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Lázaro Báez denunció que fue apretado para inculpar a Cristina Kirchner

El empresario santacruceño, Lázaro Báez, preso desde abril de 2016, declaró ante el Tribunal Oral Federal 4. Afirmó que el origen de su dinero es lícito y denunció que los servicios lo apretaron diciendo que “si yo colaboraba recuperaría mis empresas y bienes y mi libertad. A cambio, tenía que decir que yo era el testaferro de la familia Kirchner”.

 

“Sufrí una persecución bochornosa. El único objetivo era apuntar contra Cristina Kirchner y contra el peronismo. Fui, soy y seré siempre amigo de Néstor Kirchner”. Con una explosiva declaración, Lázaro Báez rompió el silencio por primera vez en sus tres años y medio de detención. Este miércoles lo hizo ante el Tribunal que lo juzga por presunto lavado de dinero. En un descargo plagado de denuncias gravísimas, el empresario patagónico dijo que lo presionaron y amenazaron para involucrar a Cristina Fernández en delitos de corrupción, a cambio de recuperar la libertad.

“Por todos los medios me pusieron en una encerrona para que culpe a Cristina Kirchner y a su gobierno. Pero no pudieron doblegarme”, dijo. Con nombres y apellidos afirmó que fue amenazado por agentes de los servicios de inteligencia y que él y su familia fueron víctimas de una “persecución bochornosa”.

 

Mientras reivindicó a Néstor Kirchner y al proyecto político que encabezó su amigo y ex presidente fallecido, reveló que se mantuvo sin hablar en los últimos cuatro años para aportar “su granito de arena” a la unidad del peronismo. Además, calificó de “mentiroso” al arrepentido estrella de la causa, Leonardo Fariña.

 

Finalmente, tras varias postergaciones, el empresario santacruceño preso desde abril de 2016, declaró ante el Tribunal Oral Federal 4. Durante su exposición afirmó que el origen de su dinero es lícito y desmintió maniobras de lavado de activos. Los dichos de Báez estuvieron a la altura de la expectativa que habían generado y provocaron un verdadero revuelo en Comodoro Py. Sin responder preguntas, describió cómo el Gobierno de Mauricio Macri buscó a través de la Agencia Federal de Inteligencia, que se convirtiera en imputado colaborador. Según dijo, si él involucraba a la vice presidenta electa en delitos de corrupción, recuperaría la libertad y sus empresas dejarían de ser hostigadas.

 

El arrepentido que no fue

De remera deportiva color rojo y pantalón oscuro, ante la atenta mirada de todos los que estaban en la sala de audiencias, el dueño de Austral Construcciones denunció que fueron a verlo a los pocos días de su detención para presionarlo y que se convirtiera en arrepentido.

Según su relato, en uno de los traslados a un control oftalmológico “que no estaba previsto” se le acercó una mujer “muy bien vestida, de unos 60 años”, acompañada por dos hombres de traje. “La señora de apellido Balbín se presentó como integrante de la AFI” y habló en representación de Mauricio Macri.

 

“Ante mi estupor, dijo que si yo colaboraba recuperaría mis empresas y bienes y que recuperaría mi libertad. A cambio, tenía que decir que yo era el testaferro de la familia Kirchner, que todo le pertenecía a la expresidenta”, relató.

Y agregó que Balbín le advirtió que de negarse a colaborar no solo irían contra él, sino también contra sus hijos. También que sus empresas terminarían arruinadas, “lo que a la postre sucedió. Ustedes me ven en este lugar señores jueces porque ya saben cuál fue mi respuesta”, dijo.

 

Claudia Balbín, su hijo Santiago Viola y el ex fiscal Eduardo Miragaya son figuritas repetidas a las que se acusó de distintas operaciones de la AFI. El titular de la Inteligencia, Gustavo Arribas, admitió en el Congreso que Miragaya revistó en la AFI, pero que lo apartaron porque, supuestamente, su trabajo “no gustó”.

En concreto, sus nombres aparecieron en el armado de una gravísima operación que consistió en atribuirle al juez Sebastián Casanello una reunión en Olivos con CFK para pactar el curso de una causa judicial.

 

Se demostró que todo fue falso e incluso que se habían presentado dos testigos truchos –choferes de la Casa Rosada– que hoy están procesados por falso testimonio agravado. El juez Casanello no quiere que la investigación quede en los testigos, sino que apunta a Viola, que fue el que presentó a los dos testigos.

