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Francisco y una carta a los argentinos que habla por sí sola

Con su respuesta a la carta que le habían hecho llegar dirigentes de distintas corrientes políticas, religiosas e ideológicas, el papa Francisco ratifica su convicción de que las formas, aun las que siguen la vías informales, son tan importantes como el contenido. Y que pueden ser el camino para empezar a superar las divisiones que separan a los argentinos.

 

Francisco resalta particularmente el hecho de que figuras de tan diversas posiciones – María Eugenia Vidal , Juan Grabois, Sergio Massa , Gabriela Michetti , Roberto Baradel y Eugenio Raúl Zaffaroni , entre otros- se unieran al menos para transmitir un mensaje y aspiraciones en común. Revaloriza ese gesto, más que las palabras y el mensaje que recibió al cumplir cinco años del inicio de su pontificado.

 

Y también acusa recibo, favorablemente, del mensaje que le transmitió ese mismo día el presidente Mauricio Macri, al destacar “el respetuoso saludo de las autoridades”.

 

El texto -enviado por Francisco al presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea, y dirigido a “las argentinas y argentinos que me expresaron su cercanía”- sobrevuela la actualidad política. No habla de la controversia en torno del aborto, pero pide a todos “hacer su aporte en la defensa de la vida y de la justicia”, y hace referencia, también, a la necesidad de mejorar el mundo con el trabajo, una alusión al crecimiento del desempleo que denunciaron los obispos y un modo de confirmar su cercanía con los más débiles.

 

El Papa transmite que el gesto que unió a opositores y oficialistas lo “conmueve”. Permite mostrar que “no es imposible encontrar razones para encontrarse” y constituye la prueba palpable de una de sus máximas predilectas: “la unidad es superior al conflicto”. Se trata de un principio que plasmó en la exhortación Evangelii Gaudium, pero que Jorge Bergoglio aplicó mucho antes en toda su actuación pública, como sacerdote y como obispo, al llamar a no ignorar los conflictos pero al mismo tiempo evitar quedar atrapados ni detenidos en esa coyuntura conflictiva.

 

No hace Francisco en la carta ninguna referencia a una posible visita al país. Ratifica, así, que los caminos para buscar el encuentro y las coincidencias entre los argentinos son para él mucho más importantes que trazar un cronograma de viajes pastorales. Da una señal de que estos gestos de unidad son los que él espera, pero evita cuidadosamente ponerlo como una condición explícita para volver a pisar nuestras calles.

 

El Papa se empeña en no dejar dudas de su amor “grande e intenso” por la patria argentina. Utiliza la figura del pueblo, otra de sus debilidades pastorales, y se anima a una autocrítica: pide perdón a los que “puedan sentirse ofendidos” por alguno de sus gestos.

 

En la Iglesia argentina posiblemente se eviten comentarios, para que “la carta pueda hablar por sí sola”, según confiaron voceros del Episcopado. Entre los impulsores de la carta enviada al Papa, en la que tuvo especial participación el dirigente social Grabois, se insistía en las últimas horas en quitarle una intencionalidad política al mensaje. “La carta surgió de la iniciativa de un grupo de personas que quiere, valora y admira a Francisco, que pensamos que su figura es tratada injustamente por algunos sectores en la Argentina y que queríamos felicitarlo por su aniversario, nada más y nada menos que eso”. Una base que permitió a Francisco volver a conectarse con su tierra.