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Feroz crítica al Gobierno de Macri en el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia

El 41° aniversario del inicio del Golpe de Estado de 1976, considerado como el comienzo de “la noche más oscura” de la historia argentina hasta la recuperación de la democracia, fue recordado hoy con multitudinarios actos, movilizaciones y actividades que tuvieron como escenario central la Plaza de Mayo y en los que predominó un marcado tono opositor al gobierno de Mauricio Macri.

 

La Plaza fue epicentro de los tres actos más importantes en la Ciudad. Otra vez, con algunas diferencias importantes, particularmente en torno a la figura del exjefe del Ejército César Milani y por el renovado enfrentamiento entre las titulares de Madres, Hebe de Bonafini, y Abuelas, Estela de Carlotto. Las tres manifestaciones, que se sucedieron durante la tarde, sí coincidieron y mucho en las durísimas críticas a Macri, la reivindicación de que los desaparecidos son 30.000 -una polémica que el Gobierno parece querer reforzar- y el apoyo a los reclamos gremiales, en particular el de los docentes.

 

El documento leído en el que se convirtió en el acto central, que reunió a numerosos organismos de derechos humanos -encabezados por Abuelas e Hijos- y agrupaciones mayoritariamente kirchneristas, tuvo un marcado tono K: señaló “enormes retrocesos en derechos humanos” y elogió las políticas ´que impulsaron Néstor y Cristina Kirchner. Por tramos, el discurso fue interrumpido por cánticos entre los manifestantes: “Macri, basura, vos sos la dictadura” y el kirchnerista “Vamos a volver”, que fueron coreados también por algunos de los dirigentes sociales que estaban sobre el escenario.

 

La Argentina “del gobierno antipopular de Mauricio Macri” sufre “enormes retrocesos en materia de derechos humanos (…) miseria planificada (…) persecución política (…) represión y el encarcelamiento de militantes, la pérdida de la soberanía política y económica”, afirma el documento que consensuaron distintas organizaciones que se turnaron en la lectura, que arrancó puntualmente a las 16.

 

El texto, en el que por lo menos dos veces se reclama la “libertad a Milagro Sala”, exige además que “nadie puede negar el número de víctimas: son 30.000” y remarca al respecto: “Repudiamos toda opresión negacionista”. De hecho, acusa a Macri de “cobijar funcionarios negacionistas”. Contra esa descripción, el texto elogia las políticas de derechos humanos de Néstor y Cristina Kirchner, en particular la derogación y nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y los indultos. Defiende además “la Patria Grande”, cuestiona “el golpe (en Brasil) contra Dilma Roussef” y “los intentos por derrocar a Nicolás Maduro” en Venezuela.

 

Entre los reclamos sí vinculados a la dictadura que gobernó de facto la Argentina entre 1976 y 1983, el documento carga además contra los medios masivos de comunicación que, plantea el texto, durante la dictadura “organizaban la mentira desde las oficinas de Clarín, La Nación, La Nueva Provincia o la Editorial Atlántida, entre tantos otros”, y contra numerosas empresas privadas a las que acusa de haber sido “empresarios del terrorismo de Estado” que junto con “la cúpula de la Iglesia, la Embajada de Estados Unidos” y otros grupos “integraron el sector civil de la dictadura” y “deben ser juzgados”.

 

Mientras la lectura aún estaba terminando, Bonafini arrancó con su propio acto en otra parte de la Plaza, con un discurso también marcadamente antimacrista en el que volvió a reivindicar a las Madres como una agrupación heredera de la política “nacional y popular” que les legaron “Néstor y Cristina” y en el que, además, le dio otra vuelta de tuerca a su renovado enfrentamiento con Carlotto.

 

Por último, y ordenadamente, entró a la Plaza la multitudinaria manifestación que reunió principalmente a agrupaciones de izquierda con otros organismos de derechos humanos, entre los que se destacaban Madres Línea Fundadora y la Correpi (Comisión contra la Represión Policial e Institucional). Otra vez, se reiteraron las consignas contra el Gobierno de Macri, con un muy claro apoyo a los reclamos sociales, en particular al de los docentes de todo el país. El matiz estuvo dado por los carteles que pedían cárcel para Milani, un tema que aparentemente marcó la principal diferencia que impidió la unificación de los dos actos más masivos.

 

Al igual que en la ciudad de Buenos Aires, en el interior del país se realizan también diferentes actos y movilizaciones convocados por organizaciones de derechos humanos, políticas y sociales.