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¿Quién podrá defendernos?: construcción de edificio nociva

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- En Feliciano, entre San Martín y Monte Caseros se iniciaron las obras de construcción de un edificio de siete pisos. Arquitecto, ingeniero, y obreros evidenciaron en los primeros días sumo respeto por las formalidades y desvelo por clarificar que “rompe, paga…”. Hasta ahí, todo recontra bien. Hoy, los ruidos y vibraciones son insoportables, amén de la suciedad que producen las tareas. ¿Quién defiende al Pueblo en éstas coyunturas? Galería de fotos.

 

La edificación de una propiedad horizontal está provocando molestias a los vecinos de la manzana comprendida por las calles San Martín, Feliciano, Monte Caseros y Villaguay. No a todos, obviamente pues los inconvenientes afectan sobre todo a los aledaños o adyacentes a la construcción.

 

Más allá de los trastornos comunes en lo inherente al ruido de las retroexcavadoras, cementeras u  hormigoneras, niveladoras, camiones varios, o hasta los gritos de los obreros, los perjuicios que están generando preocupación, inquietud, son los inherentes a las fuertes vibraciones que hacen temblar paredes, aberturas y ventanas, lo peor es que comienzan a las 6.30 / 6.45 de la mañana y persisten en horas de la siesta hasta las últimas horas de la tarde, menos sábado por la tarde, domingo y/o feriados.

 

El resto del día es IN-SO-POR-TA-BLE. Desarrolladores y constructores deberían ser conscientes de que el éxito de una obra depende, en gran medida, de no generar molestias a quienes viven alrededor.

 

Las empresas deberían cumplir con las medidas de mitigación correspondientes, evidentemente que aquí ello no ocurre, ni siquiera en cuanto a la prevención que el polvo no se levante e invada los hogares lindantes.

 

Aclaramos… La conducta de los obreros sigue siendo correcta, pero ante el pedido que se apersonen a nuestro domicilio el ingeniero o el arquitecto, insistimos, muy corteses en la previa a la apertura de obra, fue estéril el propósito solo proclive a poner en sus conocimientos el desasosiego que está causando la febril actividad SIN PAUSAS, y los conflictos que está ocasionando, sea en lo concomitante a higiene como a salud, el constante polvillo que produce el movimiento de tierra.

 

Los sonidos indeseados constituyen el estorbo público más generalizado en la sociedad actual. Y es más que un estorbo. El ruido es un peligro real y efectivo para la salud del pueblo. Está probado que  el ruido puede ocasionarnos serias tensiones físicas y emocionales. Nadie es inmune al ruido. Aunque aparentemente nos adaptamos a él ignorándole, la verdad es que el oído siempre lo capta, y el cuerpo siempre reacciona, a veces con extrema tensión.

 

El desplazamiento permanente del umbral inducido por el ruido constituye una pérdida irreversible causada por la exposición prolongada al ruido. Además, el ruido puede provocar dificultades para conciliar el sueño. Algunos estudios han indicado que la perturbación del sueño se manifiesta cada vez más a medida que los niveles de ruido ambiental sobrepasan los límites de serenidad.

 

Hay otros efectos más difíciles de establecer. Se cree, por ejemplo, que en algunas personas la tensión de un ruido puede aumentar su susceptibilidad a contraer infecciones y otras enfermedades. Para otras personas aún más susceptibles, los ruidos podrían ser un factor agravante en enfermedades cardiacas y en otras enfermedades.

 

Un ruido que le cause molestia o irritabilidad a una persona saludable podría conllevar serias consecuencias para una persona ya enferma física o mentalmente.

 

El ruido puede actuar como elemento de distracción y puede también afectar el estado psicofisiológico del individuo. El ruido puede modificar, también, el estado de alerta del individuo y aumentar o disminuir la eficiencia

 

La construcción de edificios y las obras públicas son actividades que causan considerables emisiones de ruido. Hay una serie de sonidos provocados por grúas, mezcladoras de cemento, operaciones de soldadura, martilleo, perforación y otros trabajos.

 

Existe clara conciencia del efecto negativo que sobre las personas tiene un entorno ruidoso. Las molestias que ocasiona pueden ser de muy distinta índole y van desde trastornos a la hora de dormir e incapacidad para concentrarse hasta lesiones propiamente dichas, dependiendo de la intensidad y duración del ruido.

 

Las vibraciones pueden estar provocando daños que hoy no se aprecian, pero el ruido y la suciedad que ocasiona la precitada obra ya es insufrible, intolerable y comenzamos a sostener que es ABUSIVO.