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¿No será motivacional lo de Sionista?

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- En nuestra época de alumnos aprendimos que la “motivación” es la capacidad más importante que debe poseer un entrenador. De poco valen los conocimientos técnicos si no se sabe cómo tratar a los jugadores, cómo dirigirlos, cómo orientarlos y cómo mentalizarlos para lograr siempre el mejor rendimiento.

 

Aprendimos que se debe pensar lo que significa la palabra “motivación”. Dividiéndola se puede  ver que está formada por dos conceptos claros: “motivo” y “acción”.

“Motivo”, representa la intención de una persona, la causa que le lleva a proceder, se erige en la razón por la cual nos movemos.

“Acción”, implica llevar a la práctica una finalidad, un propósito. De allí se desprende deduciendo que la “motivación” nos mueve para concretar una tarea.

 

Ante lo expuesto, y viendo qué ocurre en los últimos años en el seno del básquet profesional del Centro Juventud Sionista, nos preguntamos si estará ocurriendo algo inherente a lo motivacional que de algún modo repercute en lo actitudinal. Y en ello, imposible evitar apuntar a la dirección técnica.

 

La pregunta que debemos formularnos es: ¿cómo estará la motivación del head coach “Celeste”?

No podemos obviar ello… Y cuidado que no abordamos lo inherente a filosofía, plan de trabajo, aplicación de dicha planificación en entrenamientos, preparación del juego. En sí, profundizamos en cuanto a la DIRECCIÓN del partido.

 

Y aquí surge una duda: ¿juzgan los jugadores si está bien la propuesta? ¿Consideran si es conveniente tal o cual esquema? ¿Analizan en conjunto con el Cuerpo Técnico factibilidades?

 

¿O la disciplina será “estás dentro o afuera”?…

 

Atención: al margen quedan calidad de contrato, pretensiones estadísticas singulares, gustos o criterios particulares… Eso es SECUNDARIO. Hablamos de compartir ideas en un marco de respeto, de dignidad, de integridad, en un intercambio de conocimientos fecundo sin soslayar la autoridad del entrenador.

La actitud del técnico es lo que determina la fuerza. El saber convencer a los jugadores converge en un entendimiento a la recíproca que robustece los objetivos del equipo.

 

No implica lo descripto dar crédito a los jugadores en imponer condiciones. Es compartir la visión de la forma de acometer un objetivo en común para que a partir de ese consenso el equipo confíe en los lineamientos, en la expresión, en la orden del coach.

 

De ésta manera se consigue el RESPETO imperioso, un respeto que muta en confianza, en mutua seguridad para que se sienta recíprocamente que en todo momento y circunstancia coach y basquetbolistas están haciendo lo mejor por el CONJUNTO.

 

Por lapsos, nos da la impresión que en un plantel con algunas fichas de indiscutible jerarquía y trayectoria, suelen haber “rebeldías” por no estar de acuerdo con procedimientos diversos. Y bajo nuestra lupa, Sebastián Svetliza está renunciando a una medida CLAVE como relegar al banco a quienes estén disconformes, paso inicial a la rescisión de contrato.

 

Hay jugadores que por su sola calidad tienen laburo a los 5 minutos en cualquier otro club, el tema es EL MOMENTO de la temporada y el CÓMO puede dejar un equipo para ser pieza seductora en otro donde el coach sienta que lo mismo que le pasó a Svetliza puede sucederle a él en una instancia decisoria de la temporada.

 

El banco puede ser ese elemento motivante al que necesita apelar Svetliza. Todos los jugadores quieren jugar, es su primer objetivo, su finalidad.

Quitándosele esa meta surgirá por sí solo la motivación para recuperar la llama extinguida.

 

Debería ser obligación automática, espontánea, de Sebastián el entender que si hay un o más jugadores no haciendo lo que deben hacer, el veredicto es sentarlos en el banco y otorgarles la chance a quienes pueden dar otras variables. De éste modo, el que vaya al “descanso” podrá reflexionar y se evitarán comparaciones maliciosas.

 

Svetliza ha probado su integridad, que tiene principios, pero a veces no parece ser debidamente respetado. De algún modo le está faltando dar muestra cabal que el trabajo en equipo es la esencia de la vida; y que en el deporte, en los negocios, en la familia, en cualquier lugar se funciona y se tiene éxito en grupo.

