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Garantizar la seguridad de los niños ante la tecnología digital, pidió Francisco

“El reto al que nos enfrentamos es promover el acceso seguro de los menores a las tecnologías, garantizando al mismo tiempo su crecimiento sano y sereno, sin que sean objeto de violencia criminal inaceptable ni de influencias gravemente perjudiciales para la integridad de su cuerpo y de su espíritu”, pidió esta mañana el papa Francisco al recibir a los participantes en el Encuentro internacional que se celebra en la Ciudad del Vaticano para “Promover la dignidad digital del niño – Del concepto a la acción”.

 

El Encuentro internacional de dos días, 14 y 15 de noviembre, se celebra en la Casina Pío IV del Vaticano, y cuenta con más de ochenta participantes, representantes de organizaciones internacionales, organizaciones no gubernamentales, empresas tecnológicas como Microsoft, Apple, Amazon, Facebook, políticos, juristas y líderes religiosos, que se han fijado como objetivo llamar la atención sobre los problemas y proponer y apoyar iniciativas y acciones concretas, con la adopción final de una Declaración Conjunta, y entre los cuales se destaca la presencia de la Reina Silvia de Suecia.

 

Al inaugurar este Encuentro internacional el Santo Padre dirigió un amplio discurso que comenzó con su agradecimiento a su alteza el jeque Saif Bin Zayed al Nahyan y al padre Federico Lombardi por las amables palabras iniciales de saludo y presentación.

 

Y tras destacar la importancia de los temas que se tratarán, el pontífice manifestó su complacencia por el camino emprendido que ha continuado con otras iniciativas, incluida la Conferencia interreligiosa de Abu Dhabi de hace un año, y que ahora se está relanzando con este Encuentro. A lo que añadió:

 

“La Iglesia Católica en las últimas décadas, como resultado de las dramáticas experiencias vividas en su cuerpo, alcanzó una viva conciencia de la gravedad de los abusos sexuales contra menores y de sus consecuencias, del sufrimiento que causan, de la urgencia de curar las heridas, de combatir estos crímenes con la máxima determinación y de desarrollar una prevención eficaz”.

 

Tras recordar que según estudios fiables, la edad media de acceso a la pornografía por primera vez es actualmente de 11 años y tiende a descender aún más, lo que no es aceptable en absoluto, el pontífice afirmó que aunque los padres son los principales responsables de la educación de sus hijos, cabe señalar que, a pesar de la buena voluntad, ahora les resulta cada vez más difícil controlar el uso de los aparatos electrónicos por parte de sus hijos. De ahí que la industria deba cooperar con los padres en su responsabilidad educativa.

 

“El crecimiento seguro y sano de la juventud es el noble propósito por el que vale la pena trabajar y vale mucho más que el mero beneficio económico obtenido incluso con el riesgo de perjudicar a los jóvenes”.

 

En un mundo como el nuestro, en el que las fronteras entre los Estados se ven continuamente superadas por la dinámica creada por los desarrollos digitales, nuestros esfuerzos deben tomar la dimensión de un movimiento global que una los más nobles compromisos de la familia humana y de las instituciones internacionales para la protección de la dignidad de los menores y de cada persona.

 

Se trata de un reto difícil –prosiguió Francisco – que nos plantea nuevas preguntas: “¿Cómo defender la dignidad de la persona y del niño en la era digital, cuando la vida y la identidad de la persona están indisolublemente ligadas a los datos que la identifican y de los que nuevas formas de poder intentan tomar posesión constantemente? ¿Cómo podemos formular principios y necesidades que deben ser respetados por todos en el mundo digital globalizado?”

 

Se trata -respondió el papa Francisco– de preguntas que nos exigen una profunda solidaridad con todos los que trabajan paciente e inteligentemente por esta causa en el mundo de las relaciones y las normas internacionales.

 

“La creatividad y la inteligencia del hombre son maravillosas, pero deben ser dirigidas en la dirección positiva del bien integral de la persona a lo largo de toda su vida, desde la infancia. Todo educador, todo padre de familia lo sabe muy bien y debe ser ayudado y apoyado en su servicio por el compromiso concertado de una nueva alianza de todas las instituciones y fuerzas educativas”.

 

Por último, afirmó: “Queremos desterrar de la faz de la tierra la violencia y todo tipo de abusos contra los menores. Mirémoslos a los ojos: son sus hijas y sus hijos, debemos amarlos como obras maestras e hijos de Dios. Tienen derecho a una buena vida. Tenemos el deber de hacer todo lo posible para que la tengan”.