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Varisco: “la Juventud Radical nunca armó su brazo contra un gobierno constitucional”

Este viernes, en la Plaza de la Confederación, junto al Palacio Municipal, se recordó la trágica época que inauguró el golpe militar de 1976, pero también se condenó la fascinación por la violencia que se gestó desde el gobierno democrático de 1973 al 76. El intendente Sergio Varisco, formuló severos conceptos en su evocación. “Los montoneros le declararon la guerra armada al gobierno constitucional de Isabel Perón y como contrapartida la Juventud Radical -y en esto un aplauso a la memoria de (Ricardo) Balbín-, nunca armó su brazo contra un gobierno constitucional. Los montoneros le declararon la guerra a Isabel Perón y luego Firmenich pactó con Massera y entregó a sus propios compañeros y fue una empresa de secuestros que se llevaron la plata a México y hoy vive en Barcelona como un rey”, expresó con énfasis el presidente de la Comuna capitalina.

 

Un concurrido acto organizado por la Municipalidad de Paraná, luego de participar de la marcha en recordación del inicio de la última dictadura el 24 de marzo de 1976, se realizó en la Plaza de la Confederación Argentina, ubicada sobre calle Corrientes, junto al Palacio Municipal.

El intendente Sergio Varisco calificó a la última dictadura “de una crueldad en la tortura -como está descripta en el informe de la Conadep- que superó al nazismo en la Segunda Guerra Mundial”. Pero también reflexionó sobre la fecha como “un día de compromiso, hacia atrás y hacia adelante. Hacia atrás porque hubo gente que murió y hacia adelante porque hay que asegurar los derechos humanos. Cuando asumimos en el 83, podíamos describir a la historia argentina muy tajantemente: la del 1880 como un desierto, un país deshabitado, sin ningún tipo de industria y que nacía a la faz de la tierra; 50 años después, en 1930 éramos el quinto país del mundo, por el Producto Bruto Per Cápita, hasta que vino el primer golpe de Estado que derrocó a uno de los más grandes argentinos, como fue Hipólito Yrigoyen. Y vivimos 50 años de democracia interrumpida por distintos golpes militares. Esos 100 años fueron el ascenso y la pendiente de la Argentina. Por eso en el 83 había clara conciencia del momento que se vivía y aquello que el fiscal Strassera dijo en aquel alegato en los juicios cuando ante un silencio sepulcral del país dijo mirando a los militares sentados en el banquillo, dijo ‘señores jueces, nunca más’. También es cierto que hay pocos temas que nos unen a los argentinos, quizás Malvinas sea uno de ellos, pero el ‘nunca más’ debería ser otro. Pero acá hubo una interpretación del relato que ha tergiversado en todo sentido la historia reciente argentina y hoy algunos hablan como se hubiesen estado en la ESMA o hubiesen resistido y en aquellos años no éramos muchos lo que militábamos. Pero también había líneas políticas y en una reunión de juventudes políticas en 1975, los montoneros le declararon la guerra armada al gobierno constitucional de Isabel Perón y como contrapartida la Juventud Radical -y en esto un aplauso a la memoria de (Ricardo) Balbín-, nunca armó su brazo contra un gobierno constitucional. En soledad, los jóvenes radicales de la época, nos querían acusar de conservadores porque hablábamos del Estado de Derecho, del respeto a las instituciones, de llegar a las elecciones del 77 ‘aunque sea con muletas’ nos decía don Ricardo. El radicalismo fue un sostén de aquel gobierno, mientras los propios integrantes iban pactando con los militares, porque hay que decir toda la verdad: los montoneros le declararon la guerra a Isabel Perón y luego Firmenich pactó con Massera y entregó a sus propios compañeros y fue una empresa de secuestros que se llevaron la plata a México y hoy vive en Barcelona como un rey”. Digo esto, porque aquel 13 de diciembre de 1983, Raúl Alfonsín hizo dos decretos y el más importante, enjuiciar a quienes fueron los grandes protagonistas del terrorismo de Estado que fueron las juntas militares; pero también otro decreto enjuiciaba ese terrorismo de Estado que nació de la Triple A de López Rega que murió preso y la cúpula de Firmenich. Pero nosotros no fuimos los que indultamos, no fuimos los que nos armamos en contra de un gobierno constitucional, por eso el pueblo nos eligió en el 83 para hacer lo que nunca se hizo en la historia del mundo, ni siquiera Nüremberg puede ser comparado con el juicio a las juntas porque aquel fue un juicio de un ejército vencedor ante uno perdedor y este fue el de una democracia débil e incipiente, ante un ejército que tenía aún los cañones humeantes y poder de fuego”.