El hijo de Balbín fue procesado pero luego la Cámara de Casación le dictó la falta de mérito. Recientemente, Roberto Baratta analizó las comunicaciones del perito David Cohen, que presentó un estudio falso sobre el GNL,  y demostró que Cohen hablaba con el estudio Balbín–Viola.

 

Cuando habían pasado pocos minutos del inicio de su declaración, Báez se quebró. Entre lágrimas, contó que la abogada luego logró convencer y engañar a sus hijos: “La doctora Balbín tomó la defensa de mis hijos, les hizo creer que recusando al juez de la causa iban a protegerme”.

De hecho, Martín Báez efectivamente terminó despegándose de su padre cuando declaró en este mismo juicio y dijo estar distanciado del empresario. Además de Balbín, Lázaro señaló a Viola y a Miragaya como los que instrumentaron las constantes amenazas y aprietes. En paralelo, mientras se incrementaban las presiones, los medios de comunicación anunciaban una y otra vez que Báez iba a arrepentirse, algo que nunca sucedió.

 

Persecución con fines políticos

“Fui utilizado como la ejemplificación del castigo”, disparó Báez, quien apuntó a “todos los sectores de poder” y se refirió al tratamiento mediático del caso, sobre todo por parte del periodista Jorge Lanata. Fue en su programa televisivo en donde se mostraron las imágenes de su hijo Leandro Báez contando dinero en la financiera SGI.

“Convirtieron mi nombre en un sinónimo coloquial de la palabra testaferro, sin pruebas. Fui detenido injustamente hace tres años y siete meses. Destruyeron a mi familia, encarcelaron a uno de mis hijos. Persiguieron a todos mis socios y familiares”, agregó.

 

Y afirmó que las “múltiples amenazas y aprietes de la AFI para que involucrara a la ex presidenta”, incluyeron el ahogo financiero por parte del Estado y sus diversos organismos, como la UIF y la AFIP, y la “quita de obras en ejecución y por ejecutar”.

Además, habló de una campaña que “incluyó el encarcelamiento de políticos y empresarios de los medios para quedarse con todo, para quedarse con más y más, inventaron causas sobre causas, todos los días una nueva, todos los días en la tapa de medios gráficos, en la tele. Todos los poderes colaboraron, muchos de sus integrantes seguramente amedrentados en la supuesta lucha contra la corrupción, con total desprecio del Estado de derecho”.

 

Respecto de su decisión de hablar recién ahora, Báez explicó: “Elegí el camino del silencio porque sentía que cualquier cosa que intentara decir podía transformarse en un arma, no sólo para perjudicarme a mí, sino al peronismo entero”. Reivindicando su pertenencia al proyecto político inaugurado en 2003, dijo que así aportó con su “granito de arena para que podamos volver al ideario de una nación justa y soberana”, en referencia al regreso del peronismo al poder a partir del próximo 10 de diciembre.

Según argumentó, su figura se convirtió “en el principal eje de ataque mediático-judicial para erosionar las posibilidades del peronismo en las elecciones legislativas de 2013 y luego en las presidenciales de 2015”. Pero advirtió que él “jamás diría algo para perjudicar a la expresidenta, menos para perjudicar a los intereses de peronismo”

 

Además de Báez, están acusados en este proceso otras veinte personas, incluyendo sus cuatro hijos. El punto central de la causa es si hubo manejos de lavado de dinero a partir de la plata descubierta en cuentas de Suiza y Panamá, con movimientos por un total de 60 millones de dólares. Otro de los ejes son los cinco millones de dólares que figuraron en las imágenes de las cámaras de la financiera SGI, en las que Leandro Báez aparece contando los billetes. También, la adquisición de dos campos y la compra de facturas truchas para ocultar dinero y enviarlo al exterior.

Al negar haber operado como testaferro, Báez expresó: “Fui, soy y seré amigo de Néstor Kirchner, esto no quiere decir de ninguna manera que fuera testaferro de él o de su familia. Lo niego categóricamente”. Y agregó que no fue “dueño ni de Helvetic ni de SGI”.

