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Más de 2.000 personas jugaron con sus linternas en el Museo Serrano

Culminó este viernes la novena edición de La Noche de las Linternas, una propuesta para jugar con amigos o en familia a la vez que se conoce parte del patrimonio entrerriano albergado en el Museo Provincial de Ciencias Naturales y Antropológicas, Antonio Serrano. La iniciativa, impulsada por la Secretaría de Cultura de Entre Ríos, reunió este año más de 2.000 personas que, durante cuatro noches, volvieron a vivir este clásico de vacaciones o se adentraron por primera vez en las salas del Museo en penumbras.

 

Como en cada edición, se destacó el juego en familia, recibiendo también la visita de adultos y jóvenes que se acercaron a realizar esta experiencia de la que oyeron hablar a través de amigos o parientes. Entre los visitantes podía verse a aquellos que vuelven en cada edición y se divierten como si fuera la primera vez, considerando que la actividad ya es un clásico, y a los que se asombraban de descubrir lo que hay en cada sala, siendo su primera vez en el juego de las linternas.

 

Graciela trabaja en el Museo y consideró que al estar de vacaciones “se dio la situación ideal, ¡participar de la noche de linternas desde el otro lado!”. Su compañero de aventuras se llamaba Cristian, tiene seis años, está empezando a leer y es hijo de una amiga suya. “Hicimos la previa en la plaza mientras abrían el museo. Y dijimos, hagamos de cuenta que no lo conocemos, así que entramos, saludamos y fuimos a hacer la cola para recibir las instrucciones y las consignas. Con muestras linternas (sin pilas, a dínamo) y birome en mano, Cristian empezó a leer las consignas, lo que más le gustó fue leer las pistas”, contó.

 

Si bien confesó que los dos ya tenían experiencia en el recorrido de las salas, “lo más divertido era, con la tenue luz de la linterna, ver dónde estaba la respuesta correcta. Cuando la encontrábamos, Cristian se tiraba al suelo y escribía mientras yo le alumbraba. Es re loco ver las piezas con la linterna, parece que fueran distintas, no es tan fácil cómo se podría pensar, siendo dos personajes que nos movemos habitualmente en el museo. Recorrimos, nos divertimos, completamos toooodas las consignas y nos ganamos unas hermosas calcos. También nos sacamos fotos y volvimos a entrar a las salas para seguir experimentando esa sensación de misterio”, aseguró Graciela. Y agregó “como visitante fue una experiencia distinta, como tía postiza una muy buena. Fue muy bueno, una noche feliz, excitante, extravagante”, concluyó.

 

Federico y Laura son de Buenos Aires y se acercaron al Museo para ser parte de la propuesta. “Es una experiencia genial. Resolvimos todas las consignas y ahora lo vamos a hacer otra vez porque es muy divertido”, sostuvieron. Mora, de 10 años, señaló que le gusta mucho venir con su linterna cada vez que tiene la oportunidad, “ya vine cuatro veces y siempre me divierto y aprendo cosas. Jugamos en equipo con mi abuela y mis hermanos”, resaltó la niña.

 

Por su parte, Miriam, de Corrientes y que estaba de visita por la ciudad comentó que con su familia “estamos de vacaciones, nos contaron de la actividad y queríamos traer a los chicos. La verdad es que nos encantó, nos enganchamos todos en la búsqueda de las respuestas. Es una muy buena actividad para compartir en familia”, indicó. Un visitante de Santa Fe, Tomás de seis años, dijo que “¡Es muy copado! Me gusta que el Museo esté oscuro, es más divertido. Resolví todas las preguntas, no fue tan fácil pero me ayudaron mis papás. Lo que más me gustó fue el Tigre Dientes de Sable”, manifestó el niño.

 

La propuesta

 

El desafío es recorrer el Museo a oscuras en busca del conocimiento, iniciativa que sigue cautivando a niños y adultos que se animan a encender sus linternas para embarcarse en una experiencia distinta, entretenida y didáctica. En esta nueva edición, más de 500 personas se dieron cita cada viernes de Enero para ser parte de este clásico de vacaciones en un clima de mucho entusiasmo. Linterna en mano, las miradas curiosas e inquietas fueron colmando el Museo cada noche, en un constante movimiento de exploración y aprendizaje para conocer más sobre el patrimonio natural y cultural entrerriano.

 

A través de una serie de pistas y preguntas, la consigna permite avanzar por las distintas salas de exhibición que quedan completamente a oscuras, invitando a abrir los sentidos y sumergirse en un viaje por el conocimiento de las ciencias. Un desafío colaborativo de exploración y descubrimiento que potencia la imaginación y permite acercar el conocimiento científico a todo el público.