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Faltan zapatillas de básquet: CABB debería ocuparse

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Si bien conocemos a ex jugadores de Liga y/o de diferentes plazas del básquet argentino que importan prendas y zapatillas sin ningún tipo de inconveniente, pero luego las venden cash o como máximo en dos cuotas, las casas de deporte de la Argentina tienen enormes dificultades para “stockearse” con calzado de básquet. Dicen que el “Efecto Moreno” causa enorme perjuicio pero también padres y sobre todo pequeños y jóvenes basquetbolistas se ven seriamente damnificados.

 

El Gobierno se propuso frenar la huida de divisas al exterior y equilibrar la balanza comercial, además de impulsar el desarrollo de la industria nacional. Pero en la práctica, con las restricciones a las importaciones el mercado comienza a trastabillar, porque no llegan –o llegan a muy alto costo– componentes, insumos o productos terminados que acá no encuentran reemplazo.

 

Las compras en el exterior a través de páginas web se han convertido en una salida para muchos que no consiguen productos en el mercado local.

 

Por envío postal se pueden traer objetos sin pagar impuestos por un monto no mayor a los 25 dólares. Si el valor es superior, se paga un tributo que equivale al 50 por ciento del excedente. La del correo es la vía más recomendable.

 

Las empresas de envío internacional permiten el ingreso de hasta 50 kilos de mercadería y que no supere los mil dólares. Algunas cobran hasta 60 dólares del llamado “corte de guía” (papel con el que se retira), y a veces hay que pagar almacenamiento.

 

Algunos objetos requieren la intervención de organismos de control y pueden quedar trabados. Las cosas que vienen por Courier, bajo el régimen de importación general, tienen más controles que las que llegan por envío postal.

 

Calzados y prendas de básquet tienen hoy por hoy en el mercado de Liga sus “representantes”, en la mayoría de casos ex jugadores, algunos de, otrora, enorme prestigio y muy queridos en el ambiente. Obviamente súper confiables.

 

Algo similar ocurre en las provincias, con ex deportistas, hasta en algunos casos, actuales entrenadores, que se adentraron en el mercado importador “minorista” y hoy ofrecen muy buenos productos aunque con dos dificultades: el tiempo de adquisición y la forma de pago.

 

No es lo mismo ir a una casa de deportes y adquirir un calzado o remera o buzo y abonarla con tarjeta de crédito, llevarla de inmediato y contar con ese plazo de pagos.

 

Los importadores, más allá de sus equipamientos de indiscutible calidad y hasta de confiar en sus clientes otorgando dos cuotas, no ofrecen, más allá de remeras, shorts o buzos, calzado en forma inmediata. Deben elevar pedido, abonar una entrega, y esperar el tiempo prudencial que va de 15 días mínimo a 45 días máximo.

 

Por ende, suele suceder, entre los chicos de 12 a 19 años que, en ese mismo lapso de espera sus pies crecen y cuando llega la zapatilla les queda chica o incómoda.

 

Pero está el ejemplo cabal relacionado a ello de pibes que sufren hasta lesiones por no contar con el calzado ideal a tiempo.

 

La gestión de los importadores es muy útil e innovadora. Una alternativa muy beneficiosa. Sin embargo, es un derecho inalienable el poder concurrir a un comercio local y conseguir zapatillas de marcas importantes sin tantas restricciones.

 

Está en juego la salud de niños, adolescentes y jóvenes que generalmente gastan entre dos a tres pares de calzados por año, o no solo los desgastan sino que, como ya lo expresamos, aumentan su número de modo vertiginoso, acorde al crecimiento de la talla.

 

Es imprescindible entonces que desde Asociaciones y Federaciones se eleven notas de preocupación, evidenciando desvelo por la coyuntura, para que la Confederación Argentina presente ante el Gobierno nacional una misiva en la cual se describa la problemática.

 

En una recorrida por las casas de deporte de Paraná y Santa Fe pudimos apreciar que la faltante de zapatillas de básquet es grave y por lo que pudimos recabar en diferentes ciudades del país, vía Redes Sociales, sucede lo mismo y los insultos a Guillermo Moreno son de calibre variado.

 

¿Qué se espera? ¿No llegó el momento de exponer debidamente a las autoridades gubernamentales que el básquet ha tributado a la Argentina las más gratas y constantes alegrías deportivas en la última década? Por ende, al Derecho privativo de cada habitante, se le suma una prerrogativa contundente, un fundamento irrefutable para flexibilizar ésta providencia aduanera.

 

Estamos convencidos que Moreno debe tener sobre su mesa cientos de pedimentos con sus argumentos respectivos ligados a diferentes rubros, pero consideramos que sería estupendo un diligenciamiento oficial/formal en pos de destrabar la operatoria que condiciona a una de las plazas basquetbolísticas mundiales de mayor prestigio.