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Jueces “culpables”: y dale con las protestas… y dale con ¿las excusas?

Anduvimos por “El Templo” de Carbó y Monte Caseros para presenciar una nueva jornada por la Pre-Liguilla. Buen marco de público, pues jugaron los U17 de Sionista con el CAE, como los U15 del Centro Juventud y Recreativo. Entre los espectadores, todo el plantel de LNB “Celeste” y head coach.

 

Si bien los del Parque le dieron una lección a los U17, en la restante categoría hubo buenas producciones locales. Interesantes proyectos hay en el “Semillero” del representante paranaense en Liga Nacional.

No vimos todo el juego de la U17, solo dos cuartos en los cuales apreciamos cierta dosis de subestimación al adversario por parte de los chicos dirigidos por “Pechu” Bogado.

 

Una pronunciada irregularidad, o intermitencias en la actitud manifiesta, que benefició a un rival fogoso, temperamental, muy agresivo en defensa y con jugadores de inmensa velocidad para ejecutar ataques rápidos o aprovechar cada concesión de los “Celestes”.

 

Sin restarle mérito indiscutible al CAE por el planteo táctico y por el virtuosismo de un par de chicos, nos quedó la sensación de pasarle a los U17 de Sionista lo mismo que al plantel profesional: baches, lagunas, pozos anímicos inconducentes y después a remarla tardíamente.

 

Hasta pudo empatar y ganar por una controvertida acción final, pero desperdició la ocasión sea en libres como hasta en un par de tiros cortos (bandeja incluida) que echaron por tierra la reacción de los segundos decisivos.

 

Hete aquí una muestra cabal de la trascendencia que tienen los ejemplos de los grandes para los chicos. Como siempre decimos, una cosa es perder por los atributos ajenos, por las virtudes opuestas, y otra por contribuir notoriamente con los errores o carencias propias. Y para ello es imprescindible la mentalización, el carácter. El saberse, el sentirse superior, y demostrarlo con todos los atributos técnicos y esencialmente aplicando el trabajo de la semana.

 

Distinta fue la conducta de los gurises U15… Sionista, bajo conducción de Santiago Vesco, se exhibió positivamente con chicos muy bien fundamentados y disciplinados sabiendo qué hacer cada uno de ellos en el rol asignado ante un Recreativo al que le está quedando demasiado grande la Pre-Liguilla por contar con un plantel que deberá apuntar sensiblemente al trabajo de fundamentación para no otorgar tantas ventajas.

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Párrafo aparte para entrenadores y jugadores respecto a los árbitros. Sí, es verdad, ni en U17 ni en U15 nos gustó el arbitraje, sobre todo por fallos muy discutibles a simple vista en los dos partidos, y hasta por el modo de llegar a cada acción en la mecánica por parte de uno de los jueces.

Aunque la peor falencia de los encargados de administrar justicia fue permitir tantas fricciones innecesariamente en los dos encuentros, y tantas demandas, reclamos, protestas en el primero.

 

Eso sí… Vamos a enfatizarlo. No coincidimos y discrepamos profundamente en la conducta de -lamentablemente- la mayoría de los entrenadores locales, exigiendo con gestos excesivamente ampulosos y peor aún con palabras agresivas, “se haga justicia”.

 

Concordamos en la diferencia ostensible de criterios y de calidades arbitrales. Lo admitimos. Pero disentimos en ese hábito de inculpar a los jueces de una derrota, de un revés, y más aún, reprobamos el no reprimir debidamente a sus jugadores penados con Faltas Técnicas por arrebatos verbales o gesticulaciones innecesarias.

 

Podrán decir “en la semana aplicamos los castigos, no podemos hacerlo en cancha pues es poner más leña al fuego…” es DESATINADO. Más aún si ese jugador deja al equipo en riesgo de perder el partido por esa actitud incongruente.

 

Y como siempre decimos, si los técnicos tanto censuran, desaprueban la labor de los árbitros en categorías Menores, que quiten gastos a los clubes y dirijan ellos, uno y uno, de Escuelita a U17, a ver si ellos pueden controlar los temperamentos, las personalidades, los caracteres de sus chicos. Allí ya no podrán justificar vaivenes de sus dirigidos, y más grave aún, temples exaltados.

 

Ya es tiempo que los DT’s comiencen a ver para adentro, ser más autocríticos y contemplar inteligentemente que con sus permisividades a genios irritados, sulfurados, lo único que logran es transmitir esa crispación a las tribunas y allí se potencia toda la contrariedad hacia los árbitros.

 

¿Y si los árbitros tuviesen un altavoz en el cual dejen al desnudo cada carencia de fundamento de los jugadores, cada omisión de los entrenadores???

Si… Es verdad… En Sionista, sobre todo en la División U17. vimos algunos pitazos polémicos, otras tragadas de pito, etc, etc… Es innegable. Pero también apreciamos cada error, cada falla de jugadores que no había margen para agarrársela tanto con los jueces, de por sí en algunos casos muy mediocres.

 

Sostenemos una teoría… Técnicos que se exceden con sus demandas, evidenciando señales inequívocas de querer ganar sea como sea, cueste lo que cueste, es sinónimo automático de contagio de reacciones a sus jugadores.

Es como la vida misma en cuanto a lo que se mama en la Familia. A padres violentos, intempestivos, agresivos, se suceden casi unánimemente hijos con similar particularidad negativa.

 

Si los entrenadores no ocultan sus ambiciones, sus codicias, y exhortan de modo inconveniente a los árbitros, es LÓGICO (tristemente) que sus dirigidos los emulen, y/o, si en el banco el entrenador pierde la cordura, el equilibrio, ¿qué irradia a sus conducidos?… NERVIOS, TENSIÓN, y especialmente en Formativas/Menores se pierde el objetivo BÁSICO de este deporte: el DIVERTIRSE y con el correr del tiempo se PIERDEN JUGADORES que dejan el deporte por no soportar tanta presión INFECUNDA.

 

No nos gustan los técnicos gritones, protestones, despóticos. Lo decimos desde hace décadas. Pueden ser fantásticos entrenadores en cuanto a sus erudiciones específicas, pero sus enojos, sus fastidios, sus muecas, sus tics, y hasta sus palabras que hieren, terminan caldeando ánimos en tribunas, desestabilizando por completo a jueces muy discretos (o malos…), y perturbando las psiquis de sus orientados.

 

Sinceramente… Muchas veces… Sus actos nos suenan a excusas, a no reconocer los males propios, las carencias propias, los vaivenes propios de sus profesiones, etc, etc…