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Policías acuartelados: fuerte informe de El Heraldo

ESPECIAL.- «Este lunes, parte de enfermo masivo. A ver cómo se las arreglan con los bancos sin policías». «Avisen qué hacemos: en la departamental La Paz estamos dispuestos a todo». «Al obispo lo usaron de payaso. No tienen moral para dar una orden. Infelices, alcahuetes, no cumplen la palabra. Andate Judas».

 

Las publicaciones corresponden al perfil de Facebook de la denominada Asociación Profesional Policial de Entre Ríos (Apropoler), que en rigor no es más que un grupo de efectivos de la fuerza que comenzó su actividad con la excusa de promover la sindicalización y terminó siendo uno de los espacios desde los cuales se gestó el acuartelamiento que tuvo lugar en Concordia el 8 de diciembre.

 

Sedición y otros delitos contra los poderes públicos y el orden constitucional tipificados en el artículo 229 del Código Penal, hoy son motivo de investigación de jueces y fiscales en relación a los cabecillas del alzamiento que tuvo lugar en la ciudad.

 

Pero el delito no es una novedad en las fojas de muchos de estos hombres de la Policía entrerriana que fogonearon situaciones que se cobraron vidas humanas, pusieron en riesgo a toda una comunidad, causaron enormes daños materiales y provocaron un pánico de tal magnitud que hoy persiste en muchos concordienses, especialmente en quienes sufrieron en carne propia la violencia que representa un saqueo.

 

Perfiles de los sediciosos

 

Uno de los cabecillas del acuartelamiento, apodado BJ, según pudo saber este medio habría enfrentado una causa penal por violar a una joven. Hay quienes dicen, incluso, que el ataque se produjo arriba de un patrullero. Un esquema sistemático de amenazas hacia la chica y su entorno la forzó a desdecirse y a levantar su denuncia. La causa se archivó y el crimen quedó impune.

 

Otro de los hombres que protagonizaron esas horas trágicas, él que más pantalla tuvo en el canal de noticias TN, fue visto por la prensa tomando del pico de una botella de vodka en la parte trasera de la Jefatura Departamental de Policía de la ciudad. Está de licencia obligada y sancionado por pedir coimas a los automovilistas en la ruta 4.

 

Un caso emblemático es el del sargento Romeo Valdez. Fue quien habría tomado por detrás al subjefe de la Departamental Concordia, comisario Nelson Vega durante la toma de la sede policial y luego, durante los allanamientos llevados a cabo en las horas siguientes en busca de elementos y productos provenientes de los saqueos a comercios, en casa de su madre apareció un lote de electrodomésticos robados. El detalle: la madre del uniformado estaba fuera de Concordia desde hacía dos meses y él era el único que poseía una copia de la llave de la vivienda.

 

También encabezó la asonada aquel policía que custodiaba el casino de Concordia y nunca pudo explicar por qué abrió la puerta y facilitó el acceso a la banda que perpetró un robó en agosto de 2010 y se alzó con un botín cercano al medio millón de pesos.

 

El delito de extorsión figura en el prontuario del oficial ayudante Edgar Villalba, otro de los sediciosos. En el caso del sargento primero Luis Gómez, la lista de delitos es más extensa: violación, amenazas y violación de domicilio. Y Carlos Zaragoza, oficial inspector, está acusado de lesiones y amenazas calificadas.

 

Para esta noche esos mismos hombres y sus secuaces estarían convocando a una manifestación en la plaza principal de la ciudad. La situación de angustia extrema naturalmente nadie quiere que se repita, pero pareciera que unos pocos inadaptados, irracionalmente, quieren reeditarla violando preceptos básicos del sistema democrático reclamando de manera inadecuada, amenazando con el abandono en la prestación de servicios, generando psicosis en la población a través de las redes sociales y desconociendo la Constitución y las normas vigentes.

Fuente: Diario El Heraldo de Concordia.-