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Hasta pronto Sebas…

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- No fue un domingo cualquiera… Al menos para los que amamos al básquet. Un comunicado de Prensa Oficial emitido desde el área Profesional del Centro Juventud Sionista informó que Sebastián Svetliza había dimitido a su cargo de head coach, poniendo fin a una relación récord en la historia de la Liga Nacional. Estamos firmemente convencidos que no es un adiós, sino un hasta pronto.

 

Desde las 14.15, hora en que publicamos la objetiva crónica, hasta altas horas de la noche sonó nuestro celular, sea por llamadas, mensajes de texto o WhatsApp, comunicaciones provenientes desde distintas provincias e inclusive de nuestra ciudad.

Idem, han sido incesantes las preguntas -vía privada- mediante Redes Sociales, propendiendo a hallar más detalles, más datos.

 

Seremos muy concisos y sobre todo respetuosos por Sebastián y por la dirigencia que lleva adelante este Proyecto.

La declinación de Svetliza genera estupor, asombro. De manera esencial pues él no era el fusible para corregir el rumbo.

 

Lógicamente, si uno analiza la trayectoria y ejecuta el balance de logros deportivos, poniendo en la balanza la fría operación matemática inherente a partidos ganados y perdidos, posiciones finales en campañas e inversión realizada para armar los planteles que él decidió componer, reformular y/o rehacer, más allá del indiscutible éxito en cuanto al plan desarrollado, otra hubiera sido la historia de no ser Sionista su plaza laboral-profesional.

 

Por ello siempre sostuvimos enfáticamente que Sionista NUNCA despediría a Sebastián y si se diese una escisión, la misma habría sido decidida por el propio entrenador.

Finalmente, llegó ese día. Un 6 de marzo de 2016. Y cuando NADIE lo esperaba ya que, reafirmamos, aún quedaban movimientos por concretar en el seno del plantel, y a partir de los mismos, replantearse playbooks, sistemas, esquemas.

 

Aún más… Fuimos rotundos, categóricos en cuanto a que no nos imaginamos un Sionista sin él. Por ello es que años atrás sugerimos que muy fecundo hubiese sido mutar funciones, promover una transformación, desembarcando un nuevo head coach y pasando Svetliza a conducir el Proyecto como Director General, al mejor estilo Pat Riley (Miami) o Phil Jackson (Knicks).

No se dio ese enroque y descartamos que ocurra lo que finalmente sobrevino.

 

Simplemente por este motivo, recurrimos a analizar lo que había y/o lo que faltaba como equipo. Más allá de concebir que se precisaban (y precisan) profundos ajustes en lo estratégico.

Su declinación nos deja estupefactos, atónitos.

 

Se lo comparó con Greg Popovich… Nada más, y nada menos… Se habló de él en todo el mundo. Fue el líder deportivo de un proceso riquísimo que llegó a poner a Paraná en un Circuito Internacional.

Como nunca lo logró Echagüe, se metió en semifinales de la Liga. Y como Echagüe, peleó el descenso, pero sin perder la categoría como sí sufrió el mítico “Negro” de calle 25 de Mayo.

 

Deja Sionista, y deja su función a 6 juegos de los 500 como head coach y alma mater de un Proyecto que ha sido un ejemplo contemplándolo desde distintas aristas, más allá de lo acaecido en las canchas.

Hubo, hay y habrá una estructura directriz paradigmática, pero el hacedor fue Sebastián, con grandes aciertos, con grandes errores, con un criterio particular, peculiar, pero también con una honestidad intelectual irrefutable.

 

No pocos… Muchos… Están habituados a leer nuestros Editoriales, nuestras Columnas, en las que prácticamente se daba -hasta ayer-  una especie de desafío, a ver quién ganaba en cuanto a la ecuación pálpito/pronóstico/predicción (de nuestra parte) y apuesta/desafío/predilección (de parte de Svetliza).

El record adverso de juegos ganados y perdidos, las posiciones, podrán darnos la derecha o poner a Sebastián como el vencido. Pero no es así…

 

La analogía a un reto, a una provocación, fue solo el exhibir nuestro criterio, nuestro razonamiento ante las decisiones, determinaciones con cierto rasgo a porfía, a obstinación, a terquedad.

Y claro que él debía actuar así… Debía defender su criterio, su visión para la cual estudio y ofrendó sacrificios enormes en una durísima responsabilidad como lo es dirigir un equipo profesional y matizar su rol con el acordar operaciones con la dirigencia.

 

Hubiese estado bárbaro que coincidamos, que consensuemos. No se dio… Pero el aprecio, la estima, el respeto, la valoración proseguirán incólumes.

Nunca estuvimos enfrentados como algunos conjeturaron. No ganamos nada… En verdad, la respetuosidad fue la consigna. Y de nuestra parte, hasta el afecto sincero.

 

No nos gusta este “adiós” y esperamos que sea solo un “hasta pronto”. En realidad, esperamos que siga vinculado estrechamente a este fecundo proceso. Sionista lo necesita y estamos convencidos que él, con una visión más global, no tan íntima, no tan sectaria, no tan parcial, va a interpretar con mayor sabiduría lo que uno contempla desde afuera.