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La venta de vinos se desplomó más de 8% en mayo y el consumo interno sigue en caída libre

La industria vitivinícola continúa mostrando números negativos en ambos frentes, tanto en el mercado interno como en el de exportación. Según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), los despachos para consumo doméstico totalizaron en mayo 754.300 hectolitros, lo que implicó una fuerte caída del 8,5% en términos de volumen frente a igual mes de 2017.

 

El dato clave que arrojó mayo es que la caída se concentró en los vinos blancos sin mención varietal, una categoría explicada principalmente por productos de más bajo precio. En este caso, se produjo un desplome del 44%.

También hubo una fuerte contracción en los vinos varietales tintos, que están en un escalón superior de precios, con una baja cercana al 12%.

 

Los espumantes tampoco escaparon de la tendencia negativa, de la mano de un derrumbe preocupante, del orden del 18%.

Al trazar un análisis por tipo de envase se observa que las categorías que más cayeron fueron el bag-in-box (una caja que en su interior contiene una bolsa que se cierra al vacío a medida que se va consumiendo), con un desplome del 51%; seguido por la damajuana (-24%), el tetra brik (-9%) y las botellas de hasta 750 cm3 (-7,7%).

 

Así las cosas, considerando el período enero-mayo, el sector acumula una caída interanual del 3%.

A la hora de indagar en las razones que llevaron a que el consumo interno de vinos esté transitando un período de crisis, los expertos señalan como una variable clave el factor precios.

 

En diálogo con iProfesional, Sergio Villanueva, presidente de la Unión Vitivinícola Argentina, destacó que “entre 2016 y 2017, la Argentina registró dos de las peores vendimias de los últimos 50 años”.

Esto implicó un encarecimiento de la materia prima que, a su vez, terminó repercutiendo en el valor de venta al público.

 

“El precio es un factor determinante y esos dos años el vino quedó muy caro en relación con otras bebidas con alcohol. Y esto se sintió en los comercios y también en restaurantes. Este desequilibrio, por la variabilidad que tiene este sector, afectó a las bodegas”, acotó.

 

Juan Carlos Pina, gerente de Bodegas de Argentina, coincidió al señalar que “la escalada de precios pone al producto cada vez más lejos del bolsillo y de las posibilidades de la gente. Por ello ahora vemos caída en el consumo en todos los canales, principalmente en los supermercados, principal boca de expendio de los vinos”.

 

En paralelo, el vocero de una de las grandes bodegas de la Argentina afirmó en diálogo con iProfesional que “ya en el primer semestre del 2017, el vino en cartón, que representa casi la mitad del consumo, se había encarecido un 80% frente al mismo período del año anterior, básicamente por la falta de materia prima. Es decir que ya partíamos de una base de precios muy elevada”.

 

“Esto significó un problema enorme para la industria en general, porque a partir de ahí, muchos consumidores migraron hacia la cerveza, que en ese mismo lapso se había encarecido un 11,3%, en el caso de las latas, y un 40% en el formato de botellas de litro”, amplió el directivo.

 

En paralelo, fuentes de la industria cervecera plantearon a iProfesional que este sector no es responsable de la crisis de la industria vitivinícola: “las causas de la baja del consumo de vinos no tienen nada que ver con el crecimiento de la cerveza, sino que están vinculadas con cambios de hábitos del consumidor, que viene provocando cambios en la demanda desde la década del `70”.

 

Exportaciones: alzas y bajas

 

Si bien en mayo se aceleró la devaluación, que terminó mejorando la competitividad cambiaria, esto todavía no se tradujo en mejores números para la industria, representada por 400 bodegas exportadoras, que generan el 35% de la facturación de toda la industria.

 

Las ventas al exterior de vino embotellado, que es el de mayor precio y más valor agregado, alcanzaron en mayo los 159.720 hectolitros, un 3% menos que en igual mes del año pasado.

 

Los vinos más económicos, sin mención varietal, fueron los que más cayeron (-14%), mientras que los varietales experimentaron una baja cercana al 2%. La categoría espumantes fue la única que pudo escapar de la tendencia, con un crecimiento del 6,4%.

 

Si se tiene en cuenta el acumulado enero-mayo, la caída acumulada llega al 3,5%.

 

Como contrapartida, el rubro que sí se recuperó fue el del vino a granel, producto que funciona como un commodity y es sensible a la variación del dólar. En mayo se exportaron 40.775 hectolitros, lo que implicó un salto interanual del 160%.

 

Hacia adelante, el bodeguero José Zuccardi afirmó a iProfesional que “si los costos no se disparan, entonces será un factor positivo para venderle más al mundo”.

 

Zuccardi auguró que la Argentina este año volverá a crecer, luego de un 2017 que sumó ventas al mundo por u$s809 millones, el nivel más bajo desde 2010.

 

“Habíamos quedado caros, por el atraso cambiario y por las cosechas de 2016 y 2017, que fueron muy malas en términos de volumen. Ahora estamos en mejores condiciones para exportar vinos de menor valor, que son los que explican el mayor volumen”, indicó.

 

En este contexto, el consultor Javier Merino consideró que la devaluación beneficiará principalmente a las bodegas medianas, que elaboran vinos de alta gama y destinan cerca del 40% de su producción al exterior.

 

En lo que respecta a las perspectivas para el mercado interno, desde la Unión Vitivinícola Argentina, Villanueva aseguró que será clave no castigar tributariamente al sector vitivinícola que contribuye con un alto nivel de valor agregado a la economía y asegurarse de replicar la estrategia que aplican países productores del Viejo Mundo, como Francia, Italia o España.

 

La cadena de valor vitivinícola (que incluye vino, jugo concentrado de uva, pasas y uva de mesa) generó un valor agregado de más $38.000 millones el año pasado. Considerando el tipo de cambio promedio de 2017, esto implica cerca de u$s2.300 millones.

 

Si se considera exclusivamente el vino, entonces el sector comercializó casi 900 millones de litros en el mercado doméstico, lo que significó una facturación de más de 58.000 millones de pesos, equivalente a u$s3.500 millones (también al tipo de cambio de ese entonces).

 

Estas son algunas de las conclusiones a las que llegó un estudio realizado por el Observatorio Vitivinícola Argentino y la Corporación Vitivinícola Argentina, entre otras entidades, y que tuvo como objetivo exponer el impacto que esta industria aporta a la economía nacional.

 

A la hora de delinear estrategias para hacer frente a la baja del consumo, en el sector vitivinícola coinciden en señalar que el hecho de que la cosecha 2018 haya mostrado una importante mejora –del orden del 30%- en volúmenes, marca un mejor panorama para el sector, de la mano de una perspectiva de precios mucho más estable.

 

“Los últimos dos años estuvimos más metidos en la cocina, en el tema productivo, para ver cómo resolvíamos la falta de materia prima. Esto requirió de un gran esfuerzo”, apuntó el gerente comercial de una de las bodegas top 10 del país.

 

“Ahora, luego de una vendimia más positiva, estamos más preparados para comenzar a enfocarnos más en el consumidor y en la góndola”, completó.