Maran Suites & Towers

Un día de paseo en Carlos Paz… (Nota I)

Anduvimos por Villa Carlos Paz… Nos pegamos una vueltita. Hacía muchos años que no la veíamos a ésta bellísima localidad serrana. La encontramos en pleno proceso de refacciones, sobre todo en la zona del “Nuevo Centro” y Terminal de Ómnibus. Nos asombró la escasa cordialidad-eficiencia en la Oficina de Turismo, los precios por las nubes y la atención como a desgano de mozos en distintos restaurantes y bares.

 

Negar la belleza de Carlos Paz es de necios, de obtusos, de porfiados. Siempre fue muy bonita y no ha perdido ese semblante. Su paisaje es precioso. Sus subidas y bajadas, las características peculiares del relieve, invitan a caminar, gozando del aire puro propio de las sierras y disfrutando tan imponente hermosura natural no solo en el verano sino todo el año. P1610776

 

Su horizonte serrano, lagos, ríos y arroyos cristalinos, y una amplia gama de verdes componen una postal increíble que mezcla campo y ciudad, ofreciendo una loable variedad de actividades recreativas.

 

Elogiada con justicia, pasemos a nuestras vivencias en unos días algo complicados por una molesta lluvia que afectó travesías diagramadas y así no pudimos deleitarnos a pleno con excursiones por el Circuito del Valle de Punilla, complicando planes generales, los cuales, con salas de cine en refacciones, casi nula agenda teatral, provocó cierto grado de desilusión en este reencuentro con la Ciudad del Cu Cú.

 

Hablando del tradicional Monumento enclavado en la punta del Viejo Centro, desde aquel nefasto atentado del cual fue objeto, luce, a nuestro gusto, muy pintado, tanto… que parece una pájara por la refacción afrontada, pintándoselo con tonos y matices muy exuberantes.

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Volviendo al bajón por el clima adverso, no todo pasó por cierto tedio, o aburrimiento. Si algo posee Villa Carlos Paz es una riquísima oferta gastronómica con el lomito y el cabrito a la cabeza de las proposiciones.

Bueno… Repasemos… Primer mediodía, anduvimos por VillaPaz. Un salón extraordinario, y ambiente refinado. ¿La atención? No la ideal, pero tampoco fue mala. Digamos que el mozo era algo parco.

¿La calidad? Elegimos pastas y parrilla. La Cucina Italiana okey, innovadora. La parrilla, en deuda con la “ternura” y la cantidad. Eso sí, para redimirse, nos trajeron un entrecot espectacular. De lo mejor.

A la hora del pago… Mmmm… Saladito. Pero, el lugar LO VALE.

 

Por la noche, fuimos a Il Gatto… Un lugar increíble. El mozo, okey. Las pastas, bárbaras. El precio, lógico para la ecuación imagen-calidad-atención. La única pena… Hay una promoción de 2 x 1 que tiene una presentación engañosa pues en letritas muy, pero muy chiquitas, y bajo la dirección del local (no debajo de la promo) se avisa que es solo pago cash. Mal… Da para conflictos innecesarios.

 

IL GATTO

Al día siguiente, anduvimos por La Churrasquita. Fuimos bajo recomendación del capo del City Tour (altamente recomendable el tradicional paseo sobre el cual tenemos anécdotas para el informe n° 2). Una desilusión tremenda.

 

Resulta que nos atendió un mozo muy particular. Pedimos de entrada unas empanadas realmente exquisitas. Luego, para

COMPARTIR, un muslo de cabrito con dos porciones de fritas. Y una parrillada Diente Libre. Con éste 2° plato vino una aclaración ridícula del mozo Héctor: “miren que no pueden compartir, ¿eh?…” La respuesta fue a modo de pregunta: “¿compartir qué?”… Nos contestó: “la parrillada Diente Libre es para una sola persona. Esa persona puede repetir todo lo que quiera, pero no puede convidar a otro cliente…”

 

Nos miramos los tres asombrados, estupefactos. Decidimos pasarla bien y disfrutar la calidad del producto que era lo anunciado por Miguel, el capo del micro que nos llevaría a la siesta en el City Tour.

El cabrito, era muy fibroso. Un gusto espectacular, pero poco tierno. Las papas fritas extraordinarias, bastón, como nos gusta.

Llegó la parrillada y eran trocitos de carne y achuras a los que se traía muy espaciadamente y hasta “olvidando” el pollo. ¿La calidad? Mmmm… Correcta. Aprobada con 6. Nada más. Para el costo y metodología del Diente Libre, carísima.

 

No nos quedamos conformes y a la hora de pagar con débito hablamos con la Encargada. Le contamos acerca de la experiencia y nos dijo: “la aclaración estuvo mal realizada. No es que vamos a estar pegándole en la mano al comensal que convida a quien esté a su lado, pero sí se dan muchos abusos y uno pide el Diente Libre y los otros, hasta hubo casos de 5 o 6 personas, piden ensaladas y/o fritas terminando todos comiendo de la Promo…El mozo se extra limitó y le pedimos disculpas”.

 

Realmente, le erró feo el hombre. Obvio que se perdió la propina y no lo dudamos… Volveremos a La Churrasquita pero buscaremos la mesa donde él no esté.

 ANGUS

Por la noche conocimos Angus. Casi al lado de Il Gatto. Una ambientación de muy buen gusto y un dato que les será de suma utilidad. Está abierto todo el día.

La atención es excelente, la calidad es soberbia y los precios, acordes a todo lo bueno que ofrece el establecimiento. ¿Qué recomendamos? El lomito. Fantástico. Espléndido. Las pastas son muy buenas y si van a pedir calzón, que es sublime, no se olviden de alertar que no le pongan arriba salsa golf. Lo único feo.

A Angus fuimos dos veces más en la estancia en Carlos Paz pues nos sentimos muy bien recibidos.

 

Por ahora… Cumplimos con la 1ª entrega… Ya hablaremos sobre nuestras aventuras gastronómicas en Delicity, Junior B, Vitto;

cómo vimos después de tantos años a Peko’s;

el City Tour con recital incluido y una visita al Museo del Abuelo;

las obras en la ciudad;

la atención poco amable en la Oficina de Turismo, como en otros locales comerciales, por ejemplo el cine Holiday;

la escasa chance de abonar remeras, alfajores y/o recuerdos con tarjeta de débito y/o crédito;

los precios en hoteles (la variedad y cantidad es inmensa pero no hallamos tarifas interesantes);

la homilía del Padre Mario en la Parroquia Nuestra Señora del Cármen;

nuestra visión sobre lo que hacen los gurises de 11, 12 y 13 años en Viajes de Egresados;

y el saldo de un paseo extra por La Docta.

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La idea es, cuando nuestros lectores viajen a la Villa, ya tengan el mínimo asesoramiento que no tuvimos y por el cual nos chocamos la cabeza fuerte, gastando algunos morlacos más de lo bosquejado, sin sentirnos atendidos como uno aspiraba en una plaza turística por excelencia.