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Falleció Sergio Carlín

ESPECIAL (por Francisco Pancho Calderón).- Desde Basavilbaso surgió una infausta información: a los 63 años de edad, el militante peronista y ex secretario de Gobierno de Basavilbaso, Sergio Carlín, falleció a raíz de un infarto masivo sufrido en un hotel de Italia en el que se hospedaba junto a su esposa Zuny, su hermano Miguel Augusto, y amigos.

 

Según informó FM Riel, “se había excusado de salir del hotel, donde se encontraba hospedado, porque quería descansar. Unas horas después que su esposa y su hermano terminaron una excursión regresaron al hotel y se encontraron con el tremendo e inesperado cuadro. La noticia llegó a Basavilbaso unos treinta minutos después, y fue recibida por uno de los hijos”.

 

La sorpresiva muerte causa profunda consternación en toda la provincia ya que se trata de una de las figuras más conocidas de la política entrerriana.

 

De avasallante personalidad, vehemente, agudo, incisivo, polémico en sus conceptos, no exento de sagacidad y alto nivel intelectual, Sergio fue un dirigente-militante-funcionario con alto carisma.

 

Me unió a él la pasión mutua por el básquet. Su sapiencia aquilatada en la juventud dirigiendo equipos de la Costa del Uruguay, permitió abordar jugosas charlas en las que no faltó la discrepancia, la disidencia, la discusión en la que ambos defendíamos “a muerte” convicciones propias.

 

No faltaban en esas riquísimas charlas anécdotas sobre la militancia peronista, en especial de las épocas de la “Resistencia”, siendo -como lo fue mi padre en otra época- uno de los formadores políticos de mayor predicamento en los ’80.

 

Recordándolo como funcionario, jamás dejó de ejercer su tarea con la misma fogosidad, con el mismo ímpetu con los cuales defendía sus ideas, sus puntos de vista, caracterizándose por la firmeza y frontalidad en el obrar.

 

El tiempo, la vida misma, quiso que luego de un tiempo sin vernos asiduamente, su hijo Augusto pase a ser una especie de “protegido” o “ahijado” en el Equipo de Tribuna Deportiva, en LT 14 Fue un placer conocerlo, compartir amenos ratos con el pibe y tratar de ayudarlo en su crecimiento como nuevo periodista.

 

Sin embargo, malos entendidos, dimes y diretes de un ámbito muy especial, produjeron que con el tiempo la relación sufra un paréntesis y Augusto, paulatinamente se dedique a otra esfera periodística (creó un sitio web). Así, con Sergio nos dejemos de frecuentar a raíz de malas interpretaciones propias de un ambiente profesional controvertido, y como por consecuencia de esa característica personal que define rasgos en lo inherente a los principios que movilizan nuestra idiosincrasia.

 

Esa actitud combativa, contestataria, sanguínea, y hasta por momento controversial que nos distingue, imposibilitó la pausa para la reflexión y el hallar espacio para esclarecer una coyuntura evidentemente mal narrada.

 

El tiempo ayudó a mitigar la tristeza por la fractura, y los encuentros en distintas esferas de la ciudad al menos sirvieron para tener el consuelo de un apretón de manos franco, sincero, mirándose a los ojos, como DEBE SER.

 

Pero el tiempo, sin embargo, no logró unirnos otra vez en esas conversaciones a puro básquet que supe disfrutar, más allá de los encarnados, acalorados cruces de ideas. Quiera Dios que lo acoja en su seno, y su Familia, en especial el querido Augusto, hallen serena resignación ante semejante pérdida. Hasta siempre Compañero. El buen recuerdo, la nostalgia, y -en parte- la admiración, se mantendrán inalterables.