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Feliz Día a todas las Madres

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Mamá, palabra tan pequeña y que enclaustra tantos sentimientos. Mamá, palabra mágica que suele conmovernos, enternecernos. Mamá, análogo de calidez, protección, custodia, auxilio, consuelo, educación, formación, ejemplo, comprensión, paciencia. Mamá, sinónimo de AMOR y FE.

 

Hoy, en este día tan especial, deseo agradecer a Dios por la extraordinaria madre que me trajo al mundo y colmó de cariño hasta hace tan solo dos meses cuando su partida nos dejó un hueco, un vacío del cual cuesta recuperarse.

 

Gracias Dios por la noble mamá y admirable esposa que me dio cuatro hijos adorables, y en estas palabras vaya implícita mi admiración por esas madres que son capaces de ofrendar su descanso, su recreación, tiempos de trabajo o estudio, y hasta arriesgan salud psicofísica priorizando de manera permanente a sus hijos.

 

Gracias Dios por el temple que les concedes a esas madres que llevan durante 9 meses los críos en sus vientres.

Gracias Dios por la valentía que demuestran el día que alumbran sus chiquillos en un acto repleto de amor y abnegación.

 

Gracias Dios por la perseverancia espiritual que les transmites a la hora de postergar sus necesidades y ofrendar sus vidas por alimentar, amparar a los bebés indefensos.

Gracias Dios por el coraje que les irradias para que cuiden con celo el sano crecimiento integral de los pequeños.

 

Gracias a Dios, hay MUCHAS madres que desde el primer segundo de vida de sus bebitos y hasta que se hacen hombres, VELAN de modo constante porque NADA les falte, pero esencialmente, son usinas ejemplares de valores morales plenos de decencia.

 

Gracias a Dios por sembrar en tantas mamás esa pujanza por propender constantemente a resguardar la integridad de sus hijos más allá de los tiempos controvertidos que hoy estremecen la moral, las buenas costumbres, los buenos hábitos.

 

Gracias a Dios precisamente porque haya MUCHAS madres que irradian fe en Él y la inculcan a sus retoños, en especial ante el dolor, la aflicción, la enfermedad, la tristeza, la desesperanza.

 

Gracias a Dios por iluminar las vidas de tantas madres que saben enseñar a dar, a compartir, a escuchar, a comprender, a interpretar, a alentar, a corregir.

Gracias a Dios porque, más allá de haber tantas madres peculiares, existen mamás ejemplares que son guías paradigmáticas perennemente.

 

Gracias a Dios por aquellas mamás del corazón, que por distintas vicisitudes no lograron llevar en sus pancitas a bebés, ni procrear, pero han sido, son y serán mamás tan o más virtuosas que aquellas que sí tuvieron ese don divino.

En definitiva, GRACIAS DIOS por habernos otorgado a los HOMBRES, la bellísima posibilidad de gozar a través de nuestras madres el conocer a verdaderos ÁNGELES en la Tierra.