Recordó que era “un gobierno que no se sentía acompañado ni por los jueces a veces, ni por la oposición, porque se hizo en soledad, no querían enjuiciar y no integraron la Conadep, porque abajo del pensamiento de Alfonsín había una cuestión ética y filosófica que no se podía consolidar nunca la democracia sobre la base de la claudicación ética que hubiese sido ignorar el pasado, los crímenes y la tortura. La democracia es sólida hoy porque tiene la autoridad ética de aquellos juicios, que no se repitieron en ningún otro lugar, ni en Chile, Uruguay, Paraguay, Bolivia ni Brasil”.

Finalmente, Varisco destacó que “hoy se haya marchado y cada vez seamos más, recordando que no se hacía en la época de los indultos, pero hay que hacer un esfuerzo para que sea un tema común de los argentinos, que no sea propiedad e ningún sector: los muertos, torturados y asesinados en los vuelos de la muerte y en cada acción de la dictadura le pertenecen al pueblo argentino. Creo que la democracia es lucha todos los días, y les pido especialmente a los jóvenes que no vivieron esto que luchen se esfuercen y militen todos los días para consolidar una democracia en paz, porque somos militante de la vida y por eso cantamos y nuestros grandes muertos quieren que cantemos”.

 

Stubrin: “El gobierno del 73 al 76 ejerció el primer terrorismo de Estado”

 

El dirigente radical Adolfo Stubrin dijo sentirse “honrado” por haber sido invitada a lo consideró un “acto de reflexión en este día tan grave y de tanta consternación para la historia del país”. Felicitó por la “cultura cívica de la ciudad de Paraná por la marcha con una vigorosa columna democrática que se sumó y articuló una presencia ciudadana muy importante y de repudio al golpe militar”.

Strubrin se definió como “un veterano de lucha por los derechos humanos desde la década de los 70”. Ante la concurrencia dijo que habría que formularse una pregunta: “¿Por qué en 1983, contrariamente a todo lo que se esperaba, el peronismo no llegó al poder? ¿Por qué una mayoría sólida del pueblo argentino resolvió que otra fuerza política, el radicalismo de Raúl Alfonsín llegara a la Presidencia de la República? Lo hizo porque estaba fresco el recuerdo del gobierno último gobierno constitucional de 1973 y 1976 y que se podía verse como una gran frustración de la democracia argentina”. En ese sentido calificó a ese gobierno peronista como “un gobierno de transición fallido que inició Cámpora, siguió Perón y terminó Isabel Perón, después de la cual vino el golpe militar. Una transición que no carecía de apoyo popular, pero tenía en sus entrañas la violencia, la división, el sectarismo, la intolerancia de los propios grupos que se integraban en el poder. Había una fascinación con el ejercicio de la violencia por parte de amplios sectores de la sociedad argentina. Pero no todos estábamos de acuerdo con eso, porque había una tradición democrática que nosotros aspirábamos a representar en todos los ámbitos desde el movimiento obrero hasta la universidad. Decíamos que la paz, la vigencia de la Constitución, que el Estado de Derecho, eran la base que habían roto los militares en 1930 y que teníamos que reconstruir. En aquel gobierno del 73 al 76 nos hicieron poco caso. A pesar de los buenos diálogos entre el general Perón y el doctor Balbín, en los sótanos del Ministerio del Bienestar Social, la mano derecha del general Perón, el nefasto José López Rega organizaba los grupos de la Triple A, que eran la contraparte armada en el interior del propio movimiento oficialista que salía a matar, a tirar bombas, a destruir y ejercía el primer terrorismo de Estado de la Argentina, precursor del terrorismo de Estado nefasto, de carácter innombrable que instauró la dictadura militar después del 24 de marzo de 1976. Hubo desaparecidos en aquel periodo del 73 al 76, se calcula que más de 1.000 y hubo 1.600 muertos, atentados, combates, bombas, y asesinatos directos como el del secretario general de la CGT, José Rucci”.

