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¿La Municipalidad de Paraná no reconoce deudas de la Gestión Osuna?

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- En los últimos meses se observa en las Redes Sociales expresiones de disgusto por parte de proveedores del municipio capitalino, en relación a viejas deudas de la Gestión Osuna. Al parecer, hay buenas intenciones, nobles propósitos de arribar a acuerdos en ciertas dependencias, pero… al llegar a sectores o áreas de resolución, se retoman las vueltas, las intrigas y hasta cierta dosis de prepotencia por parte de algunos funcionarios que dicen tener mayor poder que el mismo intendente.

 

Resulta que la Gestión de Blanca Osuna al frente del palacio municipal de Paraná dejó compromisos incumplidos con distintos proveedores, entre ellos, colegas de Prensa a los cuales les habrían quedado varias órdenes por trabajos realizados sin ser abonadas como corresponde.

Sabido es que el diligenciamiento de estos expedientes implica contactos con diversas secciones, en las cuales se constata la prolijidad del trámite y se cumplan los requisitos formales adecuados.

 

Justamente, en estas dependencias es donde los acreedores son tratados con excelencia, plena cordialidad y elocuente predisposición a solucionar el despacho tan postergado. Incluyéndose a familiares del intendente que con plena amabilidad evidencian ser proclives a hallar remedios inmediatos a tan dilatadas problemáticas.

No obstante, indican las hablillas, que cuando se arriba al segmento donde se precisa fecha y modalidad de pago, los demandantes se encuentran con distintos tipos de traba, interpuestas de manera no solo poco coherente sino hasta con cierta dosis de absolutismo o arbitrariedad a través de indisimulables señales opresivas que generan mínimamente suspicacia para dar lugar luego a la indignación.

 

Al parecer, habría funcionarios que esgrimen una potestad suprema, supuestamente conferida por el propio intendente, los cuales dejarían entrever que sin su aprobación no hay pago por más justo que sea, por lo cual, o se aceptan las condiciones, o no hay efectivización de la legítima retribución, sin interesar siquiera el nombre y apellido de quien -PREVIAMENTE- había esgrimido una voluntad admirable de solucionar las coyunturas. Sí, sí… como diciendo “acá el que mando soy yo…, por más que hayas hablado con quien sea o fuera…”.

Claro… estos son rumores, quejas diversas planteadas mediante el uso de las Redes, y por lo visto, sin las denuncias de rigor ante la Justicia Ordinaria, al menos hasta hoy.

 

Lo que desconocemos es si Sergio Varisco está al tanto de estas supuestas actitudes deshonrosas que deterioran significativamente la imagen del intendente ya que se hace alusión a burócratas subalternos del presidente comunal.

Dicha incertidumbre elemental, acerca de si está al tanto o no Varisco de tan -conjeturales- indecorosos comportamientos de gente de su confianza, se profundiza con otros murmullos relativos a presuntas sugerencias poco castas en lo referido a cómo dilucidar cuestiones de esta envergadura.

 

Está culminando el año. Sería espléndido que Varisco comience a evaluar fidelidades, lealtades y por qué no… traiciones o descaradas ilicitudes que terminan destruyendo su propio honor.