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Amnesia, inquina, aversión… ¿Qué les pasa a nuestros políticos?

Una situación que algunos rotulan de “incómoda” y para nosotros debería ser normal, para nada compleja, vivieron este viernes a la intendenta Blanca Osuna y al ex gobernador Jorge Busti cuando terminaron sentados uno al lado del otro en el acto formal que la Secretaría Electoral Nacional realizó en el marco de la proclamación de legisladores nacionales electos, para la provincia de Entre Ríos.

Osuna fue durante muchos años una de las principales aliadas de Busti en la ciudad de Paraná, pero el alejamiento del ex gobernador del PJ controlado por el kirchnerismo luego de la derrota electoral de 2009, los ubicó en veredas duramente enfrentadas.

Con Busti a su izquierda, la intendenta tampoco tuvo escapatoria para su otro compañero de banco. Sentado a su derecha estaba el presidente de la Cámara de Diputados José Allende, que a pesar de integrar el Oficialismo no tiene precisamente buenas relaciones con Osuna y en general con el relato kirchnerista y algunos de sus capítulos más progresistas, sobre los que la intendenta hace hincapié.

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Cabe la pregunta: ¿tanta hostilidad puede haber o es desmemoria? La política es una rama de la moral que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por hombres libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva. Es un quehacer ordenado al bien común, implicando el ejercicio del poder que busca un fin trascendente.

Repasemos… ¿Es moral incurrir en deslealtad, en traición? ¿Se resuelven solo con odio, animadversión, antipatía las diferencias entre gobernantes, ex gobernantes u opositores? ¿No pueden coexistir en un marco de sana convivencia? ¿Qué ejemplos le dan los políticos al ciudadano? ¿Pugnan por el “bien común” los políticos que priorizan rencores, resentimientos? ¿Es un fin trascendente el apelar a gestos de condena, de reprobación, de excomunión por un mero sentarse al lado de un ex gobernador?

La cara de Osuna lo dijo todo en el Recinto. Y a Busti también se lo notó perturbado. ¿Por qué tanta repulsión luego de haber compartido tantas cosas? ¿No piensan en la imagen que se le otorga al ciudadano común???

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Urribarri ha imitado y hasta nos animamos a decir que empieza a superar las excelentes gestiones gubernamentales de Jorge Busti.

¿Le ocurrirá el día de mañana lo que hoy soporta el ex mandatario concordiense? ¿Cómo pueden sufrir una amnesia tan profunda políticos de la talla de Blanquita Osuna, una mujer que SIN DUDAS forjó su carrera política acompañando los mandatos de Busti???

¿No puede procederse con respeto, con protocolo, con madurez democrática??? ¿Busti asesinó, robó, violó? La respuesta tajante es NO. Fue uno de los mejores gobernadores en la historia de la política entrerriana. ¿Por qué no RESPETARLO?

Este periodista NO OLVIDA. Valora, reconoce, admite, distingue. Podemos disentir con ciertas actitudes de Busti, sobre todo de cómo permitió que su entorno cierre puertas tan grotescamente, blindándolo y NO haciéndole ver algunos yerros, justamente en cuanto a RELACIONES, a TRATOS, a PROCEDERES HUMANOS, a eso de extender una mano a quien lo necesita en el momento oportuno, a no dejar que se tenga que ir a “rascar a otro palenque” por haber sido deshauciado por funcionarios suyos que prometieron y no cumplieron. Estamos convencidos que en innumerables coyunturas, Busti ni siquiera llegó a enterarse que pudo contener a compañeros urgidos por soluciones de todo tipo. ¿Por qué?… Pues tuvo a su alrededor “asesores” que decidieron por él.

Pero, cuidado… Hoy a un gran gobernador gestor como Sergio Urribarri nos da la impresión que le puede estar sucediendo lo mismo con ciertos hombres de confianza, ciertos “consejeros”, cuyos procederes día a día van quedando en palmaria evidencia dañando paulatinamente la imagen del jefe de Gobierno entrerriano con el simple hecho de administrar “premios” y “castigos” con una arbitrariedad condenable.

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Tiene una enorme fortuna Urribarri: una Familia fiel, un secretario Privado de excelsa confianza como Sergio Cornejo, y algunos ministros o funcionarios con menor envergadura de probada honorabilidad. Pero deberá estar atento el “Pato” al perjurio, a la ingratitud, a la apostasía de ciertos personajes que de un día para el otro, pueden pasar del abrazo franco, de la retórica pletórica en falsa lealtad a la repulsa inconcebible.

Lo que pudo rescatar una inquieta cámara fotográfica en el recinto de la Cámara Baja entrerriana, es inapelable. Y causa tristeza. Lamentable. Se puede diferir, se puede disentir y hasta debatir. Pero NO perder la memoria de manera tan condenable. Y peor aún… No vaya a ser que uno de estos días, se vuelve a ver abrazados a quienes hoy se repelen. No es extraño, ni descabellado… Solo basta repasar los nombres que se pasan de un bando a otro ante la proximidad de un acto eleccionario. Tristísimo para la democracia argentina. Penoso para la ciudadanía toda que luego debe votarlos para no hacerlo EN BLANCO.