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Vivienda: tema dramático de la sociedad paranaense

En la Argentina urbana del Bicentenario, solo 75 de 500 personas encuestadas (o sea el 15 %) por Cuestión Entrerriana tiene casa propia. El resto alquila o vive con sus padres o familiares directos. Nada menos que 273 entrevistados (el 55 %) tuvieron que resignarse a volver a convivir con padre y/o madre. El déficit habitacional es gravísimo.

De las 152 restantes entrevistadas, 46 viven en viviendas cómodas, 34 lo hacen con el confort básico, y 72 sufren gravísimas dificultades por la composición de sus grupos familiares o posibilidades de acceder a rentar una casa o un departamento más amplio.

Y bien vale acotar que de esas 152 solo 12 alquilan dentro de los boulevares, por consecuencia el resto soporta además el tener que trasladarse desde zonas alejadas al centro con todos los gastos de traslado y tiempo que ello acarrea.

Es obvio que por el “target” que se apuntó a la hora de formular el cuestionario pertinente no se dio en las respuestas el reconocimiento a una situación de alojamiento irregular (villa miseria, asentamiento popular sin regularización, ocupación de hecho de casas o edificios, conventillo u hotel de pensión pública).

El principal problema de quienes aún no tienen casa propia se vincula con las enormes dificultades burocráticas que enfrentan quienes aspiran a líneas crediticias.

Ahora bien, 372 consultados esgrimieron que no les interesa ser adjudicatarios de viviendas sociales. Este 74 % coincidió de modo unánime que no quiere saber nada con las casas del IAPV por sus ubicaciones, características de los grupos familiares que habitan las mismas, y en especial se refirieron a las particularidades estructurales de sus construcciones tanto lo estético/funcional como en la calidad “perentoria” de sus materiales.

Para los actores de éste sondeo, hoy no solamente existe un déficit en cantidad, sino en calidad, ya que muchos de los núcleos habitacionales construidos a través de los distintos planes, tendieron a una especie de hacinamiento, donde de alguna forma se degrada el desarrollo social que necesariamente debe proporcionárseles a las familias que allí viven.

No se discuten las buenas voluntades del Estado, pero sí se invita a cualquier político a pernoctar un tiempo en las viviendas sociales. No solo por la calidad de las cuatro paredes sino también por la zona, calidad de vecinos, servicios en ese sector, etc…

Esto es lo que la mayoría de los participantes del sondeo opina y/o fundamenta en torno al “NO” recurrir al Gobierno.

Mala calidad/negociados

Es sin duda un tema recurrente en nuestro país, la calidad en la construcción de viviendas sociales.

Forma parte de la critica diaria la característica inestable de los materiales que se utilizan en algunos casos para fabricarlas, lo que implica el reflexionar agudamente sobre la quizás escasa supervisión del estado a las inversiones que realiza en esta materia, no solo en lo concomitante a construcción sino que hasta en lo inherente a la seguridad/estabilidad de los terrenos o dejando incertidumbre en lo relativo a si se llevó adelante el proyecto con la planificación imprescindible de la infraestructura urbana necesaria en cuanto a servicios imprescindibles para la nueva edificación a cristalizar.

Fue mayoría abrumadora entre los encuestados escuchar las palabras “negociados” y/o “coimas”, sea con las empresas constructoras o con punteros que de alguna manera inciden en el ingreso de militantes a los sorteos para “comprar” voluntades políticas.

Sin dudas para el ciudadano común, uno de los negocios políticos más grande de la Argentina tras el cual esperan pacientemente miles de familias que añoran su techo.

Es como que la duda, la desconfianza, en ese sentido prevalece por la preocupación en cuanto a si se recurre desde el Estado a parámetros y criterios de construcción específicos, que salvaguardan la seguridad y la aplicación de materiales de construcción eficaces y de buena calidad junto a una mayor fiscalización y evaluación de los proyectos.

Demás está decir que las prioridades de un Estado no deben guiarse por simpatías políticas, sino por criterios objetivos de necesidades básicas insatisfechas de la población sin banderías partidarias.

Estabilidad, crecimiento no son una receta mágica para terminar con problemas sociales profundos. Pero abren la oportunidad de pensar cómo resolverlos con políticas públicas ingeniosas y la reformulación de prioridades en el presupuesto. Mientras avanza un déficit habitacional gravísimo y peor aún… Nadie hace nada para frenar la INVASION de inmigrantes de otras provincias que van creando nuevos asentamientos.

Nadie se resiste al Archivo… Con una imagen aérea de la ciudad, puede vislumbrarse como han nacido nuevas zonas marginales, donde miles de personas viven de manera hacinada, y los que con mayor dignidad pernoctan lo hacen malversando servicios diversos.

Y ni que hablar cómo aumentó la inseguridad en una ciudad donde ya es común pagar “recompensas” por bienes robados, que esperar una reacción policial habida cuenta de lo desamparados que se hallan los guardianes de la Ley, paradójicamente por el accionar de la Justicia que sustenta sus sentencias en un Código Penal arcaico o en el cual se introdujeron modificaciones para nada sustanciales, convirtiéndose injustamente policías en victimarios y los delincuentes en FALSAS víctimas.

Mientras no se aplique un plan general e integral para cortar esta dinámica, estas zonas no harán más que aumentar, alimentadas por la llegada de nuevos inmigrantes alentados por los “Derechos” que han adquirido con tanta facilidad.

Aunque es necesario aclarar una posición…Atender cada demanda puntual y entregar tierras y viviendas a los sectores que viven en esta marginalidad lo único que va a hacer es multiplicar las demandas para que el Estado resuelva esta necesidad y así otras áreas de la clase social argentina terminarán explotando ante semejante asistencialismo/clientelismo a sectores POCO PRODUCTIVOS que viven de la ilegalidad o de la ayuda estatal y más aberrante aún, marcan la tendencia en procesos eleccionarios.