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Marcha del millón: Macri pidió dar vuelta la elección el 27

Con la denominada “Marcha del millón”, el presidente de la Nación, Mauricio Macri, cerró su campaña electoral, dándole un shock anímico a su electorado al grito de “Sí, se puede”. La convocatoria tuvo eco en distintos puntos del país, sobre todo en zonas rurales, y también hubo respuesta positiva en España, Australia, Israel, Francia y Alemania.

 

El escenario se montó a los pies del Obelisco. El auditorio cubrió la 9 de julio entre las avenidas Corrientes y Córdoba; una multitud compacta de banderas argentinas entre las que se intercalaban pañuelos amarillos y banderas impresas para la ocasión con el hashtag “Sí se puede”. No faltaron los carteles amarillos y blancos de ineludibles mayúsculas con los reclamos del votante PRO/Cambiemos: “El 27 de octubre convertite en HÉROE, no en CÓMPLICE” o “No a la CORRUPCIÓN”. Entre el variopinto merchandising de pines, adhesivos para la ropa, banderas y pañuelos, dieron la nota unos inflables de una caricatura de la ex presidenta con traje a rayas.

 

En líneas generales, solo el núcleo más cercano al escenario cumplió con el dress code propuesto por los organizadores: ropa clara, preferentemente celeste y blanco. Más allá de las camisetas de la selección nacional, la amplia mayoría no se vistió para la ocasión, sino que completó el look con banderines de mano o banderas grandes a modo de capa que pintaron no solo la 9 de julio sino buena parte de la avenida Corrientes.

 

“Acá estamos todos diciendo no más a la resignación, no queremos volver a repetir la misma historia otra vez. No nos vamos a quedar callados viendo cómo nos roban el futuro. Ya lo vivimos muchas veces con dedito, atril, canchereadas, soberbia, con esa forma de concebir el poder que muchos argentinos rechazamos. Basta de eso”, dijo el presidente y cosechó la primera ovación de un acto breve y bien organizado en el que no faltó mención a los venezolanos que acompañaban la campaña “que defienden los mismos valores de la verdad, honestidad, diálogo, respeto, libertad que lamentablemente en su país perdieron”.

 

“También tenemos que reconocer que somos una mayoría que muchas veces miró en silencio, a veces hasta con miedo, creyendo que la política era algo que había que mirar de lejos porque nunca iba a cambiar. Durante demasiado tiempo los argentinos pensamos así, dejando el país en manos de unos pocos que se creyeron dueños del Estado y de lo público, y fueron por todo, hasta por nuestra libertad”, agregó.

“Por suerte fuimos tomando fuerza, diciendo basta. Esta es la rebeldía, pero la rebeldía de las personas de paz, que no queremos violencia, pero no estamos dispuesto a dejarnos llevar por encima una y otra vez”, señaló. “Llegar acá fue mucho más difícil de lo que pensamos. Los problemas que teníamos que resolver eran mucho más profundo de lo que imaginamos y resolverlos lleva tiempo, y ustedes lo saben”, explicó a modo de justificación de los magros resultados económicos de su gestión.

 

Acto seguido enumeró una suerte de credo con los valores de Juntos por el Cambio y los logros de su mandato en materia de lucha contra el narcotráfico, infraestructura, educación, estadísticas, entre otros que fueron celebrados al grito de “Sí” y aplausos enérgicos. También aseguró que gracias a lo logrado ahora la Argentina está parada sobre “bases sólidas” para volver a crecer, lo que fue celebrado con una ovación y el sonido de una grabación de bombos que magnificaba el clima de optimismo.

 

El paisaje lo completaba una oferta gastronómica algo más variada que las de actos políticos de otros partidos: empanadas, chipás, hamburguesas y hasta sánguches de salame cortado in situ. Pero lo más característico es que, si bien el grueso de la convocatoria superaba los cuarenta, se hicieron presentes familias completas, personas en sillas de ruedas y más de uno llevó a su mascota, en un ámbito de mucha camaradería.

 

Al grito de “Sí, se puede”, Macri arengó a la concurrencia a fiscalizar en las próximas elecciones y a convencer a los allegados del mismo modo que lo vino haciendo a lo largo de toda la campaña para lograr la mayor participación en los comicios desde el regreso de la democracia. Y recordó que las PASO fueron una primaria y que las verdaderas elecciones van a ser el siguiente domingo: “Esa energía la tenemos que transformar en acción y la primera acción es que tenemos que dar vuelta la elección. Todos sabemos que el domingo 27 es la elección real y define nuestro presente y futuro por muchos años. Tenemos que salir a convencer a aquellos que todavía están dudando”.

 

A modo de cierre de un acto que tuvo, Macri agradeció a los asistentes que quedaban -buena parte de la concurrencia comenzó a desconcentrar antes de que terminara el discurso porque habían llegado notoriamente temprano- y les pidió dejar la avenida “sin un papelito”. También agradeció a su esposa que lo acompañó en el escenario y a su compañero de fórmula sobre el que bromeó: “Si el gato tiene 7 vidas, con Pichetto al lado tengo 8”.