 

Un pacto con Garavano

Otro de los puntos fuertes de la declaración del empresario santacruceño fue la mención al periodista Luís Gasulla. Según Báez, Gasulla fue a visitarlo a la cárcel de Ezeiza y le ofreció reunirse con el ministro de Justicia Germán Garavano. Además, dijo que le dio un papel en donde estaba escrito lo que debía declarar si quería recuperar la libertad.

 

El periodista negó las acusaciones y respondió vía Twitter: “A Lazaro Báez el único que lo persigue es la ley. Jamás vi ni entrevisté a @german_garavano” y advirtió: “Las mentiras que dijo sobre mí tendrán consecuencias”. Báez dice que tiene en su poder el papel manuscrito por Gasulla.

 

Lavado de dinero

Luego de las denuncias y definiciones políticas, Báez se refirió a la imputación en su contra. Según recordó, ya había sido absuelto por el mismo delito por parte de la Justicia de Santa Cruz, que lo sobreseyó en un expediente iniciado por la legisladora Mariana Zuvic. “¿Cuál sería el supuesto delito precedente del lavado de activos?”, se preguntó Báez al señalar que en esa causa se constató que el único ingreso de Austral Construcciones era el dinero recibido por las 52 obras adjudicadas en esa provincia.

Esas obras están siendo evaluadas en el juicio conocido como “Vialidad” en el que sí está acusada CFK y donde las pericias sobre supuestos sobreprecios están duramente cuestionadas. “Si el único dinero que recibía era de la obra pública, ¿cómo es que era dinero negro? Como se dieron cuenta que no cerraba inventaron que convertía el dinero blanco en negro, para después volver a blanquearlo. Es absurdo”, dijo. “Lo que no nos perdonan es que alguien sin apellido ni estudios en universidades extranjeras haya podido montar una empresa contratista de envergadura”, agregó.

 

Fariña “mentiroso”

 

Las juezas María Gabriela López Iñiguez y Adriana Pallioti y el juez Néstor Costabel escucharon este miércoles la versión de Báez en una causa en la que sobresalió el rol del “arrepentido” Leonardo Fariña, quien –según declaró bajo juramento su ex abogada ante el juez Alejo Ramos Padilla– fue coacheado a pedido de la AFI y del Ministerio de Justicia para que involucrara a Cristina Kirchner en maniobras de corrupción con la obra pública.

Sin embargo, el direccionamiento de la declaración del financista mediático no tuvo éxito y la vicepresidenta electa finalmente quedó afuera de este juicio, a pesar de las fuertes presiones de la Cámara Federal al juez Casanello.

 

El magistrado dictó la falta de mérito de la ex mandataria por entender que no se encontraron pruebas de que el dinero del dueño de Austral Construcciones perteneciera a la familia Kirchner. “Fariña es un mentiroso desesperado”, disparó Baez. Y aseguró que su declaración fue parte de un “discurso armado”, que dejó al descubierto su “total desconocimiento” en materia de obra pública. Fariña “no vio en su vida un pliego de licitación”, remató.

 

En la danza de nombres mencionados por Báez en la icónica sala Amia de los tribunales de Retiro, también se refirió en duros términos al fiscal José María Campagnoli, a quien señaló como parte de un complot junto con la diputada Elisa Carrió.

 

Con tono tembloroso, que daba muestras del desahogo tras los años de silencio, dijo que se violaron todas sus garantías constitucionales y su derecho de defensa. Recordó las escuchas ilegales de las que fue víctima en la cárcel, filtradas y utilizadas por un sector de la Justicia Federal, del Gobierno y de los medios de comunicación. Inclusive, algunas de esas conversaciones fueron con sus abogados defensores, cuya utilización como prueba está totalmente prohibida por la ley. “Hicieron de mi detención y la de mi hijo un espectáculo. Me prejuzgaron e invirtieron la carga de la prueba y me incautaron los bienes sin sentencia”, dijo Báez, quien concluyó que el objetivo fue “destruir a la oposición política”.

El empresario mencionó una frase que utilizaron en las tapas de los diarios: “todo lo que tuve es de una sola persona que está arriba”. Fue una supuesta escucha ilegal de un diálogo –cuyo original nunca se conoció– con su abogada y en la que los medios oficialistas sugirieron que se trataba de una admisión de que era testaferro de Néstor Kirchner. Báez fue categórico: “esa frase nunca existió”.

 

El santacruceño prometió ampliar su declaración y contestará en esa ocasión todas las preguntas que se le formulen.