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Un Estadio NECESARIO pero ya no tan bien visto…

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Allá por septiembre del año pasado el gobernador Sergio Urribarri oficializó, junto a Blanca Osuna, el interés en construir un Estadio Único en la capital provincial, juntamente con un escenario cubierto para diversos eventos deportivos y culturales. La sociedad deportiva paranaense aprobó la ambiciosa idea. Hoy, con 6 meses de gestión y un panorama de país diferente, como cierto discurso distinto, se denota un incipiente escepticismo en miles de ciudadanos, en especial en el seno de miles de familias que desde fin de año vieron reducirse sus ingresos por despidos o no renovación de vínculos laborales. Sin hesitar,  empiezan a demandarse señales de autocrítica como de cambio oportuno de rumbo. Esa es la prioridad insoslayable.

 

En Entre Ríos tenemos un Gobernador propenso a apoyar al deporte en todas sus manifestaciones, cualidad INNEGABLE y LOABLE. No obstante, no son tiempos para tirar manteca al techo, más aún cuando los precios suben, los servicios suben, suscitando -a raíz que no hay un crecimiento paralelo de los salarios-, un claro desfase en el sistema financiero, en especial sufrido por los que menos ganan, o sea la mayoría de los entrerrianos.

 

Ello causa un inevitable paulatino desgaste del Pueblo que apoya evoluciones, progresos, pero que también quiere trasladar ese avance en los bolsillos propios, en varios casos agujereados por coyunturas personales o hasta contratos no renovados, despidos, justamente por la decisión (u omisión) de un Estado, provincial y municipal, que no contempló (y sigue sin reconocer ni solucionar) la gravísima coyuntura soportada por cuántos paranaenses que se quedaron, a fines del 2011, sin laburo en las diferentes Administraciones Públicas, o en empresas que comenzaron a realizar crueles ajustes.

 

Una cosa era aquel presente pletórico de ilusiones previo a los comicios de octubre, y otra es HOY, con miles de ciudadanos sufriendo innumerables carencias estrictamente por haber perdido en menos de un año sus fuentes laborales.

Eso, lo admita o no el Estado, repercutió nocivamente en los distintos estamentos de la sociedad ya que se produjo un profundo desequilibrio acentuándose más el debe que el haber. Y si bien LEJOS se está de una “crisis” por más que la oposición quiera sugerir un panorama devastador y/o desolador, comienzan tímidamente a escucharse voces que reclaman solución a diversas demandas sociales postergadas que con semejante inversión como la de un Estadio Único podrían seguir quedando rezagadas.

 

El gobernador es un hombre que no esconde el entusiasmo, y es un político que se ata férreamente a un compromiso y convicción tremendos. Tiene ilusiones y autoridad para fortalecerlas basadas por lo hecho, eso es INDISCUTIBLE.

 

No obstante, uno analiza la factibilidad de éste proyecto, como el del Hospital en zona de Cuarteles, o la recuperación del Borde Costero, y le anexa las dificultades vividas en el verano con el agua potable o el gravísimo deterioro heredado de las calles capitalinas, más la lenta recuperación y/o postergado mantenimiento de parques y paseos, o el flagelo irrefrenable de la inseguridad, ni la más optimista imaginación puede evitar suspicacia que por un desborde pasional el Estado -sea entrerriano y/o Comunal- se endeude con una obra que -habida cuenta del poder adquisitivo cada vez más menguado del ciudadano común- quizás no pueda ser usufructuada por TODOS y cuyo mantenimiento no será sencillo.

 

Urribarri y en especial sus asesores o algunos de sus ministros muy cercanos, deberían percatarse que hay una deuda pesada a nivel Justicia Social en cuanto a distribución de la riqueza y esencialmente por la falta de empleo estable. En ésta primera parte del año fue harto elocuente el abuso del “ajuste a derecho” de las patronales privados, como fue patética la conducta de algunos funcionarios que por ubicar a “privilegiados” hicieron caer contratos de obra o servicios, o sin ir más lejos no se dio solución a pedidos de efectividad por suplencias extraordinarias con remuneraciones denigrantes.

