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“Sincericidio” de Sandleris

El flamante presidente del BCRA, Guido Sandleris, cometió un “sincericidio” al dialogar con banqueros a quienes admitió que en realidad no existe un compromiso para defender el supuesto techo de $ 44. “Lo que definimos es una zona de flotación, donde no intervenimos. Pero en caso de que llegue al límite superior podemos vender sólo USD 150 millones diarios”, aclaró.

 

¿Para qué anunciar un piso y sobre todo un techo de la banda cambiaria si no hay un compromiso para defender esos valores? Resultó bastante obvio por esas horas que el mercado iría rápidamente a “testear” los $44 definidos por el Central. Aun cuando se trate de un tipo de cambio “recontraalto”, sólo equivalente al del 2003, cuando la economía recién comenzaba a recuperarse del estallido de la Convertibilidad.

 

Sería un papelón, por otro lado, que aquellos límites establecidos para las bandas cambiarias queden superados a las pocas horas o días de implementación. La crisis de credibilidad y desconfianza en las autoridades se agravaría.

 

La credibilidad de las nuevas autoridades del Central quedaría seriamente dañada si el dólar supera el techo de la banda establecido. La incógnita es para qué se fijó sin poder usar reservas con libertad para intervenir.

El cierre de la rueda del viernes dejó en claro que hubo renovada demanda de dólares que la oferta privada no llegó a satisfacerla. Y el tipo de cambio quedó con tendencia alcista para la apertura de mañana. Con un agravante: como es principio de mes, muchos de los que cobran el sueldo aprovecharán para utilizar una parte para comprar dólares, con el objetivo de cubrirse de una eventual suba adicional del tipo de cambio.

 

Con este panorama, el Central decidió llevar adelante un aumento de encajes que será inédito. Esta vez no se busca absorber el dinero liberado por la cancelación de las Lebac, como sucedió en los últimos dos meses. Ahora avanza con una maniobra que directamente retirará del mercado una cifra equivalente a $ 60.000 millones, es decir 3 puntos adicionales de encajes sobre los depósitos bancarios.

 

Para enfrentar la pulseada del mercado, el Central resolvió llevar adelante un plan de “asfixia financiera”. Llevará adelante una política de emisión monetaria cero, pero además absorberá $ 60.000 millones el lunes.

“Si no hay pesos, entonces no hay recursos para comprar dólares”, es la explicación que salió a dar ayer el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. Quedó así bien clara cómo será la pulseada contra el mercado en los próximos días. Sin la autorización del Fondo para salir a vender reservas en forma discrecional, entonces la opción es implementar un plan de “asfixia monetaria”. Los bancos tendrán muchos menos recursos para dar crédito y subirán todavía más las tasas de interés, ofreciendo una opción más atractiva a quienes aún piensan en dolarizarse. Serán las consecuencias inmediatas del plan “emisión monetaria cero” que anunció el BCRA.

 

¿Alcanzará con pasar la aspiradora de pesos para evitar mayor presión cambiaria? Imposible saberlo con precisión, pero el Central se prepara para dar pelea contra el mercado y evitar que la demanda impulse a la cotización rápidamente hacia los $ 44. Si sucede eso, el peligro es que se desate un nuevo round de corrida cambiaria, con consecuencias impredecibles. Habría una mayor aceleración inflacionaria y el impacto sobre el tipo de actividad de una nueva devaluación sería enorme.

 

Pero nada está dicho. Empieza a correr el nuevo acuerdo con el FMI, por un total de USD 57.000 millones, que implica una fuerte aceleración de desembolsos en lo que resta de 2018 y 2019. Así quedan blindados los pagos de deuda en dólares. Esa mayor certeza sobre la solvencia financiera de la Argentina, razonan en el equipo económico, no sólo debería reflejarse en una mejora de los bonos y la consiguiente caída del riesgo país, sino en una mayor estabilidad cambiaria.

 

Además, las políticas de equilibrio fiscal primario y cero emisión monetaria también tendrían que generar resultados en los próximos meses. La expectativa es recuperar la confianza de los mercados, se estabilice el dólar y de a poco vayan bajando las tasas de interés.

 

Sin embargo, hay muchas dudas por el impacto de la recesión, el aumento del desempleo y el aumento de la pobreza que sucederán en los próximos meses. Las tensiones sociales serán crecientes en los próximos meses y diciembre está a la vuelta de la esquina. Será un fin de año complicado desde todo punto de vista y en el Gobierno lo saben.