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Fue ultrajado el Monumento a La Biblia

El flamante Monumento a La Biblia inaugurado la semana pasada en Plaza Sáenz Peña sufrió un hecho vandálico, repudiable y/o condenable por todo aquel que respete la libertad de culto o religión y que por ende, se ajusta a Derecho, respetando la Constitución de la Nación Argentina.

Crueles desalmados que seguramente pugnan desde las sombras, escudados en el anonimato, a que prevalezca la anarquía, ultrajaron la obra con pintura negra y dejando hiriente frase en uno de los bancos adyacentes.

El atroz hecho, condenado por gran parte de los paranaenses que pasan a diario por ese paseo, tuvo por refrenda una execrable y preocupante advertencia: “Basta de símbolos religiosos en espacios públicos”, versa en un banquillo lindero al Monumento.

Tal cual lo sucedido durante el Encuentro Nacional de Mujeres, con patéticos sucesos registrados en la capital entrerriana durante una tarde/noche infausta en la cual un centenar de inadaptadas, acompañadas por algunos hombres, pintaron la ciudad con expresiones insultantes, dañando innumerables frentes de viviendas e instituciones como atacando diversos monumentos, ahora el ataque es contra un sencillo Monolito que se alza a pocos metros de una de las esquinas de Plaza Sáenz Peña.

El mismo fue inaugurado el sábado 23 con presencia de autoridades civiles, militares, y representantes de distintas religiones. Nada hacía esperar que a los pocos días, inadaptados consumen tan abominable  ocurrencia, plena de odio e irreverencia.

Obviamente, mientras se sustancian las diligencias policiales y/o legales pertinentes, por ahora no hay culpables ni nadie se adjudica el atentado perpetrado. Claro que, por la ubicación del mismo, reiteramos a no más de cuarta cuadra de una arteria híper transitada, ello deberá exigir una urgente revisión por parte de la policía que deberá preservar la integridad de ese sector con mayor celo y asimismo es un llamado de atención para los responsables de templos que de aquí en más se verán obligados a requerir custodia permanente ante la inminente posibilidad de nuevas violaciones.