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Paraná insegura: anciana robada y brutalmente golpeada

Angélica Esther Ruiz vive en calle Facundo Zuviría al 800 y tiene 83 años y si bien debido a su edad se moviliza con bastante dificultad, el hecho de que la apalearan brutalmente dentro de su propia casa provoca que deba moverse con la ayuda de otra persona.

El hecho ocurrió el miércoles en horas de la mañana, cuando Angélica, casi por casualidad –tiene problemas auditivos– escuchó que llamaban a la puerta de su casa. Cuando se acercó a ver quién llamaba con tanta insistencia, vio a una mujer de pelo suelto sobre sus hombros, a la que no conocía.

Desconfiada, la interrogó antes de dejarla pasar y luego de que la convenciera de que la había contratado una de sus hijas para que la ayude con los quehaceres de la casa.

“El tema de que necesitaba una muchacha ya lo habíamos hablado con mis hijos, tengo un hijo militar y otras dos hijas, y cuando esta mujer me dijo el nombre de una de ellas, y que venía de trabajar en la casa de esa hija, la dejé pasar. Me dijo en qué calle vivía, que no sé si será verdad lo que me dijo y yo empecé a notar cosas raras, porque mientras hablaba la notaba inquieta y hasta me preguntó si no podíamos tomar unos matecitos antes de empezar a trabajar”, dijo la ahora angustiada mujer.

“Yo seguí intranquila porque veía que se levantaba a cada rato y me pedía para ir al baño y empecé a seguirla con la mirada y vi que se metía en la habitación, sin decirme qué iba a hacer. Me fui rápido al lugar donde guardaba unos pesitos que tenía para pagar algunas cuentas y ese dinero ya no estaba y ahí nomás la encaré”, dijo la abuela, mostrando las claras evidencias de los resultados. “Me azotó contra el suelo, me arrastró y en una de las caídas golpeé la cara contra la punta de una mesada en la cocina. Me gritaba que me iba a matar y que me quedara callada”.

No solamente el trauma físico y psíquico afecta hoy a Angélica Ruiz, sino que la desalmada agresora la llegó a decir, para afectarla aún más, que sus hijas sabían quién era ella y que le iba a ir a robar “Eso me dio un gran dolor en ese momento porque no sabía por qué me estaban haciendo esto, pero es imposible que mis hijos quieran hacer algo así, lo que pasa que en esos momentos cuando uno está siendo golpeado de esa manera no sabe por qué, ya que no tenía mas de 200 pesos guardados. Quizá pensaba que tenía más plata, pero ni siquiera había cobrado”, dijo la anciana.

Finalmente agregó, “me arrastré por el suelo hasta que llegué al postigo de la puerta, que había quedado abierto y empecé a gritar por auxilio. Paró una mujer con un chico y le dije que avisaran a mi vecina, María Cura. Al rato llegaron ella y otro vecino que es camionero, pero que también anda con problemas físicos y cuando me quiso levantar del piso me volví a caer y otra vez me pegué en la cabeza”, relató como desventura la malograda mujer.

Como dato llamativo resulta el hecho de la desidia al momento de la investigación, ya que, según una de las hijas que llegó poco después al lugar, “estuvo la comisaría octava y sólo miraron el lugar y dijeron que no la iban a interrogar a mamá porque iban a esperar que primero la atendiera el médico. 24 horas después tuve que llamar de nuevo a la policía, para ver si a alguien le interesaba seguir investigando y recién este jueves a la mañana mandaron a alguien de Criminalística a buscar alguna huella”, expresó en charla con El Diario.