Argentina volvió a la tapa del New York Times
|El histórico diario estadounidense se refirió al silencio de Cristina Kirchner frente a la devaluación de las últimas semanas. “Muchos se hacen la misma pregunta: ¿Dónde está la Presidente?”
“Mientras Argentina atraviesa una crisis cambiaria que ha sacudido a los mercados alrededor del mundo, muchos residentes aquí se hacen la misma pregunta: ¿dónde está la presidente?”. Así comienza el artículo del histórico periódico estadounidense.
El medio fundado en 1851 relata algunos de los sucesos ocurridos en Argentina en las últimas semanas, haciendo énfasis en la devaluación, que llegó a su punto máximo en 12 años. Según los autores, Simon Romero y Jonathan Gilbert, esta situación generó incertidumbre en los mercados por la fragilidad que están evidenciando las economías emergentes.
Pero el eje del artículo es la reacción adoptada por Cristina Kirchner ante la crisis. “Mientras la moneda de su país comenzaba a desplomarse, ella anunciaba un subsidio para jóvenes en edad escolar”.
“Luego -continúa el artículo-, tras la mayor caída en el peso argentino desde el colapso económico de hace una década, la señora Kirchner se mantenía nuevamente al margen de la agitación, viajando a Cuba para asistir a una cumbre. Una vez allí, evitó referirse a la crisis casi en todo momento, prefiriendo enviar mensajes de Twitter sobre su encuentro con los nietos de Fidel Castro”.
“Sólo más tarde escribió en Twitter algunos mensajes en los que atribuyó las turbulencias en el mercado argentino a las ‘presiones especulativas’ realizadas por grupos y bancos anónimos”, agrega.
Consultado por el periodico neoyorquino, el historiador argentino Federico Finchelstein, de la New School for Social Research, interpreta que “la presidente siente que no le debe ninguna explicación a la ciudadanía”.
Según The New York Times, muchos economistas coinciden en que el problema son las mismas políticas “nacionales y populares” por las que el gobierno abogó. La expansión del gasto social y el congelamiento de las tarifas de electricidad habrían desencadenado déficit fiscal, un mayor consumo de energía y una mayor dependencia de los combustibles importados, erosionando las reservas del Banco Central.