Golpizas de policías a detenidos: lo dejo librado a tu criterio …
|ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Vivimos en una sociedad, segundo a segundo, cada vez más confundida. Hay una crisis de valores, de principios, preocupante. Sin embargo hay hechos OBJETIVOS que terminan desembocando en un sinfín de interpretaciones. Tema del día: “violencia policial-golpizas a detenidos”. Un segmento de la Comunidad alienta el escarmiento, otro pone en rol de víctima a quien fuera denunciado y/o atrapado in fraganti por delitos de cualquier índole.
El “ojo por ojo” se ha recrudecido a límites insospechados. La “vendetta”, el hacer sentir en carne propia el daño causado por alguien que quebrantó la ley o vulneró los Derechos de otra persona no es una conducta nueva. Sin embargo, el deseo de venganza, incluyendo la inclemencia absoluta, el odio lindante a lo patibulario, ha tenido en los últimos tiempos un crecimiento insospechado.
Es que ésta gestión de Gobierno puso muy en alto, con una vara muy particular, a los Derechos Humanos en lo inherente a esa etapa nefasta sufrida por los argentinos que comprende mediados de los ’70 y comienzo de los ’80 a causa de la execrable Dictadura como del también vil extremismo/terrorismo (léase Montoneros-Tupamaros-ERP-FAL-FAR…).
No obstante, el advenimiento de la democracia también conllevó un cambio, una transformación muy honda en lo que se refiere a la vida cívica, con una sociedad la cual, de pronto, se halló sin milicias en las calles, con unas Fuerzas Armadas y Policía limitadas en estructura, personal y capacidad de resolución a diferentes conflictos, cercenadas a tope sus atribuciones, sometidas a un escarnio despiadado.
Si algo le faltaba a éste cuadro era un posicionamiento jurídico y judicial que, abruptamente, confirió -indirectamente- mayores derechos a quienes delinquían o se sospechaba de haber perpetrado ilícitos, y hasta se flexibilizaba Jurisprudencia confiriéndoles -precisamente- el peculiar “Derecho” de entrar por una puerta y salir por la otra en breve lapso.
Y hay más… Funcionarios, políticos, dirigentes de diversos estamentos en especial de gremios, sindicatos, clubes, o actores, conductores de TV, personalidades de la farándula, se codean sin tapujos con huestes violentas, pletóricas en antecedentes y hasta con perfiles de inocultable violencia u obrar delictuoso mediante diferentes expresiones.
Todo, bajo el amparo de abogados hábiles, sagaces, ladinos, que se desempeñan con una habilidad sorprendente a partir de la connivencia con jueces astutos.
Pero no todo queda ahí… También coexiste un ámbito carcelario paradigmático, el cual, si bien pretende modificarse con algunos proyectos o programas de reinserción encomiables, continúa agudizando las dificultades y/o carencias morales de los detenidos, anexándose facultades asombrosas en lo inherente a “libertades condicionales” o “salidas especiales” a reclusos que, por sus perfiles, nunca deberían haber sido dejados en libertad por más transitoria y “vigilada” que sea.
Volvamos a los policías…
¿Alguien sabe qué se les enseñó dentro de la Escuela que los formó y/o capacitó?
¿Alguien sabe los horarios o condiciones laborales en las cuales despliegan su labor, tanto en calles como hasta en oficinas, sobre todo en el contexto de guardias?
¿Alguien es capaz de ponerse un rato en el lugar de un agente que custodia las calles, en soledad, horas y horas sin entrar a un baño, horas y horas sin beber algo caliente o frio ante distintas épocas del año, horas y horas sin la indumentaria ideal o apropiada para esas condiciones climáticas?
¿Alguien conoce cuáles son los Derechos y Potestades de esos policías que muchas veces, -digamos cotidianamente- son amenazados, burlados, atacados, agraviados de distinto modo por delincuentes como por familiares de criminales?
¿Alguien, alguna vez, supo lo que se siente cuando se cumple con el deber y ve que en cuestión de horas, a veces de minutos, el policía que detuvo a un malviviente observa en libertad al malhechor quien se ríe en su cara y hasta lo amenaza o promete represalia contra la Familia de ese agente?
¿Alguien sabe de dónde, de qué ámbito, de qué sector de la sociedad, surgieron tantos policías, varios de ellos hasta familiares de forajidos o testigos y hasta víctimas de inenarrables episodios violentos en sus barrios o segmento societario?
¿Alguien verificó el estado del parque automotor, como equipamiento policial en líneas generales?
¿Alguien se anima a ingresar con personal policial a determinadas áreas marginales y constatar cómo se rechaza allí a los uniformados?
¿Alguien se imagina cuán doloroso es para un policía soportar todo tipo de agresiones o, más dramático aún, ver morir a un compañero de arma?
¿Alguien es capaz de figurarse lo que siente un policía cuando llega a determinados escenarios de crímenes y se encuentra con cuadros tan trágicos como aberrantes, y escucha el clamor de venganza de familiares de las víctimas, a veces, familiares o conocidos de ellos mismos?
Les garantizamos… podemos seguir formulando preguntas. Pero optamos por pasar a la respuesta CONTUNDENTE: NADIE que conozca la REALIDAD ÍNTIMA policial, NADIE -que NO haya sido víctima de asaltos, robos, violencia física, violencia contra su propiedad, etc, etc,- tiene la más mínima idea acerca del sentimiento que embarga a los policías ante variada coyuntura la cual los tiene por partícipes en el grado que sea.
Hay que VIVIR en el seno de la Fuerza lo que allí se vive o PADECE. Hay que CONOCER en profundidad muchos detalles de la VIDA policial. Hay que EMPAPARSE de normativas vigentes y/o vetustas del Código Civil, del Código Penal. Hay que ANIMARSE a integrar y/o conformar Sociedades, Organizaciones, Uniones en pro del APOYO a Comisarías, a Destacamentos.
Es mucho más FÁCIL condenar a toda la Fuerza por el accionar bárbaro, belicoso, y hasta COBARDE de algunos policías que hacen ABUSO de facultades y se convierten en improvisados como viles e INDIGNOS jueces de detenidos.
Sí señores… Hay policías que NO MERECEN se les haya otorgado, se los haya ungido, con el honor de PROTEGER a la sociedad. Pero también hay que RECONOCER cuán URGENTE es REFORMAR algunas cuestiones ligadas a la Justicia. O hay que ADMITIR, con tristeza, con inquietud, con perplejidad, pero con HONESTIDAD, cuán enferma está la SOCIEDAD.
El solo hecho de apreciar cuán SIMPLE tiende a destruirse la Familia, cuánto se han degradado los valores éticos, cuán NATURAL resulta contemplar PASIVAMENTE casos de Bullying, de Violencia de Género, cuán FACIL es cometer actos ilegales de diverso Grado y que SOBREN recursos para interponer y lograr una IMPUNIDAD abominable, alcanza para interpretar que la Policía NO ESTÁ ENFERMA.
Los argentinos ESTAMOS ENFERMOS con cuadros distintos. El Pueblo necesita un antídoto y la VALENTÍA para reconocer que hacen faltas agallas PATRIÓTICAS si se quiere lograr un CAMBIO, y esa MUTACIÓN, EMPIEZA POR CASA.