 

Asimismo, ha influido en el desanimo de un vasto sector de la sociedad los costos de la Canasta Familiar cada vez más elevados, con un desequilibrio inflacionario creciente que pone en jaque la economía de todos los hogares de clase media/media baja, sector que involucra a miles de paranaenses NO HABITUADOS al asistencialismo, y que solo desean tener trabajo EN BLANCO, y vivir DIGNAMENTE.

 

Urribarri, líder de una hermosa Familia, no puede ser indiferente a lo que nos está ocurriendo a tantos miles de entrerrianos que padecemos una sensación paulatina de desamparo, sin embargo queremos renovar la fe, pese a no a ser receptores de planes o dádivas como tantos parásitos y hasta detractores reciben por el mero hecho de ejercer la “profesión” de exigir-reclamar-demandar sin tapujo y en algunos casos hasta desplegar actos extorsivos.

 

Miles de ciudadanos, si continúa remarcándose la desigualdad social, no podremos disfrutar de los acontecimientos deportivos y culturales que se lleven a cabo en el fastuoso Estadio ÚNICO del Acceso y hablo en SINGULAR pues el mes pasado el gobernador ya no volvió a hablar ni se mostró en la espectacular maqueta virtual el gimnasio multi-eventos cerrado anunciado en septiembre, dejando inquietos a algunas personalidades del básquet que lo fueron a escuchar y a apoyar, como creyeron en él en plena etapa electoralista y sintieron ahora que se iban con las manos vacías.

 

Es innegable que la Gestión Urribarri ha movilizado la provincia en éstos cuatro años y medio al frente del Poder Ejecutivo entrerriano. Cristalizó ello pues supo distinguir el bien común por sobre los intereses sectoriales o individuales, exhibiendo un admirable coraje y sana voluntad de abordar cada problemática con la imprescindible capacidad de entendimiento, teniendo como impronta evidenciar permanente empeño, dedicación, en plasmar gestiones constantes ante el Estado Nacional, transformando a Entre Ríos en una provincia protagonista del país con un impulso nunca antes visto.

 

La situación actual requiere una actitud de grandeza y bien vendría una honda autocrítica respecto a las “materias pendientes” para pasar a la celebridad como el mejor mandatario de la historia entrerriana. Su vocación de servicio indiscutible lo urge a la grandeza del espíritu, habiendo aceptado un destino de sabiduría, de sacrificio y de generosidad para con su Pueblo.

 

Nuestro gobernador, que expresó con creces ser experto en humanidad, debe ser también maestro del diálogo, e interpretar con mayor sagacidad el lamento de su gente, esa que está alarmada, mortificada, afligida, y que necesita un guiño, una señal, en cuanto a que un mañana más fecundo está por llegar no solo a través de una obra majestuosa sino mediante muchas obras de menor porte (en especial en materia de Educación, Salud y Seguridad) pero que beneficien a TODO el Pueblo.

 

Ese Pueblo que aun confía en que siga siendo un mandatario en contacto con los temas de la mesa familiar, buscando sin pausas avanzar, aún en el disenso, mediante una actitud totalmente proactiva, receptiva, respetuosa de las instituciones, de los roles y de las personas.

 

Ese Pueblo que quiere verlo apercibiendo a los funcionarios que no han imitado su ejemplo y que se regodean a diario con sus mentiras, sus ocultamientos, sus siniestras actitudes propias de cobardes que no dan la cara e incumplen con sus promesas electorales perjudicando a miles de padres de Familia.

 

Ese Pueblo representado por miles y miles de ciudadanos hoy desencantados, que solo anhelan, por sobre obras colosales, trabajar honradamente y EN BLANCO.

 

Ese Pueblo que desea recuperar fuentes de trabajo perdidas con una VIL INJUSTICIA sin que desde el Estado ALGUIEN profundice sus gestiones tendientes a esclarecer tantos hechos ligados a conductas maquiavélicas de empleadores, sean del ámbito estatal como del Privado, y ganar lo que realmente merecemos para vivir en paz. Sin lujos, sin ostentaciones, solo vivir decentemente.