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Por las altas tasas y la recesión, en un año se duplicó la morosidad de empresas y familias en bancos y financieras

Las altas tasas de interés, el contexto recesivo y los salarios reales en baja representan un combo explosivo que termina atentando contra el sistema financiero. Porque las entidades cobran tasas muy elevadas para prestar dinero, que finalmente las empresas y familias no pueden pagar. De acuerdo con el último informe de bancos del Banco Central, en febrero la cartera irregular (mora) alcanzó el 3,8%, frente al 1,9% que se había registrado durante el mismo mes del año pasado.

 

Si se desagrega este número, se observa que los bancos privados tienen una mora del 3,8%; los públicos, del 3,6%; y las entidades financieras no bancarias, 6,9%. Allí se agrupan las empresas financieras de las automotrices y de las grandes compañías de electrodomésticos, que financian el consumo.

 

De acuerdo con el último informe de bancos del Banco Central, en febrero la cartera irregular (mora) alcanzó el 3,8%, frente al 1,9% que se había registrado durante el mismo mes del año pasado

El segmento que tuvo el mayor crecimiento de la cartera irregular bancaria es el segmento empresas, que en el segundo mes del año mantenía una tasa de morosidad del 3,5%, frente al 3,1% de enero y 1% registrado un año atrás. Consultado al respecto por Infobae, el socio de PwC Argentina, a cargo de bancos y entidades financieras, Gastón Inzaghi, sostuvo que “es probable que la morosidad continúe en alza, si persisten la tasa de interés elevada -continuará mientras la inflación no ceda- y mientras que la actividad económica no detenga su caída”.

 

Esta mejora es clave para las pequeñas y medianas empresas, las más afectadas dentro del segmento empresas. Con la fuerte caída de las ventas y las altas tasas, las pymes sufren ahogo financiero que las lleva a recortar gastos al máximo; personal y, como último recurso, cerrar sus puertas. Antes de eso, demoran el pago de impuestos y entran en mora con los bancos. No por nada las entidades financieras redujeron al mínimo las carteras comerciales con las pymes.

 

Según Inzaghi, podría compensar el efecto negativo la mejora del sector agropecuario, que se percibirá en este segundo trimestre; la mejora del poder adquisitivo de la población con las nuevas paritarias y las medidas anunciadas esta semana por el Gobierno para dinamizar el consumo y mejorar en parte la situación de las pymes. “Todos estos factores podrían restarle presión a la morosidad”, planteó el socio de PwC.

 

En cuanto a las entidades financieras no bancarias, la morosidad general en febrero alcanzó al 6,9%; en enero había sido de 6,2%; y en febrero del 2018 el valor alcanzaba el 4,6%. El crecimiento, en este caso, fue muy alto, aunque representa un porcentaje más chico del total de créditos otorgados por el sector financiero.

 

Mientras que la morosidad en empresas fue del 3,5% en febrero, la de las familias alcanzó el 4,4%, según el informe del BCRA. Y si bien la entidad que conduce Guido Sandleris no publicó en esta oportunidad la apertura de ese segmento, “lo que más venía creciendo hasta enero eran las irregularidades en los créditos personales y de tarjetas de crédito, es decir, los de consumo”.

 

En enero, el ratio de morosidad en consumo fue del 4,6%, mientras que en hipotecarios y prendarios fue del 0,8% y en hipotecarios UVA, de 0,3%. “Son números bajos porque lo último que deja de pagar el deudor son los bienes. Además, están respaldados por una garantía”, afirmó Inzaghi.

 

Si bien la cartera que presenta mayor morosidad es la del consumo familiar, en el último trimestre del 2018 se observó un empeoramiento en el segmento empresas, justamente en un escenario donde la economía cayó 2,6% (menor demanda), con una fuerte devaluación (que generó un aumento de costos sin su consecuente traspaso pleno a precios), y tasas de interés reales muy altas, según planteó PwC en un informe que realizaron al respecto.

 

El informe agrega que “son los bancos privados los que muestran mayor tasa de morosidad a febrero 2019”, pero que, a diferencia de los 90, los bancos están calzados y líquidos, con lo cual, a priori, no deberían enfrentar un problema de solvencia. Si bien se espera que pueda seguir aumentando la morosidad, lo seguirá haciendo de forma gradual. Por otra parte, las paritarias que se concretarán entre abril y mayo permitirían restarle presión a la morosidad en los próximos meses, en tanto que los bancos ya están activos, especialmente en el segmento empresas, acordando alternativas de reestructuración de sus deudas.