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Melchiori dejó mudo al recinto de la Cámara Alta

En la última sesión de la Cámara Alta, el senador Eduardo César Melchiori (PJ- Islas) puso de relieve el “coraje” de Strassera y adhirió a las palabras del legislador concordiense en cuanto al salvaje ataque que perpetrara en Paraná un nutrido grupo de violentas activistas participantes del Encuentro Nacional de Mujeres. Además, sorprendió por la firmeza evidenciada en manifestar: “Nuestros representantes no nos representan, si quieren militar la libre conciencia que se vayan a otros partidos. Yo exijo que se expresen claramente para ver que van a hacer con estos temas”.

“Nosotros atendemos los trastornos que provocan los desprejuiciados” manifestó Melchiori, médico como Strassera, y redobló la agudeza de sus expresiones consignando: “Más allá de estar alineados con el gobierno nacional, hay cosas que no aceptamos. No aceptamos que las culpas de los errores del hombre las pague un chiquito en la panza”.

En ese sentido, agregó: “Yo me hice peronista por sus coincidencias con la doctrina social de la Iglesia. Nuestros representantes no nos representan, si quieren militar la libre conciencia que se vayan a otros partidos. Yo exijo que se expresen claramente para ver que van a hacer con estos temas” demandó Melchiori “porque si mi conciencia me dicta que hay que cortar boleta, lo haremos” anticipó, pidiendo más educación.

El legislador por Islas, puso de relieve que “el rechazo al aborto no es una cuestión de creencias religiosas, como se quiere presentar para evadir el debate, sino de humanidad porque es evidente que la vida empieza con la fecundación del óvulo, como lo manifestaron mil científicos que firmaron recientemente un manifiesto al respecto”.

“Se dice que hay que legalizar el aborto para que las mujeres sin recursos no se lo practiquen clandestinamente, poniendo en peligro sus vidas. Esto es insulto para los pobres, ya que ellos aman y respetan la vida”, y bajo esa óptica admitió con una honestidad elogiable que “es responsabilidad de los poderes públicos el garantizarles una vida digna a todas las familias y ayudar a las madres necesitadas que esperan un bebé para que le puedan brindar un fututo promisorio, no ofrecerles la posibilidad de asesinarlos”.

“Me solidarizo con toda mujer que sufra cualquier tipo de violencia, pero lucho para que no se le añada otra vejación, que es lo que ocurre cuando se le ofrece la falsa salida de acabar con su hijo”, afirmó loablemente.

Melchiori instó a la clase política y en especial a sus compañeros de bancada y por añadidura al Gobierno a reflexionar que “el aborto desafía brutalmente la determinación fundamental del derecho de una persona para poder vivir. No es la opinión humana la que vale realmente para cuestiones de ética tan profundas como esta. Toda persona humana mediante el uso de su inteligencia y no solo por la fe puede llegar a descubrir que la vida humana se inicia en el momento de la concepción. Este hecho puede ser, además, constatado científicamente. El valor sagrado de la vida humana desde el momento de la concepción hasta su término y el derecho a la vida que ha de ser respetado para todo ser humano desde el momento del inicio de su existencia son dos aspectos fundamentales de la verdad sobre la persona humana. Las circunstancias dramáticas que pueden darse en la vida de las personas y que, en el marco de la concepción, pueden afectar particularmente a la mujer, requieren hoy como nunca el compromiso serio de toda la sociedad. Proteger la vida de la mujer y su salud de la violencia requieren una acción seria y comprometida de la justicia y de toda la sociedad proveyendo los medios necesarios para cuidar, acompañar y sostener a las personas en situaciones que muchas veces son, incluso, difíciles de soportar, de asumir y de superar”

Ya en el tramo final de su alocución consideró que “es bueno recordar que la administración de la justicia sólo es Justa cuando se ejerce al margen de toda compulsión política, mediática, social y cuando se ejerce en conformidad con la verdad y el bien moral. Por eso insisto en que necesitamos leyes que promuevan la vida, las leyes deben cuidar y defender la vida, el primero de los derechos humanos –inalienable e irrenunciable–. Una ley justa ennoblece y promociona la sociedad. Desde la pluralidad ideológica que todos reconocemos y respetamos, se impone que se abra el diálogo honesto y científico, se concrete un profundo debate cultural y bioético que establezca cómo vamos a respetar la dignidad y el valor de la vida física en Argentina”.

Para finalizar, Melchiori dijo: “debemos recordar que la Constitución y la tradición legal vigente en nuestra patria, se han manifestado siempre a favor del reconocimiento explícito de los derechos de la persona por nacer. Y que es función primordial de quienes administran justicia hacer cumplir la ley vigente, como siempre lo ha señalado la extensa y honrosa sucesión de magistrados en nuestro país. Construir teorías sin integrar la ética, además de ser una construcción parcial, discriminatoria y por lo tanto, no universal, puede llevar a un daño irreparable a la humanidad. Si además esto sucede en el campo del respeto a la vida de las personas, queda claro que se instala una cultura de muerte. Y nosotros, legisladores y políticos, en representación del Pueblo debemos asumir este tema con la responsabilidad cívica y moral que ello implica. Lo que está en juego son principios y comportamientos que hacen tanto al respeto por la vida naciente, como al nivel de una cultura que privilegia el primer derecho de todo ser vivo, el derecho a la vida”.