, meditemos con congruencia, con coherencia acerca del mundo que queremos y/o deberíamos vivir.
Paraná continúa viviendo en la “prehistoria” de los basurales a cielo abierto implicando ello contaminación diseminada, desparramada, por los cuatro puntos cardinales.
Hacer limpieza está bien y es necesario; pero “limpiar” quemando basura no es el modo de hacerlo.