Stubrin subrayó que “es cierto que el golpe militar atentó contra la democracia, pero no es menos cierto que esa democracia conducida de esa manera era inviable en sí misma y saturada de actitudes antidemocráticas y totalitarias”. Contó que en esa época de estudiante universitario intentaban de convencer a sus pares de que había que llegar a las elecciones de 1977: “El gobierno militar de Lanusse había acortado el mandato presidencial a cuatro años y eliminado las elecciones de medio término de 1975; no había manera de que el pueblo hubiera rectificara sobre esa orgía de sangre que se estaba sumiendo la Argentina y sobre esa corrupción que se estaba viviendo. Después de pelearse con el general Perón, pasaron a la clandestinidad en plena situación democrática y cometieron una enorme cantidad de ataques no solo a militares, sino a dirigentes gremiales y políticos. Eso operó como un camino sin retorno, sistemática manera de provocar recíprocamente, los montoneros, el ERP, la Triple A, unos contra otros, matándose y obteniendo sus trofeos sangrientos en medio de una estructura constitucional de enorme fragilidad. Jugaron con fuego y el resultado fue el golpe militar”.

Reflexionó que “es verdad que las juntas militares y los grupos que los apoyaban fueron los culpables de ese atropello a la constitución, y de toda la secuela de terrorismo de Estado que trajo consigo, y así fueron enjuiciados, pero no es menos cierto que las comisiones políticas del país estaban expuestas a un sistemática provocación y que la violencia engendra violencia. Esa respuesta desproporcionada, inhumana, injustificable que fue el golpe militar significó también la perdida de la expectativa de un ciclo democrático duradero. Lo pudimos hacer recién en 1983 y entre ellas porque nosotros teníamos una conducta contra la violencia y éramos la vida y éramos la paz. Esos pergaminos cívicos nos hizo llegar al gobierno por el juicio del pueblo”.

Stubrin valoró la figura del presidente elegido en 1983: “Debemos reivindicar el hecho que el presidente Alfonsín a tres día de haber asumido, dictó el decreto por el cual acusó oficialmente y arrestó a los nueve comandantes de las juntas militares bajo cuyo mando se había efectuado la enorme masacre de la Argentina a partir de 1976. Otro decreto dictó para enjuiciar a los líderes de las organizaciones guerrilleras de la Triple A, entre ellas a López Rega, que años después cayó preso y murió en prisión”.

“El decreto de las Juntas militares pudo llevarse a cabo porque Alfonsín fue el presidente, si el candidato peronista hubiera sido presidente el pasado no se hubiera podido revisar. El pasado de la dictadura fue puesto en los tribunales por merito del doctor Alfonsin y quienes cultivamos la paz en toda nuestra trayectoria política. Los juicios a las juntas militares fueron posible porque el presidente Alfonsín dictó que la legislación de facto de la dictadura militar era interior y derogable por la legislación de jure y envió al Congreso una ley para declara nula la autoamnistía de los militares. Alfonsín se rodeó de los mejores juristas y en los pasos que cumplir se creó la Conadep, autora del ‘Nunca más’, el libro donde está documentado con toda crueldad la tragedia de la violación sistemática de los derechos humanos en la Argentina. Los nueve comandantes fueron condenados, uno de ellos, el general Videla, a reclusión perpetua”.

También recordó que “cuando Alfonsín entregó el mando, estaban presos y después de los primeros años de la década del 90, fueron indultados. Esa es la parábola de la Argentina. Luego la conciencia y la lucha de los derechos humanos permitió recuperar los juicios que actualmente están llevándose a cabo y cuentan con todo nuestro apoyo”.

Stubrin hizo hincapié en “que la Constitución Nacional es la piedra angular de la convivencia argentina. No una supuesta vocación revolucionaria, o una recreación romántica del pasado de los 70 que no corresponde a la realidad y que lo único que hace es autorizar a la acción política por las vías de hecho. Nosotros no estamos a favor de hacer política por las vías de hecho, nos gustan las movilizaciones como estas, las reflexiones, la lucha, pero no la acción directa, no nos parecen educativas ni cívicas, sino recursos que llaman a los viejos fantasmas del autoritarismo de las dictaduras y de las pérdidas de la libertad y que el pasado de nuestro país está lleno. El mensaje en este día tiene que pensar en el 76 en adelante, en el 76 hacia atrás y en el 83 hasta el día de hoy, esos tres periodos deben ser conocidos y debatidos, como proceso en el cual hoy nos toca la responsabilidad además de ser parte del gobierno nacional, ser optimistas sobre los resultados del esfuerzo que el pueblo argentino ponga sobre la base de defender los carriles democráticos que creo están sólidamente instaurados”.