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Nacional B: ¿tocó fondo Patronato?

Si bien el título puede sonar a catastrófico, a caos total, es obvio que ni bien comenzado un certamen resulta apresurada esa consideración. Sin embargo es innegable que Patronato el sábado en Rosario plasmó lo peor que se vio desde el debut ante los “Piratas” cordobeses.

Quizás suene a ofensa, pero… el “Santo” viene regalando puntos increíblemente. Se dirá que es inexperiencia, puede ser…, pero…si no quiere en verdad llegar al fondo del abismo deberá empezar a aprender a definir pleitos a su favor de modo urgente.

Patronato en la Cuna de la Bandera no le halló la vuelta al primer tiempo y en el segundo mutó su fisonomía pero el hecho de poseer el esférico o crear opciones de peligro no garantiza resultados halagüeños y hete aquí una carencia grave que viene padeciendo el “Rojinegro”: la inoperancia ofensiva a la hora de batir la valla contraria.

En este comienzo de temporada el conjunto de Zielinsky se ha ganado el respeto del resto, pero la sumatoria viene siendo escasa y la preocupación por el promedio suele conllevar ansiedades difíciles de controlar, a la corta, o a la larga.

Por ello entendemos como clave que el DT redescubra el potencial de sus dirigidos y comience a adoptar variables para llegar al gol sin tantas complicaciones. Materia prima hay, pero las pruebas hasta ahora han desentrañado creatividad sin contundencia. Es como que hay arquitectos con buena mano para el diseño, pero están faltando los obreros y los ingenieros capaces de edificar la obra.

La calidad de los hombres y nombres nos hacen pensar que solo es cuestión de ser perseverantes, pero las características del certamen hacen que si no llegan rápido se pueda caer no solo en el fondo del precipicio posicional sino que las mentes empiecen a trabajar mal bajo influencia del apremio, del desasosiego, de la inquietud.

Recién comienza el certamen y si bien puede sonar duro, no está mal empezar a probar alternativas para ver si los titulares de ayer no tienen sucesores con la mira telescópica más calibrada. No vaya a ser que las pruebas lleguen en medio de la angustia generalizada porque se pierdan otras unidades.

Los que están, reiteramos, nos han dado muestras de estar a la altura de la categoría. Pero goles son amores y si ello no cambia habrá que adoptar los recaudos pertinentes.

¿Y atrás?

Bértoli sigue siendo una muralla. La desinteligencia con Fayart no enloda todo lo bueno que ha cumplimentado en éstas primeras fechas. Pero la línea de 4 viene tirando síntomas de fugaces cortocircuitos. Algunos en la propia zona defensiva propia como otros surgidos a la hora de sincronizar medio-zaga.

Es como que a raíz de bajones singulares se ha resentido lo colectivo. Ni hablar de la ausencia del “Indio” Moreyra (por un error que derivó en expulsión innecesaria) o ahora la merma del Gaby Graciani.

Aunque si vamos al Archivo se verá nuestra calificación de las últimas jornadas para los zagueros y allí se desprende en especial el bajón de un buen jugador como Fayart que sigue poniendo unos cojones admirables, pero por lapsos parece incurrir en distracciones o desconcentraciones fatales.

Ojo… No lo sindicamos como “él” culpable, pero sí ha quedado al descubierto para toda la prensa y la afición que no bastan los cojones de Fernando. Su puesto es demasiado clave como para aceptar se aporte solo garra y temperamento.

No dudamos que habrá esta semana una charla profunda entre él y el técnico, como en sí del DT y resto de zagueros para dejar de sufrir más defectos o carencias propias que virtudes del adversario de turno.

En un campeonato largo es prioritario ser pacientes y esgrimir ese coraje que lo caracterizó desde la pretemporada para adoptar los cambios que sean imprescindibles sin que nadie se bajonee, ni enoje. Hoy, el mandamás, Zielinsky, está a tiempo de dar una arenga fuerte y hasta de proceder a hacer los ajustes indispensables.

Uno por uno

Sebastián Bértoli (7): fue cómplice con Fayart del gol rosarino. Luego, fue un muro y transmitió esa seguridad que moviliza de atrás para adelante.

Claudio Weinzettel (4): tuvo un debut poco feliz. Se lo vio tenso, vacilante y su sector fue muy buscado por Tiro.

Walter Andrade (5): Armani lo complicó en el primer período, y mucho, dando la impresión de estar un tiempo por debajo del peligroso delantero. En el complemento, el “Negro” ajustó y volvió a ser Patrón de la extrema línea visitante.

Fernando Fayart (4): lo más flojo del equipo. En constante caída desde algunas fechas. En el arranque del certamen demostró su verdadero nivel.

Mauricio Mansilla (4): tirante, indeciso. Un rendimiento muy fluctuante en la tarea defensiva y con poca decisión ésta vez para subir.

Cristian Devallis (5): fue el primero en tomar la bandera de la gestación, pero poco a poco su gestión se fue diluyendo hasta caer en la intrascendencia total.

Mariano Echagüe (8): sigue siendo lo mejor de Patronato. Busca todas. Colabora en defensa, se muestra para ser salida y llega hasta el otra área. Ofrece esfuerzo titánico y talento. Jugadorazo.

Marcelo Guzmán (4): lo peor que le hemos visto. Muy inconsistente en la contención e impreciso en la distribución de la pelota una vez que se recuperó.

Fabián Espínola (5): irregular en extremo. Trató de manejar la pelota con agudeza pero en el debe y haber su tarea no tuvo el brillo de otras jornadas.

Gabriel Roth (4): una severa contractura en la pierna izquierda lo sacó de la cancha. Antes, su gestión no tuvo nada que ver con la de las últimas fechas donde siempre se mostró como el nexo entre Echagüe-Devallis-Espínola para iniciar desde atrás los avances paranaenses.

Diego Jara (5): el concordiense deja todo. Demuestra siempre excelentes intenciones pero ésta vez careció de socios y es sabido que tanto te estrellás contra la pared que paulatinamente vas perdiendo fuerzas.

Juan Ignacio Sánchez Sotelo (6): ya demostró que está para otorgarle la chance de ingresar de movida. Fue la variable que modificó la ofensiva “Santa”.

Jonatan Baumann (6): no tiene la actitud de ir al frente tenazmente como Jara, pero digamos que es más pícaro. Jara desgasta con una actitud enorme, Baumann es más sagaz.

Emanuel Urresti (6): en el tiempo que tuvo en cancha volvió a exhibir ese trato virtuoso del balón. Claro a la hora de distribuir y de llevar la pelota.