Sebastián debe, quizás, mejorar la interpretación de la consigna en que todos se necesitan y deben confiar los unos con los otros. Esa es la esencia de lo que creemos, y aprendimos como nos instruimos en lo inherente a lo que debe ser la figura del entrenador.

 

Ello simboliza o representa el estar juntos, mantener la consonancia, trabajar con buena actitud, tener dureza mental.

Coach y jugador trabajan en el mismo ambiente, en el mismo escenario y es fundamental que posean un espíritu análogo.

 

Lo más dificultoso de forjar como DT es que el jugador haga las cosas que no quiere para que se pueda obtener un objetivo común, para que se favorezca el equipo.

 

Es muy complicado enseñar a los jugadores egoístas que salgan de su propio entorno, de sí mismos, y “entren” en la filosofía voluntariamente ayudando al equipo a coordinarse y así haya una aportación voluntaria.

 

Por eso pensamos en éstas líneas que tienen como destinatarios a Svetliza y resto del Cuerpo Técnico. La temporada 2012/2013 entra en su etapa final. Para la próxima, se deberá redoblar la apuesta a seleccionar jugadores que tengan una actitud correcta, y la brinden de forma sacrificada en favor del equipo porque su intención es ganar, pues desean formar parte de algo trascendente.

 

Svetliza creyó encontrar en los elegidos, jugadores que se ajustaran a su proyecto como entrenador. Si Seba no puede conseguir crear un buen espíritu de grupo probablemente la temporada no termine bien. Si logra que sus dirigidos se sacrifiquen y desarrollen la actitud correcta acerca de la forma de trabajo, del planteamiento del grupo, del orgullo personal y colectivo, de los entrenamientos, conseguirá el éxito tan anhelado.

 

¿Cuál es la consigna para plasmar ese deseo? tener un buen grado de humildad. Lograr el éxito es difícil, no viene por sí solo, no se conquista en el supermercado de la esquina, no se adquiere ni con una valija repleta de billetes; es una gestión complicada, pero se puede materializar.

 

Ahora bien… Vale preguntarse… ¿cómo conseguir la armonía en la motivación en contextos de partidos continuados ganados, cuando los jugadores especulan que son los mejores, o a la inversa cuando se pierden muchos juegos y los “Players” piensan que el entrenador tiene la culpa de todo?

 

Para concluir… Avalando teorías de Psicología Deportiva, Sebastián Svetliza debería hoy preguntarse:

¿Les llegan a mis dirigidos los mensajes que quiero transmitir?

¿Sé escuchar sus necesidades?

¿Puedo mejorar mi habilidad para transmitir mis ideas?

¿Cómo puedo lograr mayor impacto en mis orientados?

¿Qué habilidades y deficiencias comunicacionales tengo?

¿Cuán eficaz es mi estilo de liderazgo?

¿Estoy obteniendo los resultados que espero?

¿Cómo construyo mi autoridad?

¿Cuál es la mejor manera de tomar decisiones?

¿Dónde está el equilibrio necesario para liderar al equipo con eficacia?

 

Para finalizar, Chuck Daly dijo alguna vez: “el Ataque gana partidos… La Defensa campeonatos”.

¿Cuántas veces hemos escuchado en los últimos días a los jugadores de Sionista citar “tenemos que ganar sí o sí los próximos partidos de local…”. No hablaron del “Campeonato”, hablaron de ganar el próximo partido por la necesidad de triunfos del equipo.

 

Entonces… ¿No será que se dice una cosa y se hace otra?… ¿Se piensa una cosa y se hace otra?… ¿Se traicionan metas?…¿O será que el Cuerpo Técnico piensa una cosa, un grupo de jugadores otra, y otro segmento del equipo otra?…

 

Hace mucho, en el Curso de Instructor de Básquetbol del INEF nos enseñaron que “Conseguir buenos jugadores es fácil. Conseguir que jueguen juntos es la parte más difícil”. Yo le adosaría a ello una cita de Phil Jackson “Los buenos equipos se convierten en grandes cuando sus miembros, inclusive el entrenador y sus asistentes, confían entre sí lo suficiente como para someter el Yo al Nosotros”.